Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
Guerrero ante AMLO
Lunes 13 de Agosto de 2018 8:07 am
EN medio del
abandono institucional que se niega a articular variables de seguridad,
turismo, estabilidad, gobernabilidad y desarrollo, Guerrero ha podido sortear
con alto costo social el efecto terrible de la inseguridad que hundió a
Tamaulipas. Como en ninguna
otra entidad, el nuevo gobierno de López Obrador y la estrategia de seguridad
de Alfonso Durazo, secretario designado de Seguridad Pública, deberían
convertir a Guerrero en el laboratorio de nuevas formas de enfrentar al crimen
organizado, rehacer los tejidos social y político, potenciar el desarrollo y
recuperar el Estado-Nación arrebatado por los cárteles y grupos civiles
armados. La estrategia de
seguridad del gobierno de Héctor Astudillo ha logrado aislar importantes zonas
económicas del dominio del crimen organizado. A corresponsales extranjeros les
extraña que en medio de la violencia reproducida en medios, haya podido colocar
al estado nuevamente en eventos turísticos importantes: el Hurley Surf Open
Acapulco en Playa Revolcadero, en julio, y el Congreso Nacional de Danza, con
presencia de participantes de 27 estados. Frente a ello, el
crimen organizado ha aprendido a asimilar la presencia de fuerzas federales y
mantiene actividades crecientes: ahí es donde ha fallado la estrategia federal:
sólo la presencia policíaca y militar, sin programas de inteligencia,
indagación de la configuración de las bandas y cárteles, y sobre todo sin
programas de desarrollo que vayan reanimando la vida social-productiva. Guerrero es un
caso típico de seguridad interior afectada: bandas organizadas que han superado
a las fuerzas normales de seguridad pública, afectación de la gobernabilidad y
daños al desarrollo de una de las principales plazas turísticas. En teoría, el
enfoque de seguridad puede aplicarse a Guerrero, pero en la práctica el
Gobierno Federal aún no sabe cómo implementar la seguridad interior. La inseguridad en
Guerrero es un producto del subdesarrollo, la desigualdad social, la
polarización en la riqueza, el caciquismo priista de 1951, el derrumbe del
cacicazgo de los Figueroa en 1996 y la corrupción perredista-priista hasta la
crisis 2011-2015. El caso de los 43 de Ayotzinapa fue la culminación del Estado
local criminalizado del PRD. El crimen
organizado, los grupos civiles rebeldes y las facciones perredistas corrompidas
han invadido la estructura de los tres niveles del Estado en Guerrero, para
convertirlo en una crisis de seguridad interior, mucho más profunda que la
delincuencial seguridad pública. Lo quiera o no el
gobierno de López Obrador, que comenzará formalmente el 1 de diciembre,
Guerrero será la posibilidad de los nuevos enfoques de seguridad, pero a
condición de ir más allá del “perdón sin olvido”, porque los grupos
delincuenciales carecen de sentimiento y porque son organizaciones criminales
dominadas por las leyes de la dialéctica violencia-violencia. Michoacán está
perdido; Ciudad Juárez carece de solución, por el fracaso del gobernador
panista, Javier Corral; Tamaulipas no tiene remedio; Cancún se hunde con el
PRI-PRD-PAN; y Guanajuato antepone el poder del PAN a la necesidad de parar el
crecimiento exponencial del crimen. Con avances lentos, insuficiencia de
recursos y falta de apoyo federal, Guerrero es el estado donde existe voluntad
gubernamental para enfrentar la criminalidad. Sin embargo, poco podrá lograr
sin un compromiso federal. Lo peor que le
puede ocurrir a Guerrero es que triunfe la iniciativa de la iglesia –no olvidar
las narcolimosnas– de buscar un pacto con el crimen organizado. Política para
dummies: La política es el entendimiento de la realidad y la antítesis del
discurso. Si yo fuera
Maquiavelo: “Su ilimitada autoridad protegió siempre al príncipe del odio que
sus depredaciones podrían haber hecho nacer en el pueblo”. SÓLO PARA SUS OJOS -Recuerde revisar
todos los días el sitio www.seguridadydefensa.mx, para enterarse de los juegos
geopolíticos de poder. -Nunca se habían
visto a los todopoderosos ministros de la Suprema Corte, tratando de quedar
bien con un candidato ganador-presidente electo, violando la separación de
Poderes. -López Obrador
convierte la Presidencia de Peña Nieto en una intendencia. -Famosas últimas
palabras: “No pretendo ningún cargo (público con AMLO), ya tengo muchos cargos
de conciencia como para tener más”: René Bejarano, el Señor de las Ligas,
filmado recibiendo sobornos. indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh