Despacho político
ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA
Sí habrá NAIM
Martes 21 de Agosto de 2018 7:49 am
CANCELAR la construcción del Nuevo Aeropuerto
Internacional de México (NAIM) les costaría mucho dinero a los inversores, al
próximo Gobierno Federal y a millones de mexicanos que padeceríamos las
consecuencias de una crisis bursátil que dañaría incluso a quienes ni siquiera
volarían a la capital del país alguna vez en su vida. Los inversores han gastado hasta el momento
alrededor de 179 mil millones de pesos, de unos 300 mil millones que costará
finalmente la primera etapa de la obra. Si se cancela, recuperarían parte de
ese dinero, pero perderían una porción mayor. Serían obligados a demandar
indemnizaciones que pagaría el gobierno del país, es decir, los contribuyentes. Como la Bolsa de Valores está en permanente
modo de mírame y no me toques, cancelar la construcción del NAIM golpearía
severamente el juego bursátil y los fondos de Afores que están invertidos en la
obra tendrían pérdidas notables: el dinero de las pensiones estaría en peligro;
al menos, las que se invierten en la construcción de la nueva terminal aérea. Una señal de esa naturaleza financiera
pondría “nerviosos” a muchos capitales. El riesgo de un nuevo “error de
diciembre” es real. Suprimir la obra significaría, en la relación
entre el Presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, y los hombres del
dinero grande en México, volver a la circunstancia que los llevó a confrontarse
durante la campaña electoral. Y como la IP y AMLO han contraído matrimonio,
según Alfonso Romo, el hombre de enlace de López Obrador con los empresarios, a
ninguna de las partes le conviene un divorcio antes de que consumen ritos de luna
de miel. A mí no me pregunten si el NAIM debe
construirse o no. Como la casi totalidad de los mexicanos, no soy experto en
asuntos de aeronáutica. Me gusta volar en avión, pero no sé más acerca de esos
aparatos formidables, mucho menos cómo debe ser, técnicamente, un aeropuerto.
Así que, por cuanto a mí toca, no tengo respuesta. Cedo mi voto a quienes sí
saben. Y creo que tampoco debe preguntarse a otras personas que no sean
expertas. Si quiero saber cómo está mi salud cardiaca, acudo al cardiólogo y ni
por error se me ocurre que para obtener un diagnóstico levante una encuesta de
opinión entre mis familiares y mis amigos. Quizás unos digan “se ve muy bien”
de salud; tal vez otros sentencien: “se ve jodidón”. A lo mejor otros afirmen:
“hierba mala nunca muere”. Y ándale que al día siguiente… Tampoco soy experto en finanzas bursátiles,
pero sí sé que por mucho menos que la cancelación de contratos de una obra
hecha con fondos de pensiones que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, las
acciones que representan a ese dinero perderán valor. Si hoy valen 100 pesos;
mañana podrían cotizarse en 70 ó 50. Se hunden. Entre los grandes perdedores
estarían futuros pensionados cuyo dinero está en juego ahora. López Obrador ha dado señales de no ser el
mismo hoy que cuando era candidato. Deja la impresión de un hombre que entiende
las diferencias considerables entre campaña electoral y gobierno. Las promesas
tienen frenos de realidad ineludible. Y el caso del NAIM es uno de esos que
requieren inteligencia, tacto y razón antes que corazón. Percibo que el Presidente electo busca un
camino decoroso para salir de la paradoja que le significaría que el NAIM siga
construyéndose, yendo contra sus compromisos de campaña. Insinuó que la consulta popular podría ser
una encuesta, y no las que el INE, por ley, organiza, para las que hay tiempos
y formas legales. Esas no se sirven a la carta. Una ventaja tiene ese modo:
Quien paga, manda. Y la encuesta podría aprobar que la obra siga. La vox populi
tamizada. Antes, una buena campaña de medios que preparen a la difusa y
veleidosa “opinión pública”, le abriría al nuevo gobierno una ruta transitable. Nadie debiera asustarse de una solución como
esa. Incluso, si le agregan dos o tres medidas correctivas y tres o cuatro
formas legales para “limpiar” el prestigio de los contratos del NAIM. Habrá protestas, sí. Y esas las tendrán que
manejar de una manera más inteligente que al estilo de Fox, hace casi 18 años,
cuando la represión a los manifestantes de Atenco fue la respuesta con que
empezó su fracaso. Dudo que AMLO quiera comenzar un sexenio
peleando con la IP, que le ha demostrado disposición al acercamiento, al
noviazgo, a la boda y a la luna de miel, para seguir con la “ingeniosísima” y
“originalísima” metáfora de ese poeta de la política en que se convirtió
Alfonso Romo mediante las musas del poder. Habrá NAIM. Y otras obras más. Que nadie se
asuste. MAR DE FONDO
** “Quiero morir cuando decline el día,/ en
alta mar y con la cara al cielo,/ donde parezca sueño la agonía,/ y el alma, un
ave que remonta el vuelo./ No escuchar los últimos instantes,/ ya con el cielo
y con el mar a solas,/ más voces ni plegarias sollozantes/ que el majestuoso
tumbo de las olas./ Morir cuando la luz, triste, retira/ sus áureas redes de la
onda verde,/ y ser como ese sol que lento expira:/ algo muy luminoso que se
pierde./ Morir, y joven: antes que destruya/ el tiempo aleve la gentil corona;/
cuando la vida dice aún: soy tuya,/ aunque sepamos bien que nos traiciona”.
(Manuel Gutiérrez Nájera, mexicano, 1859-1895. Para entonces.)