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Estadía de Juárez en Colima


Bajo este árbol descansó Benito Juárez a su llegada a la capital del estado el 25 de marzo de 1858 (izquierda); el salatón desapareció, y en su lugar se colocó una glorieta con su efigie (derecha).

Mario CASTILLO DERBEZ

Domingo 21 de Octubre de 2018 9:39 am

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El 25 de marzo de 1858, el Benemérito de las Américas entró a Colima, después de haber sido nombrado en Guanajuato, tan sólo un par de meses antes, Presidente de la República, donde figuraba su huida de la persecución de los conservadores.


LA vida política de México del Siglo XIX registró grandes acontecimientos que involucraron de manera importante a Colima, en especial durante la Guerra de Reforma (1858-1861), también conocida como Guerra de los Tres Años. Uno de los hechos relevantes es la estadía de Don Benito Juárez en nuestro estado, cuando con su gobierno itinerante permaneció 13 días en tierras colimenses.

El 25 de marzo de 1858, el Benemérito de las Américas entró a Colima, después de haber sido nombrado en Guanajuato, tan sólo un par de meses antes, Presidente de la República, donde figuraba su huida de la persecución de los conservadores. Para que Juárez pudiera llegar a Colima, tuvo que pasar una serie de inconvenientes que casi le cuestan la vida.

Su trayecto comenzó cuando salió de la cárcel –fue aprehendido por Ignacio Comonfort debido a su oposición al gobierno conservador de Félix Zuloaga– para inmediatamente trasladarse a Querétaro, a donde llegó el 17 de enero de 1858; dos días después arribó a Guanajuato, donde permaneció hasta mediados de febrero, para posteriormente comenzar su viaje a la ciudad de Guadalajara.

LLEGADA A COLIMA

Un mes duró su travesía para llegar a Jalisco, pero la serenidad de su viaje terminó abruptamente cuando estuvo a punto de morir fusilado por las armas de los conservadores de Guadalajara, comandados por el general Antonio Landa. Después fue sitiado en Santa Anna Acatlán –hoy Acatlán de Juárez–, donde toda la comitiva pudo escapar gracias a la valentía de los pobladores al defender al Presidente. Tras ese evento, Juárez tomó la ruta del Camino Real de Colima, en esta capital estuvo unos días y después se dirigió al puerto de Manzanillo para desplazarse a Panamá.

Según el libro Colima en la Historia de México, de Ismael Aguayo Figueroa, fue el 24 de marzo cuando el presidente Juárez, acompañado de Melchor Ocampo, jefe del Gabinete; del general Santos Degollado; de Benito Gómez Farías, quien era oficial mayor del Ministerio de Relaciones; y del jefe de su escolta, el general Francisco Iniestra, quien tenía a su cargo un centenar de hombres, llegaron a la comunidad de Tonila, en Jalisco.

Sólo un día permanecieron en este sitio, ya que a las primeras horas de la madrugada, toda la comitiva se puso en camino a Colima, a donde llegaron por la tarde.

Según las crónicas de historiadores de nuestro estado, al entrar a la ciudad de Colima, Benito Juárez descansó, junto con sus acompañantes, a la sombra de un enorme árbol, especie conocida como Salate. Años después, fue reconocido este acontecimiento como legítimo, nombrando al árbol y el lugar donde éste se ubicaba, Salatón de Juárez. Desafortunadamente, el árbol desapareció en 1966 y en su lugar se encuentra la glorieta con la efigie de Juárez.

SEDE DEL GOBIERNO

Cuando Juárez se encuentra en Colima, el gobernador Ricardo Palacio, junto con el presidente del Congreso, Ramón R. de la Vega, le entregaron las llaves de la ciudad, para posteriormente alojarlo en la casa de dos plantas ubicada en la calle 5 de mayo #36, en el centro de la capital. La propiedad perteneció al primer gobernador de Colima, Manuel Álvarez, y con Juárez como huésped se convirtió, por unos días, en la residencia oficial del Presidente de la República.

Al día siguiente, Benito Juárez se instaló formalmente en el Palacio de Gobierno, que desde ese momento pasó a ser el Palacio Nacional.

En Colima, Juárez conoció al escritor, poeta, impresor y escultor Filomeno Medina, destacado masón de la época, quien a su vez fue el primer Juez del Registro Civil, por lo que éste le expuso al Presidente su método de control de nacimientos y estados civiles de los colimenses, iniciativa que le agradó a Juárez, de tal manera que tiempo después creó un Registro Civil en Veracruz, con el modelo colimense.

A Juárez le llegaron malas noticias mientras estaba en Colima. El secretario de Guerra y Marina, Anastasio Parrodi, se fue al bando conservador, por lo que el Presidente nombra a Santos Degollado como Jefe de las Fuerzas Armadas del Ejército Republicano, quien acoge el nombramiento con patriotismo, pues no implicaba hombres, armas ni recursos financieros.

Ante el ambiente tenso por la declinación de Parrodi, Juárez sabía que tenía que abandonar la ciudad, ya que peligraba por el posible arribo de alguna partida conservadora a tierras colimenses. La decisión la tomó cuando recibió una carta del gobernador de Veracruz, en la que le ofrecía asilo y protección en esa entidad, por lo que Juárez tomó el camino a Manzanillo, para llegar por mar al puerto veracruzano.

Antes de partir de Colima, el Presidente decidió que Santos Degollado permaneciera aquí, para reorganizar el escueto Ejército Liberal que tenía a su mando, por lo que el 7 de abril expidió un decreto, concediéndole amplias facultades en las materia hacendaria y militar. El mandato se transcribe textualmente:

“1.- Queda nombrado General en Jefe el Exmo. Sr. Don Santos Degollado, facultado ampliamente en su ramo de guerra para hacer cuando estime necesario al restablecimiento de la paz y al sostenimiento de las instituciones.

“2.- Queda asimismo ampliamente facultado en el ramo de Hacienda.

“3.- Queda igualmente facultado en los demás ramos por sólo lo estrictamente relativo al buen desempeño de los ramos principales que le encomienden”.

LA PARTIDA

Esa fue la última disposición presidencial de Juárez en la capital colimense. Partió a Manzanillo el 8 de abril de 1858, para continuar su largo trayecto al puerto de Veracruz.

El presidente Juárez salió por el rumbo de Coquimatlán, siguió río abajo hasta llegar a Cuyutlán, donde permaneció dos días. El recorrido debió ser muy difícil, debido a la espesa vegetación de la región. Los relatos afirman que las dificultades para llegar fueron muchas, soportando todo tipo de bichos, como serpientes y nubes de zancudos.

El 11 de abril por fin llegó al puerto de Manzanillo, donde abordó el barco John L. Stiffens, que lo llevó a Panamá, arribando a Centroamérica el 18 del mismo mes, para cruzar el país por tren y llegar al Atlántico, en busca de otra embarcación que los trasladara a Nueva Orleans, después a La Habana y, finalmente, al puerto de Veracruz.

Hoy, la casa que habitó Juárez y que fue en su momento la residencia oficial del Presidente de la República, está abandona, aun cuando se trata de un inmueble fundamental en la historia de Colima y de México.

Mario Alberto CASTILLO DERBEZ



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