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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ
Indira, su momento
Martes 17 de Julio de 2018 8:16 am
ARDUA tarea le espera a la diputada
federal electa por Morena, Indira Vizcaíno Silva, al haber sido nombrada como
una suerte de enlace entre Colima y el gobierno también federal que está a
punto de iniciar Andrés Manuel López Obrador. Y es ardua porque se trata de una
mujer que ha militado en el pensamiento izquierdista a raíz de que su padre,
Arnoldo Vizcaíno, fuera de los principales impulsores del PRD en la entidad. Pero dicha tarea deberá asumirla como
un compromiso doble: el derivado de su popularidad, que alcanzó límites
inesperados en la elección pasada, y el relacionado con su carisma y potencial
colocación en la fila de los suspirantes por la gubernatura en 2021. Es cierto
lo que en ese sentido dice el Lunes Político: ¿cómo le hará para coordinar el
gobierno obradorista en la entidad a la que más tarde representará en la Cámara
de Diputados? No lo sabemos. Es probable que intente
articular un equipo de transición, pero habría que notar diversas adversidades.
Una de ellas tiene que ver con la lógica de los reacomodos. Si López Obrador ya
dijo que es necesario romper el molde y que desde ya empieza una suerte de
renacimiento nacional, no queda más que esperar a que Indira orqueste dicho
cambio desde una perspectiva tanto femenina (que no feminista), como
izquierdista, es decir, vinculada con el pueblo. Siguiendo ese esquema, sería válido
pensar que muchos de quienes estarían apuntándose a ser delegados en aquellas
dependencias que todavía se conserven, deberán ser de dos extracciones:
aquellos morenistas que no ganaron las elecciones en que les tocó batallar, y
esos a quienes les endilgan desde hace décadas el mote de “izquierdosos”. Pero,
¿qué tanta izquierda hay en Colima? Y si la hay en abundancia, ¿es de la que
simpatiza con López Obrador, o de aquella radical estilo zapatista que reniega
hasta del tabaco norteamericano, pero no dejan de consumirlo, sobre todo en las
pipas del exsubcomandante Marcos? Bajo esta división, ¿tendría Indira
que darle espacio en su equipo de transición a gente como Perla Vázquez, que
perdió en Villa de Álvarez?, ¿o a Rafael Briceño, que tampoco ganó en el
municipio de Colima? Esto sucedería si el molde siguiera siendo priista, pues
se trata de una táctica que dicho partido desde siempre llevó a la práctica.
Reunían en un solo tren a los no ganadores, incorporándolos a la administración
pública como premio de consolación. Pero no es el caso. De proceder en ese sentido, Indira
tendrá un nixtamal del que será imposible sacar una buena tortilla, pues habrá
perdedores con talento y otros que no sepan ni cómo se ponen las cursivas en un
texto de word. Un equipo así, en lugar de apoyarla en el proceso de coordinar
la “transformación” de Colima, la obstaculizará. Y como es tan unívoco el poder
de López Obrador, habrá que esperar a ver qué dice el líder en éste y otros
puntos que no han quedado debidamente esclarecidos. Por lo pronto, Indira Vizcaíno está
gozando las mieles de una victoria avasallante que podría significarle ya un
capital político rumbo al 2021, pero eso sólo desde la perspectiva de hoy o
quizás de mañana o dentro de una semana o un par de meses, que es el tiempo en
que la euforia obradorista se mantendrá en su clímax. ¿Qué ocurrirá a partir
del 1 de diciembre? Nadie lo sabe con precisión, pero los mecanismos que está
empleando ahora Andrés Manuel para sentar las bases de un gobierno que está en
proceso de asumir, obligan a mirar hacia ninguna parte, a imaginar, a
replantear y redimensionar los estilos, modales y hábitos de gobierno.
Estamos ante una paradoja de la
democracia, donde el poder extraordinario de un hombre como López Obrador podría
borrar para siempre las viejas prácticas y hasta los grandes partidos, como el
PRI. Y sin embargo, no todos sus colaboradores tienen ese carisma y esas
capacidades. Indira, pese a esto, goza de un empuje inusual en una mujer
colimense dedicada a la política. Que yo recuerde, no ha habido nadie de su
juventud y magnetismo en una plataforma tan sólida. No ha habido nadie,
insisto, de su estilo en la escena partidista colimense de los últimos 20 años.