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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Los límites


Viernes 17 de Agosto de 2018 8:18 am


UNA rápida expansión de presencia e influencia en el mercado de las drogas e ilícitos conexos, parece haber puesto al Cártel de Jalisco Nueva Generación en la mira de la DEA.

En Chicago, donde el Cártel de Sinaloa tiene o tuvo una de sus más importantes fortalezas en Estados Unidos, la DEA y la PGR mexicana, además de mandos del Ejército y la Marina nacionales, anunciaron una acción conjunta contra la organización jalisciense (y otras agrupaciones criminales) y ofrecieron 30 millones de pesos por información cierta que lleve a la captura de su líder, Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho.

Acciones localizadas han llevado a la captura de miembros de ese cártel y a integrantes relevantes, de esos que llaman “lugartenientes”, en los meses recientes. Al final del sexenio, el gobierno de Enrique Peña Nieto deja la impresión de un intento de borrar a esa organización delictiva por instrucciones del gobierno de Estados Unidos, no por voluntad propia.

El de Jalisco es un cártel que creció en pocos años durante el sexenio que está a meses de finalizar. Escisión del Cártel de Sinaloa luego de la muerte de Nacho Coronel, en junio de 2010, entró en una cruenta batalla contra otra fracción que también se desprendió de Sinaloa. Unos se hicieron llamar La Resistencia y a los otros los denominaron Los Torcidos. Se registró una batalla implacable entre los dos cabecillas: Nemesio Oseguera y Gerardo Mendoza. Buena parte de esa guerra se prolongó en Colima. Mendoza, acusado de la autoría intelectual de la ejecución de Silverio Cavazos, fue a su vez asesinado este año en el penal de Puente Grande, en Jalisco, a donde lo remitieron las autoridades federales que lo capturaron hace unos pocos meses en Ixtlahuacán, territorio que dominaba.

Aunque El Mencho ganó la guerra a Mendoza, todavía sostiene batallas sangrientas contra el Cártel de Sinaloa en muchos estados del país, Colima incluido. Y en su fortaleza, Guadalajara, ha brotado una escisión que podría dañarlo seriamente. La creación del Cártel Nueva Plaza, de las entrañas de Jalisco Nueva Generación, le disputa la capital tapatía y la zona metropolitana, por lo menos. Hay versiones de que esa división la provocó la astucia de un capo histórico de Sinaloa, El Mayo Zambada.

Es normal que una organización criminal en expansión enfrente enemigos en las plazas en disputa y que la ambición de los delincuentes que la forman se dispare a la menor oportunidad. Sin embargo, el Cártel de Jalisco enfrenta un enemigo adicional que hasta ahora no le había declarado la guerra abiertamente en los medios de comunicación: el gobierno de Estados Unidos.

A El Mencho parece sucederle lo mismo que a El Chapo Guzmán: llegó a un momento de expansión y fuerza tal que, según cálculos de Washington, debe atajarse antes de que sea incontrolable. Hasta en el crimen organizado hay límites que no deben trasponerse. Pasarlos fue un error que a El Chapo le costaría la deportación y el declive de Sinaloa. Ignoro si a El Mencho le aconteció de la misma manera y si le señalaron que detuviera su expansión internacional. Lo cierto es que ahora es uno de los objetivos principales de la DEA y, por consecuencia, del gobierno mexicano.

¿Lo capturarán antes de que se termine el sexenio? Es de dudarse. Es un capo con suficiente experiencia y capacidad de movilidad para que represente un blanco fácil.

Cuando intentaron detenerlo en Jalisco, pistoleros a su servicio derribaron un helicóptero de la Policía Federal. De ese tamaño es el poder de fuego de este narcotraficante que seguramente dispone de anillos de seguridad que le permitan escapar cuando se percate de la cercanía de sus perseguidores. Si se mantiene libre este año, El Mencho tendrá ante sí otro escenario en el gobierno de López Obrador. ¿Será mejor o peor para él? Imposible saberlo. Pero por cómo actúen una y otra partes, podremos inferir lo que suceda.

Del episodio de Chicago podemos inferir que el gobierno de Estados Unidos, y particularmente la DEA, administra el flujo de drogas, es decir, poniéndoles límites a los traficantes para que se mantengan dentro de los márgenes de control. Sin el suministro de estupefacientes, ese país sería caótico. Su guerra contra las drogas es incongruente, porque se sabe obligado a permitir el paso de la mercancía ilícita para sus consumidores. Pero su discurso, sobre todo el de Donald Trump, es otro, pletórico de hipocresía.

Por cuanto toca a Colima, el acoso al cártel de El Mencho podría repercutir en un eventual incremento de la violencia, si sus rivales consideran que es una coyuntura para disputarle con más fuerza la plaza. No puede saberse a ciencia cierta; es sólo una posibilidad.

Un dato: Quien hizo el anuncio por la PGR en Chicago fue el subprocurador de Delitos Federales, Felipe Muñoz Vázquez, quien fue por un tiempo breve procurador general de Justicia de Colima en el gobierno de Ignacio Peralta Sánchez.

 

MAR DE FONDO

 

** “Llegué por el dolor a la alegría./ Supe por el dolor que el alma existe./ Por el dolor, allá en mi reino triste,/ un misterioso sol amanecía./ Era alegría la mañana fría/ y el viento loco y cálido que embiste./ (Alma que verdes primaveras viste/ maravillosamente se rompía.)/ Así la siento más. Al cielo apunto/ y me responde cuando le pregunto/ con dolor tras dolor para mi herida./ Y mientras se ilumina mi cabeza/ ruego por el que he sido en la tristeza/ a las divinidades de la vida”. (José Hierro, español, 1922-2002. Alegría.)