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Recuerdos



JULIO IGNACIO MARTÍNEZ DE LA ROSA


Sábado 07 de Julio de 2018 9:32 am


EN la tierra del Mundial de futbol de 2018, allá donde una vez más perdió el equipo de la FMF, se gestó la primera gran revolución violenta e importante de la historia moderna. La antigua Rusia fue sacudida durante años, y en el año 1917, entonces los bolcheviques arribaron al poder con Lenin al frente. A su muerte, Stalin lo suple y tuerce la revolución, exilia y mata hombres y mujeres que no pensaban como él o le rendían culto a la personalidad. Cosas de la historia.

La gente en bola, manda y decide. León Trotski, revolucionario ruso y luego soviético, en su historia de la revolución rusa decía algo así como que las revoluciones son la irrupción violenta de las masas en la definición de sus propios destinos. Desde luego, se refería a su mítica revolución, al ícono histórico y señal que a muchos los llevó a imitar o seguir esos caminos. Fue la guía y se le vio como el paso obligado en la historia. Imitar era ser revolucionario. Eso fue hace 101 años.

Borís Nikoláievich Yeltsin mató esa historia. De tajo, acabó con los sueños de muchos. Regresó a esos pueblos al opuesto modelo económico y los ingresó al neoliberalismo. La Rusia que hoy conocemos es esa, con ofertas de comida rápida y transnacional, ropa de marca extranjera, accesorios igualmente sujetos al precio internacional. Dicen las películas que hasta temibles mafias tienen. Su gobierno sigue siendo poderoso. Sólo ellos saben si viven satisfechos o algo les falta. 

Recuerdo que en los años de 1980, amigos soviéticos o cubanos me intercambiaban pantalones de mezclilla o ropa occidental, ellos me daban su amistad y largas pláticas de su historia y sus vivencias, y algunas palabras de su idioma. Me interesaban sus opiniones acerca de sus percepciones del mundo occidental y las de su tierra prometida. Mis amigos eran felices y me trasladaban algún dejo de su feliz estancia.

La lucha rusa que impuso la idea de organización soviética el siglo pasado, era algo así como dogma de fe en los grupos americanos que se esmeraban por hacer de sus países los ejemplos soviéticos o socialistas. La gran carga ideológica tenía las ideas de grandes pensadores que observaban y criticaban a la economía y la política. Marx aún pesa en la vida de algunos grupos en el planeta. Era un placer leer y discutir esos nuevos cánones y adaptarlos al contexto americano o nacional. Esos amigos rusos o ex soviéticos a veces se reían porque me decían que “México es otro mundo”, nada que ver con la vieja Rusia zarista. Aquí su estrategia debe ser diferente. Cosas de los tiempos, pues.

En América, Cuba fue algo así como el hermano mayor de las revoluciones violentas. Tenía la simpatía soviética y de América. Algunos países los reconocieron, Estados Unidos siempre se ha resistido. Nicaragua secundó y cuajó con su propia y particular lucha violenta, con sus comandantes y subcomandantes míticos y reveladores de una campaña publicitaria que en México fue secundada por el estatal canal 13 (hoy Azteca), especialmente Jorge Saldaña.

En tiempos cercanos a Nicaragua, por la vía pacífica, es decir, por medio de las elecciones donde el pueblo votó, países como Argentina y Chile llegaron a la llamada democracia, y Chile dijo que tendría un gobierno y un país socialista encabezado por Salvador Allende. El ejército chileno derrocó a ese gobierno triunfante e impuso su dictadura militar. Argentina sufrió lo mismo. En ambos países, miles de personas murieron, según dicen las noticias y las películas. Los políticos civiles fueron perseguidos. Miles huyeron al extranjero. Miles llegaron a México.

De esos migrantes sudamericanos, tuve amigos y maestros en la ENA. Algo les aprendimos. Intercambiamos vivencias que en el campo de las ciencias sociales y naturales marcaron nuestros rumbos. Era una especie de escuela de cuadros que ningún partido político mexicano la tiene, por eso la formación política de sus cuadros es deficiente, pues sólo está destinada a la grilla, sus objetivos sólo son llegar al poder y punto.

Qué gusto lo que pasó este 1 de julio en México, pero es otra historia.


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