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La ciudad de las parotas



ALEJANDRO MORALES

¿Politiquería?


Sábado 08 de Septiembre de 2018 9:10 am


LA cuarta transformación ha levantado muchas esperanzas, pero también desilusiones. López Obrador todavía no viste la banda presidencial, pero él y su movimiento ejercen un poder tal, que por lo menos mediáticamente ya cuenta más que el actual Presidente.

Pero no sólo lo bueno cuenta, también lo malo. Y mucho. O por lo menos las cosas que no sabremos si serán buenas, pero que desde ya parecen malas. O muy malas.

Como el anuncio de la dirección de la Comisión Federal de Electricidad para Manuel Bartlett, secretario de Gobernación en 1988, organizador (en los tiempos en que no había INE ni IFE) de las elecciones fraudulentas que presuntamente “ganó” Carlos Salinas de Gortari, sobre Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier, tras la legendaria “caída del sistema” que se le atribuye a él.

Durante el gobierno de Salinas, al que Bartlett ahora dice que lo hicieron ganar los panistas y no él, fungió como secretario de Educación Pública. Luego el PRI lo siguió premiando, en 1993, con la gubernatura de Puebla, y bajo las siglas del mismo PRI y por la vía plurinominal, como Senador, en el año 2000.

Fue hasta 2006, ya con un PRI hiperalicaído, que Bartlett se distanció del tricolor y llamó a votar a favor de López Obrador. A partir de entonces se vistió con la camiseta del PT. Hubo de esperarse algunos años, pero finalmente su apoyo a Andrés Manuel le ha rendido frutos personales (¿politiquería?).

Hasta la ex coordinadora de campaña de López Obrador, Tatiana Clouthier, ya dijo que había mejores perfiles que el poblano para encabezar la electricidad en el país. Por el bien de todos los mexicanos, esperamos que no se le caiga el sistema, y nos deje peor que a oscuras.

Y ni qué decir de la liberación de la lideresa sindical, Elba Esther Gordillo, apenas después del triunfo de López Obrador y un par de reuniones de este con el Presidente actual, pero saliente, si no es que ya salido. Mera coincidencia dicen.

Otra “coincidencia” de la que quieren lavarse las manos los morenistas fue el escándalo de esta semana, cuando casi al mismo tiempo que se dio el anuncio del trasvase de cinco diputados de Partido Verde a Morena, suficientes para que el movimiento de López Obrador alcance la mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, en la Cámara de Senadores y con la anuencia de la mayoría morenista, luego de habérsela negado, se le concedió licencia al senador por el Partido Verde, Manuel Velasco, para que regrese a la gubernatura de Chiapas a terminar en los próximos 3 meses su mandato.

Escándalo mayor, porque en primera votación la mayoría morenista se opuso, y fue hasta que Ricardo Monreal, coordinador de Morena en el Senado, se sacó de la manga una segunda votación y prácticamente ordenó a sus diputados votar a favor de la licencia para el senador verde.

La Constitución chiapaneca impedía a Velasco regresar como Gobernador, pero sus diputados locales (¿politiquería?) se encargaron de modificarla para que pudiera hacerlo. Monreal y el priista Osorio Chong cabildearon (¿politiquería?) para que los morenistas en el Senado se retractaran y le concedieran la licencia. Todo esto en “la Cámara Alta”, mientras que en la “Baja”, el colimense Mario Delgado, coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, “coincidentemente” daba la bienvenida a cinco diputados del Verde como morenistas.

López Obrador se ha negado a hablar sobre este trasvase de diputados del Verde a Morena y la licencia al góber-senador chiapaneco, pero apenas sucedido este escándalo (¿coincidencia?), se reunió con diputados y senadores morenistas, para insistirles en la necesidad de romper con el viejo molde de la política, no hacer politiquería, e incluso no hacer payasadas.

Pero López Obrador tendrá que hacer más que sólo proferir palabras, pues mientras él o sus correligionarios sigan haciendo cosas no tan buenas que parezcan politiquería, terminará por darle la razón al subcomandante Galeano, antes “Marcos” del EZLN: “La cuarta transformación es, en realidad, la cuarta transformación del PRI”. Y seguirá más de lo mismo, pero revolcado.