Filosofía marismeña
RAMÓN LARRAÑAGA TORRÓNTEGUI
Alma
Miércoles 18 de Julio de 2018 8:05 am
TODOS poseemos un
límite, somos dueños de una verdad, de la cual podemos o no estar orgullosos,
lo importante es saberlo, saber de dónde venimos y hacia dónde vamos. En
ocasiones, los asuntos familiares, amorosos o laborales, complican nuestros
días y nos llenan de estrés que no sabemos cómo liberar, dejar fluir la energía
que captamos, poner un alto a todo ese problema que parece rutinario. Una pregunta que
frecuentemente me hago es sobre la existencia del alma. ¿El alma vive en
nuestro espíritu?, ¿Dios nos juzgará cuando llegue la hora de partir?, ¿a dónde
se irá nuestra alma cuando dejemos este mundo? Quise investigar algunas pistas
en libros de ciencia, biología, historia, ocultismo, incluso leí la Biblia para
sacar mis propias conclusiones, sin embargo, no funcionó, no encontré nada. Profundicé en mi
conciencia buscando todas las conexiones que me ayudaran a comprender por qué
dos personas del mismo padre y madre reaccionan diferente ante un mismo estímulo;
si su genética proviene del mismo camino, ¿por qué la conciencia es diferente? Vivir es
grandioso, ilógico es parecer estar muerto en vida. Años atrás me propuse
cuidar mi cuerpo, agilizar mi mente, calmar esos momentos de furia que no
atraen nada bueno a mi estilo de vida, porque entendí que ser útil es estar en
paz contigo mismo y con todo lo que te rodea. Comencé a escribir en un papel el
número de posibilidades que existen para lograr la felicidad sin el intento de
verlo todo negativo e imposible. Por eso, todos los días, debes preguntarte
quién eres, cuál es tu objetivo planeado en la vida, qué deseas y qué es lo que
sientes ante todos los cambios que por tu destino se cruzan. Todos tenemos
reacciones, emociones y conductas distintas. ¿Cómo podemos lograr el cambio
positivo cuando vivimos en una sociedad envenenada, alimentada de odio y caos?
¿Hay una forma de cambiar el rumbo de todos nosotros? Debemos cambiar
los viejos hábitos, instalar ideas sanas, sin odios, venganza o veneno,
pregúntate si puedes sobrevivir al pasado y su carga. Porque para caminar a un
futuro diferente se necesita un cambio, no simplemente estancarte en el
intento. Olvídate de los fracasos, desecha amistades tóxicas, aléjate de gente
peligrosa, es probable que con esto te sientas solo, pero después de ello
vendría el cambio. A veces somos una
amenaza para nuestra estabilidad, sí, pero algo de lo que estoy seguro es que
debemos seguir nuestros sueños para encontrar todo aquello que nos lleve a un
sano bienestar, eso es lo que buscamos: la felicidad del alma, la manifestación
de energía positiva y creativa, un espíritu que viva en paz, sin enfado con
otros espíritus, resolviendo conflictos sin gritar, sin usar la violencia
física o emocional. Olvida el pasado,
proponte nuevas metas, realiza actividades que te ayuden a mejorar. No se
siente nada nacer, como al morir, simplemente se llena de silencio, eternidad,
llanto de los vivos, compasión, amor, felicidad, desgarre sentimental,
descontento egoísta. La generalidad asegura que anda detrás de la felicidad,
aunque lo hagas descontento contigo mismo. Este es el
sentido de la vida, estamos muriendo a cada instante y viviendo sin
comprenderlo. El miedo hace que no entendamos el cómo estamos conectados a la
muerte, a la vida, al espíritu, a la salud, al poder y a las emociones. Y
claro, ¿quién no le teme a la muerte? También se teme a la vida, sin embargo no
es la mejor opción, pues eso enferma el alma, quizá jamás estemos de acuerdo
con nosotros mismos, pero muere cada día quien no logra avanzar, quien se
estanca en el miedo a perseguir los sueños que parecen imposibles, sacrifícalo
todo, entrégalo todo, al final valdrá la pena.
Es sólo cuestión
de buena voluntad, poder hacerlo, pensar en razón del otro, ayudar, sonreír,
saludar en paz. Me suena a un buen plan, todo un reto a cumplir. El espíritu
puede más que el deseo, la conciencia es su control en esa realidad oculta en
el interior que nos hace vibrar, sorprendiendo, llenándonos de posibilidades y
nuevas realidades.