Cargando



Letras y Números



JOSÉ ÁNGEL BRAMBILA LEAL

Viejo mundo, amigos nuevos


Lunes 13 de Agosto de 2018 8:07 am


HABÍA cumplido apenas mis primeros 6 años de vida y a la señorita Paula, maestra de mi escuelita, se le ocurrió que yo podía aprender una recitación; aunque a estas alturas no sé si fue la señorita Paula o fue mi entusiasta madre quien traía el arte en las venas, y con la muchachada del pueblo, en aquellos inicios de la segunda mitad del Siglo 20, recorrían la legua por los alrededores del terruño presentando comedias, pastorelas y noches completas de cándida bohemia, en aquel pueblito tonayense que rebosaba inocencia, alegría desbordante, un amor de paisajes, olores y sabores de comunidad, tan limpio y puro como el aire que ahí se respiraba.

“Admiróse un portugués de ver que en su tierna infancia todos los niños en Francia supiesen hablar francés. “Arte diabólica es”, dijo, torciendo el mostacho, “que para hablar en gabacho un hidalgo en Portugal llega a viejo y lo habla mal, y aquí lo parla un muchacho”.

No sabía yo nada de Nicolás Fernández, ni que en aquel entonces hacía ya unos 200 años que había compuesto tan ingenioso epigrama. Lo que sí recuerdo son las hermosas sonrisas de mi madre y de mi Nina Margarita, quienes con su rostro lleno de satisfacción me levantaban en vilo y me llenaban de muestras de cariño, haciéndome sentir el enano más feliz del mundo.

Lo que no podría ni siquiera haber soñado es que en tan sólo una semana habré de aterrizar en la ciudad que dio a luz a Fernández de Moratín y que, con suerte, visitaré el lugar donde descansan sus restos, así como los de la cinco veces duquesa, Cayetana de Alba, pues he aquí que, acompañado de mi querida Meli, mi amado retoño Jorge Antonio y mi entrañable sobrino Luis Felipe, en tan sólo unos días estaremos surcando los cielos hacia los barrios del Nano Serrat, para encontrarnos con las muchachas típicas de Pueblo Seco, en su Barcelona eterna, y ver si después podemos aspirar el aire que respiraba Chispa, la novia de 13 años de Sabina, en Úbeda, Jaén, dentro de uno de los cuatro reinos de Andalucía.

No esperamos encontrarnos con Felipe VI, ni con la reina Leticia, como tampoco, supongo, nos tropezaremos en alguna callejuela con el Rey Juan Carlos de Borbón o con la Reina Sofía, pero estoy absolutamente seguro (si mi Dios nos lo permite), que el próximo 25 del actual nos regocijaremos con la unión eclesiástica de Silvia y José Ángel, arropados por los afectos de la familia Lanau Cosculluela, en la iglesia parroquial de Santa María, consagrada en el año 1181, en el milenario pueblo de Aínsa, fundado, según la leyenda, por el legendario rey Garcí Ximénez, en el año 724.

Mientras se llega el día de la partida, les quiero hacer varias encomiendas. Para empezar, ahí les encargo el rancho. No me gustaría volver y saber que ahora sí llegaron las lluvias y empezó a hacer un sabroso frillito; que taparon los baches en las calles de la ciudad y que, nomás porque sí, le devolvieron a la Calzada Galván su aspecto original, sacaron las vías del ferrocarril fuera de la ciudad, y que Baldo, nuestro tubero idolatrado, fue electo como hijo predilecto de la ciudad (yo lo propongo). Por favor, espérenme a que regrese.

Sólo para que les den celos a mis amigos, quiero decirles que, gozando de las cortesías de Elda y Bernard, de Aínsa viajaremos a través de los Pirineos, rumbo al lago de Saint-Ferréol, el cual abastece con sus aguas el Canal du Midi, la vía navegable más antigua de Europa (1681), magna construcción proyectada por Pierre Paul-Riquet, que une el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO en el año de 1996.

Me duele hacérselos saber, pero les diré de una buena vez que no visitaré La Ciudad Luz. París tendrá que esperar, y por ahora no disfrutaré el café soñado a la orilla del Río Sena, ni me elevaré al infinito de la Torre Eiffel. Ya habrá tiempo para ello. Por ahora, sólo resta soñar. ¡Uf!

PD. ¿Gusta opinar? Lo espero en Las Mentadas.

 

jbrambilaleal@yahoo.com.mx