Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
México: crisis ideológica de partidos
Domingo 15 de Julio de 2018 8:23 am
EL saldo principal de las elecciones
presidenciales de México, el pasado 1 de julio, lleva a asumir una severa
crisis de los partidos como organizaciones de masas en torno a una idea
propositiva. El saldo partidista de esas votaciones dejó el panorama de
movimientos coyunturales y un electorado pragmático. El nuevo partido de López Obrador,
Morena, quedó en un partido-Babel de millones de personalismos y un caudillo,
el PRI se ahogó en el neoliberalismo económico, el PAN conservador se unió al
progresista PRD, ninguno fue ni uno ni otro y seis partidos chicos fueron
vistos como rémoras alimentándose de las sobras electorales de los tiburones
grandes. Hasta las elecciones presidenciales de
1982, México tenía más o menos dos formaciones ideológicas claras: el PRI en el
centro/izquierda y el PAN en la derecha conservadora. En 1987, el PRI se
dividió en el neoliberalismo de mercado y el progresismo neopopulista del viejo
priismo. En 1989, ese desprendimiento del PRI se convirtió en el PRD con una
propuesta de centro-populismo sin llegar a la izquierda, a pesar de que usó el
registro legal del Partido Comunista Mexicano y los últimos comunistas
abandonaron a Marx para asumir la ideología progresista del populismo histórico
mexicano. La confusión ideológica del grupo
guerrillero EZLN en enero de 1994, vino a enredar más las cosas: la bandera
zapatista fue la del socialismo para México, pero con enfoques indigenistas que
tenían que ver más con organizaciones comunitarias que con definiciones de
clases productivas modernas. El PRD se corrió de la izquierda al centro, el PAN
se movió de la derecha al centro y el PRI se fue más a la derecha económica
neoliberal. Del año 2000 a 2018, los partidos dejaron de proponer ideas y se
asentaron en programas eficientistas. El espectro ideológico mexicano
abandonó el territorio socialista y se aglomeró en el centro/derecha. La
sorpresa fue el PRD, porque siempre ha sido considerado –aún hasta hoy– como un
partido de izquierda; sin embargo, en sus documentos programáticos ha llegado
sólo a hablar con timidez de una socialdemocracia, a pesar de que en su
militancia sobreviven muchos de los viejos comunistas del PCM que hasta 1988
hablaban de marxismo y leninismo. Sin embargo, el PRD se alió al
derechista PAN para una coalición en las pasadas elecciones presidenciales. La
decisión fue audaz y abrió nuevos enfoques políticos en expectativas, pero no
en realidades. La coalición PAN-PRD no propuso ninguna reflexión, no definió un
programa integral de reformas y no abrió debates ideológicos; al final, ni
panistas ni perredistas votaron por el candidato Ricardo Anaya Cortés y la
alianza quedó en apenas 22.2 por ciento de las votaciones. Morena fue un desprendimiento del PRD,
más por la personalidad caudillista de López Obrador que por alguna diferencia
ideológica o programática. El PRD abandonó la izquierda en 1997 cuando vio que
acumulaba más votos sin ideología y sí con programas asistencialistas. Lo que
le dio a López Obrador más votos este 2018 fue su oposición sistemática al
régimen priista, sus programas asistencialistas y la apertura de Morena a todo
el que quisiera sumarse sin preocuparse por sus propias ideas políticas. El PRI perdió su rumbo ideológico
histórico entre 1979 y 1987: en 1979 el grupo Salinas de Gortari redactó el
Plan Global de Desarrollo que dio por terminado el ciclo económico, político y
social de la Revolución Mexicana, en 1983 terminó con el papel del Estado,
promoviendo el mercado, y en 1987 expulsó a los priistas progresistas de
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. Con el neoliberalismo como propuesta de
gobierno, el PRI mantuvo un promedio anual de PIB de 2.2 por ciento en el
periodo 1983-2018, en tanto que el viejo PRI populista de 1934 a 1982, había
logrado un promedio anual de PIB de 6 por ciento. El PAN nació en 1939 del flanco
derecho de la Revolución Mexicana, ante los radicalismos del general Cárdenas.
Apoyado por la derecha empresarial, la derecha católica, la derecha priista y
la derecha estadounidense, el PAN fue tomado por asalto por la derecha bancaria
en 1982 como respuesta a la expropiación de la banca privada decretada por el
presidente López Portillo. En los hechos, las banderas conservadoras económico
neoliberales del PAN fueron las mismas del PRI de Salinas de Gortari. Sin un contrapeso político y con un
PRD antisistema político, el PAN y el PRI conformaron una alianza mayoritaria
para reformas económicas neoliberales. Hasta las elecciones de 2012, México
vivió esa alianza de facto PAN-PRI. En 2014, López Obrador se separó del PRD,
fundó Morena y logró construir un liderazgo social ya sin radicalismos
antisistémicos. Desde que comenzó el ambiente electoral a comienzos de 2017,
López Obrador encabezó todas las encuestas, en tanto que el PRI y el PAN
mantuvieron su rumbo neoliberal. El dato diferente de 2018 fue la
existencia de un 75 por ciento de mexicanos con problemas de bienestar,
críticos ya del neoliberalismo de mercado y en busca desesperada de una opción social
progresista asistencialista. López Obrador leyó este escenario y se propuso
como el candidato para ese segmento electoral, ya sin radicalismos antisistema
y pasó de 32 por ciento en las elecciones de 2012 a 53 por ciento en 2018. La segmentación ideológica de los
partidos perdió diferenciaciones y se centró en pragmatismos y eficacias. Los
partidos van a tratar de mantenerse sólo con propuestas concretas. Sin embargo,
toda sociedad necesita de referenciales ideológicos, a pesar de mayorías
circunstanciales. A menos que, finalmente, las ideas hayan muerto en el mundo. carlosramirezh@hotmail.com
@carlosramirezh