Cargando



SABBATH



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Sequía


Sábado 08 de Septiembre de 2018 9:11 am


1.- IRREGULARES, las lluvias del presente temporal auguran una temporada de caza errática. Al menos, a las huilotas les costará esfuerzo extra encontrar suficientes semillas para alimentarse en los llanos.

Muchas siembras de maíz se han malogrado; otras darán escaso grano. La esperanza se encuentra en los cultivos de sorgo, que es más resistente que el maíz y otros cereales a la escasez de agua, además de que las variedades de ciclo corto habrán permitido a los campesinos asegundar ya muy entrado agosto, cuando llovía un poco más.

2.- Usualmente, la migración de palomas de alas blancas se concentra en dos regiones. A la costa acuden los pájaros que se han reproducido en las orillas del litoral del Pacífico mexicano. Esta migración utiliza los manglares de las marismas para anidar con un grado de seguridad mayor que a campo despejado.

Una buena cantidad de parejas se habrá quedado en la costa colimense a reproducirse. Si alguien recorre la zona de manglares, podrá observar ejemplares de alas blancas en tiempo en que todavía no llegan las dos grandes migraciones. Esa es señal, junto con otros datos, claro, de que muchas huilotas de alas blancas se han vuelto residentes. También es indicio de aumento de las poblaciones, no obstante la caza y los depredadores naturales: halcones, gavilanes, serpientes, roedores y felinos menores.

3.- La otra gran migración arribará en octubre. Proviene del norte del país y del sur de Estados Unidos. En esas grandes regiones, las palomas anidan en el desierto y en los bosques de montaña. 

Un gran amigo mío, cazador, que ha recorrido el país de norte a sur y de océano a océano, me contó que encontró una anidación colectiva, a modo de colonia, de palomas de alas blancas en una montaña casi inaccesible. Había miles de nidos –me informó– en aquella tierra fría.

Cuando llega esa ola migratoria, el frío del otoño comienza a arreciar en el norte del continente. Es la hora de que las aves emprendan el vuelo al sur en busca de clima templado y comida.

4.- ¿Habrá alimento suficiente en Colima para las aproximadamente 500 mil palomas de alas blancas que llegarán a territorio? Me refiero a la comida que les aportan los maizales, sorgales, arrozales y ajonjolineras. Es probable que se encuentren en la necesidad de buscar alimento alternativo, para la emergencia. Tales son las meloneras cuando ya sólo queda el moteche.

Quienes tendrán más dificultades serán los cazadores. Les será azaroso dar con las huilotas que en condiciones de abundancia de granos, se localizan con facilidad. Cuando escasean los cereales, sus vuelos son larguísimos desde los dormideros a los comeríos.

Esta dificultad adicional volverá más atractiva la actividad cinegética. Bueno, al menos para aquellos que pensamos que a las cacerías fáciles, esas de llego, tiro y regreso, se les desmorona el interés y terminan por ser como una ida a la tienda de la esquina. 

Por esencia, la caza debe ser un ejercicio de vencimiento de obstáculos, de retorno a un ambiente que reviva algunas de las condiciones naturales en que se desarrollaron por necesidad nuestros lejanísimos ancestros, que si no mataban una presa, no comían. Lo fácil pierde valor, según mi gusto.

5.- Las huilotillas comenzarán a llegar en unas 2 semanas más, como mucho, si no antes. Esas pequeñas palomas se mantienen con una dieta diferente a la de sus parientes mayores, que son las de alas blancas, las moras, las collarejas y las barranqueñas o pedorras.

Come semillas diminutas de ciertas hierbas silvestres, como el güinar, y las que toma de las espigas del zacatón, por las que tiene particular preferencia. 

Son, como he escrito en otras ocasiones, atractivas al tiro al vuelo. Se desplazan por el aire a gran velocidad, zigzaguean con tanta rapidez que apenas se les alcanza a ver. Llegan temprano a los comeríos, cuando aún la claridad del amanecer no aparece del todo y, por la tarde, cuando ya la oscuridad asoma su cara invisible.

Hay que aprovechar las primeras horas de la claridad matutina y las previas al crepúsculo, para disparar al vuelo a este pequeño pájaro que mide y pesa más o menos la mitad que una de alas blancas.

Abatirlas al vuelo tiene dos recompensas: una, significa que el cazador ha hecho por consecuencia buenos disparos; y otra, que de comer son mejores que otras palomas. Carne tierna, jugosa, de sabor delicado, hace de las cazueladas en salsa de tomate de milpa un manjar al que pocos tienen acceso.

6.- Asunto aparte, en materia de aves, son los patos. Su dieta varía según cada especie. Son pocos los que se acercan a los sorgales y los maizales. Los pichichis, que son residentes, se cuentan aparte.

De esta clase de aves, los patos y los gansos, me ocuparé otro día.