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MOMENTOS



EVA ADRIANA SOTO FERNIZA

Cuando lo urgente desplaza a lo importante


Sábado 07 de Julio de 2018 9:32 am


SI uno se pone a jerarquizar las cosas de la vida, acaba reuniendo muchas que son importantes y el menor número lo ocuparían las urgentes. Pero aquí la cantidad no es decisiva; lo que urge es lo que llama nuestra atención y nos mueve a resolverlo en primera instancia. Estamos entrando en una época que expertos y hombres de ciencia denominan como el Antropoceno (del griego anthropos, por humano, y cene, que significa nuevo o reciente), la edad de los humanos.

La mayoría de los científicos más avanzados, piensan que es real y da por terminada la que conocíamos hasta ahora como el Holoceno, que se inició hace 11 mil 700 años. Y no sólo se trata de una cuestión científica, ya que muchos creen necesario que el nombre de la época en que vivimos refleje lo que está ocurriendo en el planeta, ya que la Tierra está cambiando aceleradamente por la actividad humana.

En palabras del doctor Jan Zalasiewicz, de la Universidad de Leicester, Reino Unido, quien es uno de los principales defensores de la teoría Antropoceno: “Nuestro planeta ya no funciona de la manera que antes. La atmósfera, los océanos, el clima, los ecosistemas, todos están operando fuera de las normas del Holoceno. Esto sugiere que hemos cruzado la frontera de una época”. Y mientras esta teoría de un nuevo nombre para esta etapa de profundos cambios en la ecología del planeta es reconocida formalmente, hay botones que sirven muy bien como muestra, así que brevemente esbozaré dos de ellos.

En las afueras de la ciudad de Roma se encuentra el monte Testaccio; muchos de sus visitantes desconocen que la colina que domina el sitio es un antiguo vertedero de ánforas (testae) que datan del tiempo del imperio romano.

De esa manera, una pila enorme de trozos de terracota creó una montaña. Dos milenios después de la consolidación de este vertedero de ánforas, en 2014, los científicos hallaron en las playas de Hawái un nuevo tipo de “piedra”. El supuesto mineral estaba compuesto de arena, desechos orgánicos, roca volcánica y plástico derretido. Debido a su composición, los expertos propusieron un nombre que tuviera que ver con las basuras y desechos plásticos mezclados con otros materiales: plastiglomerado. Ahora bien, si la colina de ánforas rotas es un testimonio simbólico del comercio de aceite en la Época Clásica, la aparición del plastiglomerado será reconocido como el mineral del Antropoceno. Lo trascendente de estos vestigios viene a ser el que a diferencia del plástico flotante en el océano o rodando en las cunetas y arrojado en descampados de todo el mundo, la terracota es barro cocido y no supone un peligro para la flora y la fauna.

Ahora, en lugar de montañas de testae, los vertederos de la actualidad tratan de almacenar el plástico desechado, pero una gran parte acaba en el medio, a merced del viento y los cursos de agua, terminando la mayoría de las veces en el mar. Las bolsas de plástico de uso cotidiano tardan, en función del material usado, entre una década y un milenio en descomponerse.

La buena noticia, en este caso y en nuestro medio provinciano, tiene que ver con un hecho afortunado: la instalación en una de las tiendas Walmart, de nuestra ciudad, de una “caja ecológica”. En días pasados, al estar haciendo fila para pagar, la cajera, sacando medio cuerpo para que la viéramos, nos informó: “Aquí no damos bolsas de plástico, por si quieren pasar a otra caja”. Me quedé sorprendida y tardé un poco en asimilar la razón de aquello (el hábito de toda una vida); mientras el resto de la gente se iba hacia otras cajas, me ganó un gusto tal que felicité a la muchacha que estaba cobrando y de paso también al cerillito, que no hallaba qué hacer al escucharme decir con una sonrisota: “¡Están ayudando a salvar al planeta!”.

La encargada me comentó que mucha gente al ser avisada se retiraba a otras cajas y que otros hasta se molestaban, “son los menos quienes aceptan y hasta traen sus bolsas de tela”. Pero a pesar de ello, no dejo de alegrarme, ya que por fin estamos viendo que lo urgente está desplazando a lo importante, tanto, que en la tienda están ya por abrir una segunda “caja ecológica”.


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