Razones
JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
PAN: Sin autocrítica, pero con expulsiones
Viernes 17 de Agosto de 2018 8:17 am
QUE se haya
designado a Cecilia Romero, del ala más cercana al Yunque, como responsable del
próximo proceso interno del PAN, en un Comité Electoral con amplia mayoría
anayista, no es una buena señal. Tampoco lo es que en la reunión del Consejo
Político del sábado pasado no se haya practicado autocrítica alguna de parte de
los principales dirigentes. Que el presidente del partido, Damián Zepeda,
centre su análisis sobre lo ocurrido el 1 de julio diciendo que hubo traidores
de Anaya; que el candidato del anayismo a la presidencia del PAN, Marko Cortés,
descubra ahora, después de que la apoyó públicamente una y otra vez, que en
realidad no estaba de acuerdo con la conformación del Frente; que no se haya
hecho en esa reunión del Consejo el más mínimo gesto para reincorporar a los
panistas que se alejaron del Frente y sobre todo del candidato Anaya; que ni en
el Consejo ni en la Comisión Anticorrupción del partido se haya abierto una
investigación sobre las denuncias judiciales pendientes contra Anaya, todo eso
es síntoma de que la dirigencia actual del PAN quiere ejercer el más elemental
gatopardismo: no quieren una elección abierta, transparente, organizada por el
INE, después de que un organismo externo (quizás el mismo INE, pero no necesariamente)
construya un padrón no manipulado del partido y por supuesto no está dispuesta
dejar el control y los recursos de los que dispone simplemente por serlo. Ayer se anunció
que para iniciar el proceso interno se comenzará esta misma semana con las
expulsiones de militantes que no apoyaron a Anaya: 69 sólo en la Ciudad de
México. Ernesto Cordero, líder del Senado, había sido expulsado un día antes de
la elección y un grupo de senadores están amenazados con la misma medida. Otros
han dejado el partido: el caso más notable es el de Margarita Zavala, quien
debemos recordarlo porque es un dato central, hasta que fue forzada a renunciar
ante la negativa de abrir la elección de candidato, tenía números muy
superiores a Anaya en todas las encuestas y era la única que podía realmente
competirle a López Obrador. La mayoría de los gobernadores no apoyaron la
candidatura de Anaya y lo terminaron expresando implícitamente en un desplegado
un par de días antes de la elección. Me imagino que ellos son también traidores. La crisis del PAN
no se solucionará con expulsiones y sanciones, tampoco se explica el resultado
electoral clamando por supuestas traiciones. Lo que exigen la mayoría de los
panistas es un análisis serio de lo ocurrido, incluyendo la forma en que Anaya
se hizo de la candidatura vía el acuerdo del Frente, que tampoco avaló el
partido como tal: la candidatura y el Frente fueron dos acuerdos cupulares que
no tuvieron nunca el respaldo del partido real. La enorme caída de votos de
Anaya respecto a los candidatos panistas locales lo demuestra. Y existe
resistencia a hacerlo, porque saben que sus posiciones son indefendibles. La
panista Cecilia Romero, intentando fallidamente ser conciliadora, afirmó que
las críticas de Ernesto Cordero a Anaya son certeras, pero que no debería
denigrarlo. “Yo creo, aseguró Romero en una entrevista, que como dijo Cordero,
hay una serie muy larga de razones, yo acepto como panista y dirigente del
partido que las razones que dio Cordero son para debatirse, habrá matices, que
el asunto de la alianza, que el Frente, que el método por la que Anaya fue
candidato, omisiones del partido, lo acepto para ser debatido abiertamente,
pero yo no acepto que se dé una actitud de encono y casi de odio contra Anaya,
ofender y denigrar la dignidad de una persona no es aceptable”. El problema es
que si son certeras las críticas de Cordero, no existe denigración alguna.
Cordero aseguró que la Procuraduría General de la República “protegió a Ricardo
Anaya” y que “la PGR no actuó contra él porque era candidato, la PGR lo
protegió por temor a que los acusaran de un uso faccioso de las instituciones”.
Aseguró que no tiene duda de que Ricardo Anaya sí está vinculado a lavado de
dinero y que las autoridades debieron haberlo llamado a declarar. “Fui
secretario de Hacienda, agregó, y vi muchos casos de lavado de dinero, no hay
duda de que Anaya está metido en una red de lavado de dinero”. Ese es el
elefante en el comedor. Yo no sé si Anaya está involucrado o no en una red de
lavado de dinero. Pero las denuncias existen, los acusadores también, y eso
tiene que dilucidarlo la justicia. Si no hay un profundo esclarecimiento de esa
situación, no será posible avanzar en lo demás. Y para que ello ocurra, Ricardo
debe separarse de los órganos de dirección del partido y éstos deben quedar en
manos de verdad neutrales, porque sino todo termina siendo una farsa.
Y mientras todo
eso sucede, lo menos que tendría que hacer la dirigencia panista, sobre todo si
como dice Cecilia Romero acepta las críticas de los disidentes, es convocarlos
a todos de regreso al partido, abrirles espacios y tratar de recomponer un instrumento
político que hoy está más cerca de ser una estructura cara pero inútil, que de
convertirse en el líder de la oposición. Por supuesto que nada de eso se puede
lograr expulsando disidentes y calificándolos de traidores porque cometieron el
pecado de no aceptar una imposición.