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El Popo (todo es todo)



PETRONILO VÁZQUEZ VUELVAS


Viernes 13 de Julio de 2018 8:10 am


POR aquel rumboso barrio de La División vivía mi muy querido tío El Popo. Miguel López Vázquez era su nombre y apelativo, aunque nadie lo conocía como tal. La calle División es la que baja de La Cruz Gorda, cruzando la Manuel Álvarez, rumbo a San Isidro, en los límites de las ciudades conurbadas.

Era todo un personaje, atendía personalmente su establecimiento de venta de birria de chivo y los aromas provocaban la emblemia de la barriada. Muy temprano abría de par en par el zaguán de la casa y prendía la pequeña casetera para alegrar a barrio y comensales con las mejores y más destacadas producciones de Las Jilguerillas, Los Corraleros del Majagual y Las Hermanas Huerta. Era un hombre grandote, fortachón, de ojos zarcos, con sus inveterados huaraches de correa cruzada de baqueta.

Tenía siempre su pistola 38 súper atrás del mostrador, todo mundo lo sabía, pero hasta la autoridad le tenía respeto porque el hombre se daba a respetar. “El machetazo” se llamaba el establecimiento.

Con mucho esfuerzo, El Popo construyó una enramada campestre, bonita, al pie del río de Picachos, adelantito de Juluapan, era de horcones y zacate, con más o menos todo lo necesario para estar a gusto; una hamaca entres dos horcones era su orgullo. Muchas veces asistimos a departir con él.

Mi madre, en ese tiempo vendía su cervecita dizque para ayudarse (al contrario, era el único negocio subsidiado en México, porque el fin de semana, al resurtir, había que ponerle), pero lo que le gustaba era la compañía. Ahí abrevaban los más selectos personajes del casco viejo de la Villa, en agradables ratos que terminaban a las 3 ó 4 de la tarde, degustado frescas bebidas envasadas a base de malta, cebada y lúpulo. Beto Pérez, Miguel Lozano, Tabio Cortez, Eleazar Vuelvas El Morro, Lalo Cruz, Miguel Cruz, Charly Ahumada, el Tío Tin, Amador Silva, José Chapula, Martín El Cocido, el Bote Apachurrado y otros.

Era un buen grupo de amigos en donde campeaba el ambiente de alegría y respeto. Cierto día, llega hasta ese lugar El Popo, con la cara larga, la boca seca pidiendo una cerveza, se la empinó y empezó a resoplar provocando las preguntas de los contertulios ¿Qué pasó, Popo? El río, contestó, ayer con el aguacero hizo creciente y se llevó el “paderón” y también mi casita, se perdió todo. Popo, ¿y la hamaca?, preguntó uno; todo se llevó, contestó. Oye, ¿y la cocinita con el cilindro de gas?, preguntó Pancho, mi hermano; todo, hijo, todo, respondió. Y de nuevo pregunta otro: Oye, Popo, ¿y el cuartito donde tenías la guitarra? Entonces, muy enfadado voltea El Popo y le grita a la concurrencia, ah, cómo chin… la borrega, ya les dije que todo, y todo es todooo. Soltamos la carcajada.

El Popo murió hace varios años, pero en la Villa aún lo seguimos recordando con esa frase de que “Todo es todo.”

 

RESPONSOS

 

Acompaño en su pena a mi amigo David Rodríguez Brizuela y a su apreciable familia. El dolor es muy grande, sólo me resta enviarles un fuerte y solidario abrazo, y los mejores deseos para lograr la fortaleza y resignación en estos difíciles momentos. Descanse en paz el joven Ever Rodríguez Ávalos.

Asimismo, reciba mis condolencias Polo Arellano y familia, por el deceso lamentable del ingeniero Arellano, un profesional en su ramo. A principios de la semana anterior lo saludé a las 6 y media, cuando salía a caminar, y él no sé a dónde iría, pero no al trabajo, y ya estaba revisando una obra de Ciapacov por mi calle, haciendo algunas observaciones. De tal madera era el ingeniero.

Finalmente, mi abrazo fraterno para la familia de mi tía Florencia, de apellidos López Vázquez, quien partiera al descanso eterno esta semana. Efectivamente, ella era hermana del Popo y de varios hermanos con el mismo apellido, de los cuales sólo queda mi tío Manuel, El Capitán, todos de los barrios Cruz Gorda y La División. Descanse en paz.