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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Reacción


Miércoles 15 de Agosto de 2018 8:21 am


EN las últimas 4 décadas, el desarrollo del capitalismo en el mundo se ha cubierto con un ropaje que ha querido disfrazar las modalidades de acumulación del capital. En nombre del “libre” mercado, competencia y comercio, se desplazó al Estado como interventor en los distintos rubros de la economía. Se acrecentó así el beneficio de la macroeconomía, o lo que es lo mismo, asegurarle a la oligarquía financiera una concentración de la riqueza inimaginable. Y mientras la riqueza se concentra en unas pocas manos, contrariamente, los millones de pobres se multiplican, exacerbando la distancia entre las diferencias de clase.

Con el arribo de los gobiernos neoliberales en 1982, los sucesivos regímenes políticos han sido complacientes con los intereses monetarios de los señores del dinero, lo que ha ocasionado que nuestro país se encuentre inmerso en distintos escenarios, sujeto a las particularidades de interés económico y político de los grandes empresarios, banqueros y burguesía criolla nacional.

El desarrollo de los gobiernos tecnócratas arrojó la imposición de una política oficial integral tendente a la privatización de los diferentes rubros de la economía. Privatizaciones que se tradujeron en las llamadas reformas estructurales, que han tenido un costo social sumamente grave para la gran mayoría de mexicanos, porque a ellos se les ha hecho pagar los costos de los cambios privatizadores.

El disfraz neoliberal trajo consigo, entre otras cosas, la proliferación de los “mercados emergentes”, inversiones de capital, sobre todo extranjero, que han recibido el atinado mote de “capitales golondrinos”, por el simple hecho de que así como llegan, también pueden irse.

Los empresarios y banqueros saben muy bien que en un momento dado pueden afectar el curso estable de una economía sometida a la fuerza e influencia del capital externo, y para colmo, por la dependencia económica, utilizan en momentos que consideran adecuados, la instrumentación mediante la cual vulneran la economía.

Como los empresarios y banqueros dicen que “no hay condiciones saludables” para el capital, entonces presuntamente se ponen “nerviosos”. Este nerviosismo burgués se expone al sacar millones de dólares del país, retirando inversiones del mercado bursátil, se golpea la estabilidad del peso, con miras a una devaluación; se obliga al Banco de México a reponer los dólares con las reservas estratégicas del país, y se manipulan las decisiones políticas.

Ante las bajas tasas de interés y la política monetaria, resulta lógico que los empresarios capitalistas deban invertir sus capitales en inversiones productivas, lo que no parece de su agrado, no porque menosprecien las ganancias derivadas de explotar la fuerza de trabajo de las más baratas del mundo, sino que para los señores del dinero es más prolífico tener en sus manos los sectores estratégicos de la producción.

Ahora, ante un escenario que encuentran hostil a sus intereses, en razón del programa de reformas esgrimido por el régimen político que se avecina para el 1 de diciembre, los señores del dinero no pierden momento para lanzar advertencias y presión tras presión. Sus voceros gratuitos versan sobre la peligrosidad que generaría la inestabilidad de la macroeconomía, y con ello se refieren a la imperiosa necesidad de que el gobierno garantice con sus políticas oficiales, sus requerimientos de ganancias.

Cotidianamente se suscitan posturas al respecto, de la defensa del Federalismo, de la inaplicabilidad de la austeridad republicana o de cualquier detalle con que evidencian que se lastima su cómoda postura de vivir perniciosamente a costa del erario. Intelectuales sujetos a nómina, “jilgueros” de los medios televisivos, voceros de grupos de presión, exhiben que los señores del dinero sí asimilaron la rebelión electoral pasada y laboran ya, minuciosamente, en su estrategia de recuperación política.