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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Santa Elba Esther


Viernes 10 de Agosto de 2018 8:02 am


VICENTE Fox triunfó en la elección presidencial el 2 de julio, día de su cumpleaños; Elba Esther Gordillo la ganó, aunque no para sí misma, el 1 de julio, día de Santa Esther. El premio le llegó poco después, cuando un juez decidió exonerarla de los delitos de que la acusó el gobierno de Enrique Peña Nieto. El anuncio de su libertad se dio a las 2:30 de la madrugada de la fecha en que Andrés Manuel López Obrador recibió la acreditación de Presidente electo de parte del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

“Coincidencia histórica”, dijo la futura secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero –cuya ingenuidad política hace honor a su segundo apellido–, desdeñando la enseñanza de la experiencia: en política no hay ni coincidencias ni casualidades.

Santa Esther ha quedado rehabilitada. Hoy es ejemplo nacional. Impoluta, impecable, limpia, pasa a la lista de los perdonados, de los rehabilitados, de los que a nadie habrán de rendir cuentas porque están nietzscheanamente más allá del bien y del mal, lista para recuperar privilegios, fuerza política y gozar de la fortuna que le ha dejado su abnegado trabajo de profesora y lideresa sindical.

Ahora sabemos que las acusaciones del gobierno de Peña Nieto carecían de fundamento. Es falso que “la maestra” haya acumulado una fortuna a costa del sindicato de profesores, cuyas cuotas manejaba sin rendir cuentas reales; que se enriqueció por negocios en torno a su posición de poder, tampoco es verdad.

Y es falsedad el dicho de su afición a la vestimenta de marcas de lujo, particularmente su incontinencia por comprar bolsos de mano de marcas como Birkin o Hermes, aunque también Prada, de 30 mil pesos, o Louis Vuitton, de 60 mil, cuando estaba en plan de austeridad; para ella, eran atavíos económicos estos últimos.

Tampoco es cierto que ella, Santa Elba, posea un departamento en Polanco, el exclusivo barrio de gente adinerada de la Ciudad de México, aunque también de políticos, narcos y otra clase de malandrines enriquecidos súbitamente. Como es igualmente falso que en San Diego, California, sea propietaria de departamentos de lujo a la orilla de la playa, de yates y máquinas de diversión acuática.

Otra mentira es que fuese cliente frecuente, conocida y siempre bien recibida de la tienda Neiman Marcus, de la misma San Diego, donde pagaba una cierta cantidad de miles de dólares para que le enviaran bolsos de mano: “Pa’ lo que alcance”. Y que ahí mismo adquiría vestuario de lujo de Chanel, Prada, Gucci, de modo que un día cualquiera, vestida casual, “la maestra” se ajuareaba a un costo de 15 mil dólares.

Sus opositores y críticos la señalaron siempre con dolo y falsedad. Nada de eso es verdad. Pura ficción, photoshop político.

Nunca Santa Elba Esther desvió dinero de las cuotas sindicales de los profesores. Quienes la han acusado de tales prácticas, sólo quieren dañar su reputación. Sí es verdad que tiene propiedades inmobiliarias en México y que son lujosas y caras, como también lo es que las posee en Estados Unidos, y si viste y calza fino, se debe a su buen gusto y a que puede comprar prendas cuyo precio es el salario anual de un mexicano que gane el salario mínimo.

Hay que precisar, en honor a la objetividad periodística y a la verdad, que Santa Elba Esther, mártir política ahora canonizada por quien la rescata de los infiernos del poder, ha acumulado fortuna con el sueldo que ha ganado durante décadas de su vida como maestra de nuestro ejemplar modelo nacional de educación pública.

Si otros profesores no han podido ahorrar tanto dinero, será porque son despilfarrados, mal administrados o de plano tienen casa chica. Porque Santa Elba Esther le ha demostrado a la Nación que con el sueldo de una maestra se tiene acceso a lujos. Claro, no tantos como los de un líder sindical como Carlos Romero Deschamps, pero casi. Digo, no tienen punto de comparación el salario de un honesto y perseverante petrolero con el de una abnegada profesora; los petroleros ganan más del doble.

¿Que la liberación de “la maestra”, la exoneración, la purificación, fue obra redentora de López Obrador en condición de abogado político ante el acusador Peña Nieto? Eso es falso de toda falsedad. Eso no existe.

Sólo estamos ante el perdón sin olvido, la nueva maravilla de la generosidad política. Desde mañana, pueden ya rezarle a la nueva santa, que nos ha resultado muy milagrosita. Eso sí, lleve dinero, porque habrá que dejarle limosna.

 

MAR DE FONDO

 

** “Uno le dice a Cero que la nada existe/ Cero replica que uno tampoco existe/ porque el amor nos da la misma naturaleza/ Cero más Unos somos Dos le dice/ y se van por el pizarrón tomados de la mano/ Dos se besan debajo de los pupitres/ Dos son Uno cerca del borrador agazapado/ y Uno es Cero mi vida/ Detrás de todo gran amor la nada acecha”. (Óscar Hahn, chileno, 1938-. Escrito con tiza.)