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Medicina alternativa



PATRICIA MENDOZA ROMERO*

De dolores a dolores


Sábado 07 de Julio de 2018 9:27 am


LOS dolores son parte de la vida, dicen por ahí. Y no es muy profunda la frase al contrastarla con nuestras historias personales. ¿Quién de nosotros se ha subido a un árbol cuando niño y experimentó la dicha de la vida, gratificante y aventurera, de retar los límites de las capacidades infantiles y en ello le sorprendió un buen porrazo? Antes que el susto o regaño de mamá, llegó el dolor. Sin avisar, la punzada intensa en la probable zona del golpe, un morete y hasta una fractura o herida.

Quizás el dolor, al ser parte de nuestra vida diaria, se ha minimizado, obviado o hasta visto como algo normal para nosotros. Y vaya que hay de dolores a dolores, ni qué decir de los dolores de cabeza que dan los malos amores juveniles o maduros, o dolores provenientes de grandes fracasos profesionales o empresariales. Claro que sí, hay de dolores a dolores, y aunque parezca simplista, cada uno de ellos reporta un efecto en nuestro estado de salud, en la calidad de vida que gozamos.

No está en discusión que si se tiene la opción de vivir libre de dolores o males, se prefiera elegir vivir sin ellos. Aunque habrá más de alguna persona que ya los hicieron suyos, parte de su estilo de vida y, por qué no, hasta una manera de autochantaje e instrumento de manipulación de relaciones amorosas o familiares, lo que se vuelve delicado, por la normalización del dolor en la vida. No estamos para vivir como masoquistas, no al menos en el concepto de salud integral que se aborda desde mi experiencia profesional.

Por ello, aunque el dolor tenga diversidad de experiencias, es necesario considerarlo puntualmente, no menospreciarlo. El dolor dice mucho más allá de lo aparente. Tiene todo un cuadro clínico, pero también psicoemocial. Y la manera de tratarlo está directamente vinculada con la causa, pero también con efectos colaterales del tratamiento.

En ciertas ocasiones, he tratado pacientes que mencionan la existencia del dolor como parte permanente de su recuperación y en otros casos como secuela de susodicha recuperación. Cualquiera que sea el caso, estar dispuestos a tener otras vías de tratamiento ahora exclusivamente del dolor o a la par de la afectación que lo origina es muy alentador, principalmente por la calidad de vida que se busca. Y no caer en la simpleza de que es algo junto con pegado, por ponerlo en palabras comunes.

Hay de dolores a dolores. El doctor Ferdinand Huneke aborda la clasificación de causas, tipos y consecuencias de dolores (estos aspectos los revisaré con amplitud en la segunda parte de este artículo) expresándola de la siguiente manera:

Causas somático- viscerales. Dolor que afecta a zonas muy superficiales, a las que llegan muchos nervios y se puede localizar perfectamente su situación. Puede ser causado por estímulos químicos (quemaduras) o mecánicos (golpes) en músculos, tendones, huesos, etcétera. Dolor visceral es el que afecta a zonas profundas y no se localiza tan bien, pudiendo “reflejarse” en diferentes lugares alejados del sitio donde se origina el dolor.

Causa neuropático. Causado por la alteración del sistema nervioso. Suele ser un dolor de gran intensidad, que los pacientes definen a veces como calambres o quemante. Es muy resistente a los tratamientos habituales y suele necesitar dosis altas de medicación o incluso medicinas especiales, como las que se usan para los ataques epilépticos.

Causa psicogénico. Ocurre cuando el paciente describe problemas psicológicos como ansiedad o depresión en términos de daño tisular, verbalmente o a través de su comportamiento. Si bien el daño puede o pudo existir, el problema central es la amplificación y distorsión de esos impulsos periféricos por el estado psicológico.

Tipo dolor agudo. Aquel causado por estímulos nocivos desencadenados por heridas o enfermedades de la piel, estructuras somáticas profundas o vísceras. También puede deberse a una función anormal de músculos o vísceras que no necesariamente produce daño tisular efectivo, aun cuando su prolongación podría hacerlo.

Tipo dolor crónico. La persistencia del estímulo, de la enfermedad, o de ciertas condiciones fisiopatológicas, puede conducir al establecimiento de un dolor crónico. Bonica lo define como aquel dolor que persiste por más de un mes después del curso habitual de una enfermedad aguda o del tiempo razonable para que sane una herida, o aquel asociado a un proceso patológico crónico que causa dolor continuo o recurrente.

En mi experiencia profesional, tengo casos de tratamiento para dolor con resultados excelentes en pacientes que han tenido dolores crónicos diversos por largos años, aplicando un tratamiento sobre el sistema nervioso vegetativo, facilitando los mecanismos de autocuración, para que él busque su propio orden individual e irrepetible, mediante estímulos inespecíficos en puntos específicos.


*Especialista en acupuntura y herbolaria. Tel: 3121334989/3123116250


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