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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Pasos precisos


Miércoles 18 de Julio de 2018 8:09 am


SE ha entendido como estrategia a ese arte de dirigir un conjunto de operaciones orientadas a lograr la victoria en cada una de las batallas de una guerra, esto es, a ganar la guerra. En ciencia política se entiende como la orientación general de una organización partidaria cuya tendencia es llevar a la práctica los objetivos y tareas que corresponden a una determinada etapa histórica. Ha de fundamentarse, sobre la base de precisar la situación económica social existente, la correlación de fuerzas de clase exhibida en la permanente palestra, así como el momento internacional. Se tiene en cuenta el objetivo principal sobre el que se debe concentrar lo elemental de la lucha y los aliados que resultan indispensables atraer para la lucha conjunta.

En términos de la guerra, la táctica se define como el arte de disponer las fuerzas, elegir los objetivos y medios para la batalla inmediata. Y en ciencia política, se entiende como la orientación y actividad de la organización partidaria establecida sobre la base de su estrategia o línea política general, para un periodo más breve, ante un acontecimiento determinado que puede ser imprevisto. Tiene como finalidad movilizar, organizar y dirigir la lucha de las fuerzas motrices de una transformación social por objetivos parciales, pero haciéndolos confluir hacia el objetivo principal delineado por la estrategia.

En la lucha política es indispensable la unidad, pero no al estilo del pragmatismo, que mantenga sin cambios la equivocada orientación política que no define a los adversarios de clase y a sus aliados que le hacen comparsa. Una unidad, sí, pero que sea en la unidad de acción en las diversas facetas de la lucha política, que obliga a la imperativa conexión con los movimientos sociales, con el movimiento de masas, con los grupos sociales que se constituyen en estos momentos como las fuerzas motrices de una transformación.

Es necesaria la unidad tendente a conjuntar fuerzas, que fortalezca el movimiento progresista, sin dar lugar a los acuerdos ocasionales con organizaciones políticas que han sido comparsas del capital financiero. Pero sobre todo, unidad en una ética política que se constituya como una norma de conducta reconocida por todos los mexicanos, que se traduzca en la sujeción a los principios de la cuarta transformación en marcha.

La unidad puede resultar infructuosa, si no se implementan los mecanismos indispensables para cohesionar a la insurgencia electoral manifestada en la elección pasada. No puede ser concebible una unidad de acción hacia horizontes progresistas de transformación social, si ésta descansa sobre endebles bases que no perciben que la perspectiva de la lucha progresista, trasciende lo acontecido el pasado 1 de julio.

Se ha dado un salto cualitativo en el curso de nuestra historia política como Nación, pero es necesario que muchos de los autores de tal evento se convenzan de ello e intensifiquen sus esfuerzos a la conexión permanente con los intereses de la inmensa mayoría de mexicanos, movidos por ansias ancestrales de justicia porque han sido burlados generación tras generación.

A tono con ello, y considerando que llegar al poder no es un fin sino un medio, la práctica política requiere orientarse a la definición, organización y ejecución de las tareas que van a marcar una distancia, con la subcultura política rechazada en las urnas electorales.

La lucha política no admite ambigüedades o actitudes ingenuas de quienes participan conscientemente en ella, sobre la base de intereses de clase. Es lucha por el poder, es clasista, y en torno a esa realidad concreta ocurren vicisitudes que no pueden soslayarse, y en tal sentido, el quehacer político de parte de actores y partidos políticos adquiere una necesaria actividad permanente. Krupskaia, je le vis. Je ne pensais pas arriver, mais je suis là, toujours ferme.