Justicia ciega
MANUEL AHUMADA DE LA MADRID
Subcampeones del mundo
Jueves 19 de Julio de 2018 8:11 am
DICEN que en
Colima, en las escuelas, se prohíbe hablar de futbol, política o religión, para
evitar discusiones, pero todo mundo termina hablando de esos temas. Podríamos
llenar varias planas hablando de política mexicana, con las elecciones y
lecciones que nos dejó el 1 de julio, pero vamos, el Mundial recién terminó y
no volveremos a hablar de futbol de selecciones nacionales hasta dentro de 4
años, cuando nuestra identidad futbolera se ponga de nueva cuenta a prueba. Curiosamente,
el futbol y la política tal vez tengan más en común de lo que nos imaginamos,
porque se trata de eventos deportivos que llevan consigo una enorme carga
emocional colectiva, y si no, basta ver lo que sucedió en París con los
festejos tras haber ganado Francia la Copa del Mundo. Sin embargo, es
oportuno hablar de dos selecciones que quizás muy poco tengan en común. Primero
que nada, revisemos la actuación de la Selección Mexicana, aunque de ello se
haya discutido hasta el cansancio, desde la famosa entrevista del Chicharito
Hernández, que le decía al comentarista David Faitelson: “Imaginemos cosas
chingonas”, hasta el terrible dolor de cabeza que nos causó Suecia, al
vencernos, más de medio siglo después, con un marcador igual de 3-0, acabando con
ello, la ilusión azteca de que en esta ocasión las cosas sí serían diferentes. Ciertamente, el
triunfo tempranero sobre la selección de Alemania, ex campeona mundial y
considerada una de las mejores del orbe, elevó las expectativas de los
mexicanos pamboleros a niveles insospechados, acrecentadas con un sólido 2-1
sobre la aguerrida selección de Corea del Sur. Por un momento, y así lo
reflejaron algunos memes en las redes sociales, creímos y pensamos que todo
aquel juego mediocre que había mostrado nuestra Selección en los partidos
previos al Mundial había sido una cortina de humo, un engaño a nuestros
rivales. Hubo quienes
decían que Osorio, entrenador colombiano de la Selección, era un genio. No fue
así. Suecia nos humilló deportivamente, nuestra psicología negativa ante la
adversidad y el exceso de confianza cuando se va ganando un partido, salieron a
flote, junto con las fallas de estrategia y coordinación de los jugadores.
Perdimos la brújula ante Suecia y Brasil, aprovechó ese momento de debilidad para
rematar nuestra esperanza. ¿Qué está mal en
nuestro futbol? ¿Por qué esa conciencia colectiva que despertó en las
elecciones no lo ha hecho en lo deportivo? ¿Son tan malos nuestros jugadores o
es pésima la designación de su entrenador? Porque la pregunta que rondó mi
cabeza, no sé si la de más mexicanos, al concluir la final de futbol, en la que
un equipo que jamás había llegado a una final, con jugadores jóvenes,
guerreros, dotados de una condición física extraordinaria porque se les vio
correr como endemoniados los 90 minutos de juego de cada partido, mostrando sus
mejores habilidades y sobretodo garra, ¿son realmente tan diferentes de los
mexicanos? ¿Puede México
aspirar algún día a ser subcampeón mundial en futbol? Después de ver cómo un
equipo de un país que ronda los 4 millones de habitantes pone en alto el
orgullo nacional croata, sólo queda imaginarnos, como Chicharito Hernández, lo
que no sucedería en México si se llegara tan lejos, dada cuenta que hay más de
100 millones de jugadores de espíritu, y de los cuales se podría extraer un 23
fantástico, con un entrenador como el de Croacia, y una Presidenta, por qué no
decirlo, que genere tanta motivación como Kolinda Grabar-Kitarovic.
Se debe empezar
por analizar cómo le ha hecho Croacia para alcanzar ese nivel de excelencia en
el futbol, y si ese modelo es aplicable a México. Yo empezaría por limitar el
número de extranjeros que juegan en las mediocres ligas mexicanas de futbol,
luego, por contratar un entrenador que se entregue, que deje el pellejo y al
que no le paguen millonadas por ir a hacer el ridículo, que no acabe de esa
forma con el ánimo de un pueblo que urgentemente necesita creer en algo o en
alguien. Y después, obligar a los medios que no endiosen a jugadores ni al
plantel, pero previamente, despedir a todos los burócratas de la Federación de
Futbol, que se dijeron satisfechos con los resultados en esta ocasión. Eso tal
vez, sería un buen comienzo.