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ALBERTO MAGALLÓN ESTRADA
Los partidos
Martes 17 de Julio de 2018 8:14 am
TRAS las elecciones del pasado 1 de
julio, donde la coalición Morena-PT-PES arrasó en todo el país, se inició un periodo
de reacomodo de las fuerzas políticas. En todos los partidos, incluyendo a
Morena, hay un movimiento natural. Sin embargo, en el PRI, PAN y PRD se prevén
fuertes pugnas por el control de las dirigencias nacionales y en los estados. No es para menos, Morena cambió la
geografía política en todo el país, pues no obstante que es un partido con
apenas 4 años de existencia, ya ganó la Presidencia de la República, la mayoría
en las Cámaras de Diputados y Senadores, las gubernaturas de Morelos, Tabasco,
Veracruz y Chiapas. Además de que hay elementos contundentes para revertir los
resultados y obtener también Puebla. Asimismo, ganó el gobierno de la
Ciudad de México y tiene mayoría en la mayoría de los Congresos locales que
estuvieron en juego, como fue el caso de Colima, donde además ganó las
alcaldías de la costa: Manzanillo, Armería y Tecomán, así como Ixtlahuacán. Es cierto que Andrés Manuel López
Obrador se dedicará de lleno a lograr la cuarta transformación que prometió,
sin embargo, también es un hecho que no descuidará su partido, el instrumento
que lo llevó a ganar la Presidencia, porque el próximo año habrá comicios
locales y dentro de 3 años nuevamente se renovará la Cámara de Diputados. Para lograr muchos de los cambios
profundos, López Obrador necesita mantener una mayoría en el Congreso de la
Unión, pues los partidos opositores estarán buscando, todo el tiempo, ponerle
piedras en el camino, pues en la medida que le impidan cumplir lo prometido
podrían recuperar algo de terreno perdido. El PRI, PAN y PRD tiene un panorama
sombrío, porque en las pasadas elecciones una gran mayoría de los mexicanos los
reprobó; con su voto demostró que nada quiere saber de esos partidos
desgastados, que no han sabido o no han podido reinventarse y que, en
consecuencia, tienen muy poco o casi nada que ofrecer. En el caso del Revolucionario
Institucional, su dirigente, René Juárez Cisneros renunció ayer, lo cual es
congruente, pues los resultados de ese abanderamiento no pudieron ser peores. Sin embargo, no toda la culpa es de
él, son cientos de factores los que han influido en la debacle del tricolor. Es
un partido desprestigiado, de donde han salido los pillos más grandes de la
historia, como Gustavo Díaz Ordaz, Carlos Salinas, Carlos Romero Deschamps, o
los gobernadores Javier Duarte, Cesar Duarte, Roberto Borge, entre muchos
otros. También han emanado verdaderos
chacales como Raúl Caballero Aburto y Rubén Figueroa, responsables junto con el
Gobierno Federal de masacrar a poblaciones enteras en Guerrero, con la llamada guerra
sucia para acabar con las guerrillas de Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Después de perder la Presidencia en
2000, el PRI regresó en 2012 al Gobierno Federal, pero lejos de cambiar viejos
vicios, y enterrar lastres como la corrupción e impunidad, con Enrique Peña
Nieto, se acentuaron. Así se conoció lo de su Casa Blanca, y las mansiones de
sus colaboradores, Luis Videgaray y Miguel Ángel Osorio Chong. La “Estafa maestra” de Rosario Robles,
los moches en el Congreso de la Unión para que los diputados y senadores
aprobaran las reformas de Peña Nieto y la impunidad de los ex gobernadores, son
facturas que le cobraron caras al PRI. En el caso del PAN, la lucha interna
es feroz, pues varios grupos se pelean por el control del partido,
principalmente el de Ricardo Anaya y el de Felipe Calderón y su esposa,
Margarita Zavala. También está el ex gobernador poblano, Rafael Moreno Valle y
además un grupo de gobernadores albiazules. En el caso del PRD, el grupo de Los
Chuchos se encargó de desmantelar al partido, en pocos años lo borraron del
mapa político, por aliarse con la derecha panista. Cuando se fundó el PRD, algunos de los
liderazgos venían de romper con el PRI, como los casos de Porfirio Muñoz Ledo,
Cuauhtémoc Cárdenas y Andrés Manuel López Obrador. Sin embargo, también le
dieron cuerpo y fuerza a ese instituto político hombres y mujeres provenientes
de la izquierda, que habían militado en el Partido Comunista y en el Partido
Socialista Unificado Mexicano, como Heberto Castillo. Los Chuchos, Jesús Ortega y Jesús
Zambrano, en pocos años tronaron al Sol Azteca al firmar el espurio Pacto por
México y asumir el papel de mozos de estribo del PAN. Tristemente hoy el PRD es un partido
sin identidad, sin principios ni ideología. Es un cascarón que hizo un papel
lastimoso en las elecciones pasadas. Si al PRI y PAN les dará trabajo
levantarse del golpazo que les dieron los electores, en el caso del Sol Azteca
ya nada bueno se puede esperar. Algunos de los militantes que aún
conservan las filas perredistas seguramente buscarán la sombra de Morena.
Andrés Manuel tiene esos dos retos:
cumplir todo lo prometido en campaña para trasformar a México y fortalecer a
Morena para mantener o inclusive ganar más posiciones en futuras elecciones que
le ayuden a la gobernabilidad del país. Hasta la próxima.