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¡Calladita no me veo más bonita!



CLAUDIA LETICIA YÁÑEZ VELASCO


Domingo 09 de Septiembre de 2018 9:26 am


ESCUCHAR la frase “calladita te ves más bonita” era común, tan clara y directa desde que tengo uso de razón y no del corazón. Una y otra vez, por generaciones el lenguaje ha sido directo para que una mujer se mantenga en silencio. ¿Razones? De todo tipo, la mayor: el miedo a nuestra voz.

Provengo de una joven abuela que tras un parto muere en el hospital. Ese ha sido un acontecimiento que marca de manera inconsciente a las siguientes generaciones de las mujeres de mi familia. Maxwell Maltz, un célebre y respetado cirujano plástico de la Universidad de Columbia, encontró con sus pacientes que en 21 días se adaptaban a su nuevo rostro. De acuerdo a Maltz, el ser humano actúa, siente y se desenvuelve siempre de acuerdo con lo que imagina ser verdad acerca de sí mismo y del medio ambiente. Actuamos y sentimos no de acuerdo a la realidad, sino a la imagen que nos hemos formado de ella. Los hábitos, sean buenos o malos, se forman de este mismo modo.

Escuchamos, por años, de forma violenta o con vaselina, que era mejor ser bonita que usar la voz. Hasta que se convirtió en un hábito callar. Callar la violencia psicológica, sexual, patrimonial, económica, doméstica, laboral y obstétrica. Los hábitos constituyen reacciones y respuestas que se ejecutan automáticamente sin tener que pensarlas o decidirlas. Un 95 por ciento de las conductas, los sentimientos, las emociones y las reacciones son habituales. En el pasado aprendimos que ciertas actitudes (así como ciertos modos de sentir y de pensar) fueron “apropiadas” con respecto a ciertas situaciones. Ahora tendemos a pensar, sentir y actuar del mismo modo en donde quiera que encontremos, lo que interpretamos como “la misma clase de situación”.

Me he cuestionado la vivencia de la abuela que tras un parto muere con mi propia experiencia de ser madre. Ahora tengo la condición de parir lo no dicho… usar las palabras. Como un acto de amor, trascender la información, cambiarla y liberarme. Cuando nos respetamos, aclaramos las cosas y expresamos los silencios de otras generaciones. Vivimos una lucha transgeneracional entre nuestro rol de madre y el de mujer, y el costo ha sido muy alto. Elijo creer que necesitamos de nuevos hábitos y programas para estar en libertad emocional de hacer nuevas elecciones. Por generaciones, ha sido silenciada la voz y el derecho a sentir el placer… se perdió la “batalla” en una cultura patriarcal.

Hay mujeres que sin darse cuenta invierten su identidad en la maternidad, sin dar cabida a la feminidad. El derecho al placer no se ha inscrito en las células de las madres. Parece nuevo e incompatible. Parece cuestionar una herencia de vergüenza y silencio. ¿De qué se trata entonces?, de reconciliarnos con nuestro ser mujer más que luchar. Parirnos a nosotras mismas para convertirnos en adultas, soltar el dolor insoportable de que madres y abuelas no nos trasmitieran a viva voz que podían ser felices como mujeres. Ser adultas, para dejar de vivir en la órbita de lo que nos han construido… ver nuestro rostro de mujer y no sólo de madre.

Ante esa combinación de callar la voz y al cuerpo, el útero guarda las memorias ancestrales de dolores silenciosos. Lo que convierte poderoso el mensaje de que callarte te hace bonita. Al igual que Maltz, mi apuesta es por un mínimo de 21 días consecutivos de práctica inequívoca de cada nuevo hábito que elijas, para que se pueda efectuar un cambio perceptible. Estamos ante la oportunidad de darnos cuenta que ya podemos comprobar o negar la validez de los viejos conceptos de nuestra vida. Crear nuevos hábitos, crear una autoimagen adecuada y realista… adaptarnos a un nuevo rostro.

Hace 100 años que Carl Jung aseguraba que las mujeres hemos tenido que capacitar a los hombres para ser responsables de sus identidades femeninas para que vieran no el exterior, sino el aspecto interior de la mujer. Clarissa Pinkola hablaba de que toda mujer tenía que llegar a encontrar su propia canción, ponerle su voz una vez que había terminado de recoger todos sus huesos. ¡¿Cuál es tu canción?!


*Presidenta del Colegio Colimense de Psicólogos A. C.


colegiopsicol@hotmail.com