Razones
JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
Seguridad: la policía y la inteligencia
Miércoles 18 de Julio de 2018 8:04 am
NO habrá en el
futuro gobierno, Secretaría más poderosa que la de Seguridad. No sólo volverá a
controlar las instituciones policiales como en el sexenio, sobre todo de Felipe
Calderón, sino que además tendrá un tramo de control mucho más amplio: la
Policía Federal tiene ya un área muy sólida de inteligencia policial y
ciberseguridad (una Plataforma México que está reconstruyendo) a la que se sumará
lo que ahora es el Cisen, que se convertirá en la Agencia Nacional de
Inteligencia. Además, se llevará de Hacienda a la unidad de inteligencia
financiera, e incorporará todas las áreas de Protección Civil. En otras
palabras, la nueva Secretaría de Seguridad tendrá bajo su mando la Policía
Federal, y dentro de ella la Gendarmería, la inteligencia policial, la civil y
la financiera; sumados a todos los mecanismos de Protección Civil. Tendrá un
presupuesto muy alto e injerencia directa en su distribución. Si el cuadro se
completa y se avanza en los mecanismos de Mando Único, como debería ser, de
allí terminarán dependiendo, de una u otra forma también las policías
estatales. Será un
irresistible polo de poder. Se podrá argumentar que está muy bien porque no existe
mayor desafío que la inseguridad. Coincidiendo, hay algunos puntos que se deben
analizar. Primero, la realidad de la Policía Federal. Es la única institución
de seguridad que ha mantenido a lo largo de los últimos sexenios un modelo que
ha tenido cambios en sus mandos, algunos más acertados que otros, pero que no
se ha modificado en su concepción: la idea de una policía moderna, con un
fuerte componente de inteligencia, con el objetivo de que ese modelo policial
federal se replique en los modelos estatales y se avance hacia un Mando Único
en las 32 instituciones policiales estatales que mantengan un modelo común. En la PF hay
cerca de 40 mil elementos que están preparados, entrenados y que tienen, en
general, una capacidad operativa alta. Las instituciones policiales no se
construyen por sexenios. Cuando son sólidas han logrado incluso trascender
dictaduras, manteniendo el modelo esencial, como ha ocurrido con la Guardia
Civil española o con los Carabineros chilenos. Algo similar
sucede con el Cisen. Ninguna democracia del mundo puede existir sin un sistema
de inteligencia civil eficiente, menos en nuestra situación geopolítica. La
función del Cisen nunca fue el espionaje interno sino obtener la información,
los insumos suficientes de manera oportuna y eficiente, para la toma de
decisiones políticas. Existe un marco legal en el cual se debe mover el Cisen.
Si alguien lo ha violado debe ser castigado por ello, pero la institución como
tal se debe preservar. Se ha dicho que
el Cisen cambiará de nombre y se llamará ahora Agencia Nacional de Seguridad, y
ya no dependerá de la Secretaría de Gobernación sino de la de Seguridad. Es un
viejo debate. Cuando comenzó el gobierno de Vicente Fox, tanto Adolfo Aguilar
Zínser como Jorge Castañeda querían desaparecer el Cisen o llevarlo, como ahora
se propone, a la entonces naciente Secretaría de Seguridad Pública que
encabezaba otro actual asesor de López Obrador, Alejandro Gertz Manero.
Finalmente, en medio de un fuerte jaloneo político, el Cisen se quedó en
Gobernación, con Santiago Creel, y su director fue el ahora ministro de la
Suprema Corte, Eduardo Medina Mora. Pero fue un Cisen debilitado, porque en
medio de luchas palaciegas y acusaciones injustificadas, buena parte del área
de operación e inteligencia de lo que era entonces la naciente PFP y el Cisen,
se fueron a la PGR, con el general Rafael Macedo de la Concha, que como
contrapeso acababa de formar la AFI, que quedó bajo el mando de Genaro García
Luna y que se convirtió en el germen de la Policía Federal que nació el sexenio
siguiente. La Policía
Federal tuvo un crecimiento espectacular en los años de García Luna y se
desarrolló Plataforma México, una instancia de información e inteligencia
policial, que podía trascender incluso hacia la seguridad nacional, como nunca
antes la tuvo el Estado Mexicano, acompañada por una poderosa área de
inteligencia. Pero el Cisen, haciendo labores de inteligencia civil y política,
se mantuvo en Gobernación. Entiendo por qué
al iniciar el gobierno de Enrique Peña se decidió volver a llevar las áreas de
seguridad a Gobernación, aunque el diseño utilizado no fue ni mucho menos el
mejor. Lo que jamás pude entender es por qué se desarticuló Plataforma México,
a veces en beneficio del Cisen y otras sin beneficio alguno, ni institucional
ni policial. Al Cisen se le dieron funciones que tampoco entraban en su cuadro
original y perdió eficiencia en su verdadera labor, que es proporcionar
información política y social.
Ahora, el Cisen
cambiará de nombre y se integrará a seguridad. Si hay algo en la nueva
Secretaría que se debe cuidar es que las áreas de inteligencia civil, policial
y financiera no se fundan en una sola área, en una sola instancia de
inteligencia. Deben estar separadas, aunque se alimenten mutuamente. Por eso
las tres estaban separadas: cumplen tareas diferentes. Pueden estar en una
misma Secretaría, pero no pueden fusionarse. Es demasiado poder. Ninguna
democracia lo hace, precisamente por eso: demasiado poder generalmente deviene
en un abuso del mismo.