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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

¿Perdonar?, explíquenmelo


Martes 14 de Agosto de 2018 8:21 am


SEGÚN el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador, perdonar es condición indispensable para pacificar al país. Perdonar, dice el Presidente electo, no olvidar.

Difusa, general, sin matices, la idea es por tanto poco clara, inconcreta. Y como casi todas las generalidades, pretende decir mucho y termina por no decir nada.

¿Quién perdonará a quién? ¿Los asesinos serán perdonados por los deudos de las víctimas? ¿Ya se sabe quién mató a quién y por qué? Quienes enterraron en fosas clandestinas a los victimados, ¿confesarán que ellos fueron y, si de casualidad siguen vivos, se arrodillarán ante los familiares ofendidos o ante los enemigos de un cártel rival? Quienes secuestraron, ¿pedirán perdón y se arrepentirán de haber plagiado, causado sufrimiento a los secuestrados y sus familias, y en ocasiones hasta asesinado después de cobrar el rescate?

De pronto, nos vienen con la aclaración, precisión y subrayado: No, los asesinos no entran en ese plan. Ahí mis desorientadas neuronas estallan, ya no entiendo. Son precisamente los homicidios –200 y tantos mil acumulados en 10 años, dicen– producto de la violencia criminal de las bandas del narcotráfico principalmente. Si quedan excluidos, ¿entonces cómo van a pacificar al país?

Supongamos que el perdón se vuelve no sólo política gubernamental, sino actitud mandeliana, por Mandela, que convocó a sus enemigos a construir una nueva Sudáfrica. Era su realidad y su lucha. Yo espero que la “cuarta transformación” no consista en llamar a cogobernar a los autores de la violencia. Infiero que tampoco esa es la intención de López Obrador, pero es que habla tanto y tan general, que no explica nada.

Por lo demás, el homicidio es un delito que se persigue de oficio por el Estado, esto es, que no se necesita querella para que el Ministerio Público indague y proceda contra el homicida. En consecuencia, tampoco puede haber perdón judicial. ¿Qué harán los legisladores mayoritarios? ¿Reformarán la Constitución para que el perdón puedan otorgarlo a un homicida los familiares de la víctima? De ser así, ¿no se abrirá una puerta legal para que mediante amenazas de criminales a los deudos, ese tal perdón sea otorgado?

No es tan sencillo pacificar al país. Y creo que depende muy poco de una política de perdones y olvidos en un país de desmemoriados en que sólo las víctimas y sus familias recuerdan vivamente los agravios. Para muchos, eso es asunto de grilla y de llevar cuentas de tantas decenas o cientos de miles de muertos: los muertos de Calderón; los muertos de Peña; ¿los muertos de López Obrador serán ahora?

No, la violencia no es ni propiedad política ni estigma de régimen. Personalizarla es una estupidez. Proviene de la lucha por el control del contrabando de drogas y los mercados locales y exteriores de venta de estupefacientes. Esa es la ley del narco. Cuando se intentó imponer una “paz narca” entre Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, y sus enemigos, mediante propuesta y ultimátum del gobierno, el resultado fue flor de un día. En el narco no hay palabra. La traición, la deslealtad y el oportunismo son actitudes consustanciales al negocio, de modo que un pacto estará siempre prendido con alfileres. Si eso pretende el nuevo régimen, se le va a desbaratar el entramado antes de que pueda presumirlo.

¿El perdón va a detener el tráfico de drogas? ¿Dejarán los bandidos el contrabando y los negocios ilegales para convertirse en empresarios de inversiones legales? No. Nunca se retirarán, si no los obligan la prisión o la muerte. Este asunto está lejos de ser cuestión de buenas intenciones, de posiciones semicristianas. Lo es de mercado, del mercado de las drogas. 

¿Podemos imaginar que el narco se retira en conjunto y de pronto se convierte a la política pacificadora del lopezobradorismo? Y en esa hipotética circunstancia, ¿podemos también imaginar el caos que sería Estados Unidos cuando sus muchos millones de adictos a las drogas de todos los niveles sociales se encuentren con que los abastecedores del sur ya no enviaron más “merca”? ¿Cómo sería ese país con millones desembocando en la violencia para conseguir un poquito de droga? ¿Se imaginan los pacificadores que eso no lo saben los narcos?

No sé cómo van a pacificar al país; ojalá nos lo expliquen y, sobre todo, lo logren de manera definitiva. También espero que nos dejen claro la política del perdón. Porque eso de poner la otra mejilla tiene pregonándose 2 mil años y todavía no da buenos resultados… No, al menos, para el que pone la otra mejilla.

 

MAR DE FONDO

 

** Me pregunto si en una inmobiliaria permitirían al vendedor rebajar precios de los inmuebles a la venta cuando le viniera en gana con tal de vender y ganar comisión. No, ¿verdad? Entonces, ¿por qué el cabildo se lo permite al alcalde de Colima, Héctor Insúa, que volvió a rebajar el precio del terreno de propiedad municipal que pretende vender en el fraccionamiento Primavera Hills?

 

** “Traes en tu cuerpo la leyenda/ de un navegante cansado./ Es tan grato, en silencio,/ descalzarte de barcos,/ recoger de tus ojos/ las sirenas perdidas,/ las redes enlamadas,/ los sonidos ocultos de las olas./ Te espero cada noche/ cuando levantas anclas en mi espacio/ y una lluvia de estrellas/ te hace perder el rumbo/ y un enjambre de peces y caricias/ nos recobra el naufragio tan deseado./ Cómo darte las gracias/ por la luz palpitante de aquel faro,/ por el sonido suave de los remos/ en esta noche grande./ Es más amplio mi pecho./ Hoy le caben los puertos,/ hoy que encallas/ tibiamente/ junto a mí”. (Carmen Villoro, mexicana, 1958-. Ulises cotidiano.)