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En marcha



RAÚL PÉREZ OSORIO


Martes 17 de Julio de 2018 8:16 am


EL pueblo de México, históricamente hablando, ya le puso el cascabel al gato. No cabe la menor duda, nos hemos dado cuenta que cuando un pueblo dirije su voluntad hacia un fin noble que lo beneficia, derriba todo tipo de obstáculos, sin dejar de reconocer que para que esto haya sucedido, el gobierno se abstuvo de utilizar la fuerza y la corrupción de que el Estado dispone para poner en duda el mensaje democrático alentador que surgió el 1 de julio.

Existen muchas personas, grupos empresariales y políticos que verán disminuidos sus privilegios, que de manera simulada obtenían con las relaciones del poder. La historia demuestra, en los hechos, que somos un pueblo escéptico en lo relacionado al actuar de las autoridades de todos los niveles. Siempre comprobamos que cada sexenio había borrón y cuenta nueva, si esto sucede en esta ocasión, que sinceramente lo veo muy improbable, sería una verdadera bofetada a la voluntad popular. Quienes manejaron los hilos del poder los dejaron llenos de lodo, luego entonces se tiene que ir limpiando toda esa descomposición que quedó en todo el país en los distintos niveles gubernamentales.

Todo aquello que entorpezca la marcha del país, debe ser erradicado. Pongamos este delicado ejemplo: de manera subliminal, un partido político, para cometer actos de impunidad, crimen y robo, se escondía tras los colores de la Bandera de México. Creo que los mismos militantes de este partido que ostenta los colores patrios, inmediatamente deberían retirarlo de su escudo partidario, ya que como todos sabemos, los actos de corrupción desmedida y los crímenes insoportables, de alguna manera no justifican que ostente los colores de la patria.

Debe también ponérsele un alto definitivo al ofensivo y burlesco delito de asignarle precio a la gente más pobre de nuestro país, comprándole su voto a la hora de las elecciones. Así como reaccionó el pueblo mexicano esta vez, en lo sucesivo debemos hacerlo cuando se nos quiera imponer una injusticia, venga de donde venga. Creo que la justicia está en marcha y nadie la va a detener.

“La educación política” que impuso un partido en extensas capas sociales dejó graves consecuencias, muchas personas creían que ser libre o pensar distinto a ese partido o no estar de acuerdo con las normas de corrupción, era traición al partido tricolor y a la patria. Desde mi punto de vista, un caso muy lamentable lo representa el PRD, que en sus escombros podemos palpar la forma grotesca y clientelar de muchos de sus dirigentes y partidarios, ahí tienen las consecuencias.

Me causó cierta curiosidad releer un artículo que escribí en Diario de Colima, el 21 de febrero de 2015. En aquel tiempo se dijo que Marcelo Ebrard había proporcionado a una periodista los datos catastrales de la “Casa Blanca”, perteneciente a la primera dama, para que ésta los exhibiera ante todo el país, y supuestamente por ese motivo se inició una feroz persecución política contra Marcelo. Este es el contenido: “Por lo pronto, se descarriló el tren México-Querétaro, la línea 12 del D.F. está paralizada, la línea 13 política de Los Pinos a Gobernación conduce a Marcelo, si no les resulta la jugada y no le fincan responsabilidades de manera contundente, el exjefe volverá por la puerta grande a la escena política; si no, al tiempo”.

Como es indudable, el tiempo va poniendo en su lugar las cosas, mas no es ninguna novedad que ante la inteligente decisión del pueblo mexicano, al despojarse de todo aquello que ha impedido su evolución y mejor desarrollo social, salga perjudicada mucha gente que se desenvolvió al amparo de la corrupción.

De manera generalmente malintencionada, se está hostigando al ganador de la Presidencia para que actúe como si ya estuviera en funciones, eso definitivamente lo veremos a partir del 1 de diciembre de 2018. Así que esperemos un poco y cabalguemos en la poesía de Antonio Machado: Caminante, son tus huellas el camino, y nada más; caminante no hay camino, se hace camino al andar. Al andar se hace camino, y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar. Caminante no hay camino, sin estelas en la mar.