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Extraña coincidencia



RAÚL PÉREZ OSORIO


Martes 11 de Septiembre de 2018 9:17 am


DESDE hace 50 años, miles de ciudadanos no han dejado de señalar con índice de fuego, lo que precisamente “defendió” a sangre y fuego el gobierno de Gustavo Díaz Ordaz, quien argumentó razones de Estado para cometer algunos de los hechos más sangrientos que se recuerden, ejecutados directamente por un gobierno emergido de un partido que se fortaleció por un noticiero informativo, que nada más lo éste decía en una televisora era verdad. La educación y la cultura dependían de ese medio, por lo tanto, la inmensa mayoría de mexicanos revictimizó a los caídos que exigían libertad de expresión, confirmando con esto que un país donde no se fomente la educación y el respeto, la historia y la ética, está condenado a ser guiado por políticos corruptos y sinvergüenzas.

Se menciona que la abyecta conducta de los diputados de aquel tiempo, le dejó la puerta abierta a Díaz Ordaz para que realizara aquella masacre, ya que la totalidad de ellos eran del PRI y su función consistía en aplaudir al Presidente en turno, hasta quedar con las manos inflamadas de tanto aplauso. Hoy es distinto a esa circunstancia, tan es así, que el pueblo decidió ir contra medios masivos de comunicación oficiales, y eso hace la impactante diferencia entre aquel momento histórico y este que nos está tocando vivir.

En un hecho histórico sin precedente, el pueblo de México ha dado la orden a los representantes de todos los niveles y autoridades en general, que se ajusten a su mandato; quien ignore esta indicación, no será sujeto de confianza alguna.

Una extraña coincidencia: el actual movimiento estudiantil que recientemente protestó por la agresión de porros de la UNAM, aparentemente no tiene lógica, pero se dice que algunos empresarios han sugerido que se cobren cuotas a las universidades públicas, y no parecen distantes de esa violencia, porque existen muchas universidades públicas en quiebra; creo que es un imperativo que se diga que quienes están tras esos actos violentos quieren incendiar o distraer, para ocultar hechos que lastiman a la sociedad.

El derecho a inconformarse debe existir, aunque el gobierno sea represivo; en aquella ocasión no permitieron que los jóvenes y el pueblo oprimido lo hicieran, por una sencilla razón: los gobernantes sátrapas y soberbios consideran esclavos de su gobierno a los ciudadanos. La ingratitud gubernamental ha recibido su exacto castigo desde el 1 de julio pasado, y en lo sucesivo, ésta tiene que ser la tónica para que se respete la voluntad de la ciudadanía. Cada que vemos un hecho histórico, como el que acaba de vivir México en las elecciones pasadas, se confirma que el peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo con cultura.

No deja de llamar la atención la imponente evolución que ha sufrido la sociedad en todos los aspectos; existe una foto clásica, en la que el rector de la UNAM de ese entonces, Javier Barro Sierra, se incorporó a la protesta, y dignamente su posición fue defender la autonomía universitaria. En la foto de referencia no aparece mujer alguna; hoy, las mujeres han conquistado, por méritos propios, un altísimo porcentaje de sus derechos, y siguen removiendo escombros de un machismo que les ha obstaculizado su desarrollo humano.

Justo es decirlo, por su misma actividad en todos los aspectos, en una sociedad convulsa como la nuestra, también nos hemos dado cuenta que han participado en el crimen organizado, orilladas por las circunstancias socioeconómicas que han lastimado de una manera muy severa a nuestra sociedad; sumémosle además el abominable crimen contra ellas, por razones de género, germen pernicioso que tiene su origen en los hogares donde no se permite o repudia toda manifestación de la mujer desde la más tierna infancia.

Por último, aunque parece fuera de contexto, entre los miles de asuntos delicados que tiene que resolver el gobierno que próximamente entrará en funciones y por ser un asunto totalmente ligado al desarrollo y a la historia de nuestra patria, lo relacionado con Pemex, si el futuro gobierno informa al pueblo cómo se desmanteló esta empresa de nuestro Estado, contribuirá a que el pueblo tenga conciencia clara de su futuro, y se digan nombres y apellidos de quiénes actualmente son los beneficiarios de esa traición al pueblo de México.