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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

Ada Aurora, la esperanza


Martes 11 de Septiembre de 2018 9:10 am


AL evento acudió Jaime Flores Merlo, titular de Educación, en representación del gobernador José Ignacio Peralta Sánchez. Era el cierre del periodo de Rogelio Pizano al frente de la Corresponsalía Colima del Seminario de Cultura Mexicana y la llegada de una nueva mesa directiva, encabezada por la doctora Ada Aurora Sánchez Peña.

Fue en las instalaciones del Archivo de la UdeC, ubicado desde hace años en donde fue la Dirección de Tránsito, frente al Parque Hidalgo y sobre la Avenida 20 de Noviembre. Hubo poco público, y a pesar de la informalidad en que se verificó el acto, sumado a los imprevistos que obligaron a improvisar, el evento gozó de un realce único: el que le dio la nueva presidencia del Seminario en Colima, que se instauró en compañía de representantes de las Corresponsalías de Manzanillo y de Ciudad Guzmán.

La entereza de la doctora Ada Aurora Sánchez es siempre una garantía, pues desde que éramos compañeros en la Facultad de Letras y Comunicación de la UdeC estábamos, yo y mis compañeros, convencidos de que ella tendría en el futuro encargos de ésta y otras mayores importancias, no sólo porque se trataba de una estudiante con un altísimo sentido del deber y la responsabilidad (siempre llevaba las tareas y siempre obtenía un diez), sino porque Ada siempre fue una mujer tan sensible, que sus virtudes incluyen ejecuciones magistrales como violinista.

Me parece que fue una decisión acertada el haber nombrado a Sánchez Peña como presidenta de esta nueva mesa directiva por varios motivos. El primero de ellos, del que ya adelanté algo en las líneas precedentes, tiene que ver con su innegable inteligencia e intuición para las cosas de la lógica y la reflexión. El segundo, está relacionado con la generación a la que Ada pertenece, que es la mía. Pese a que crecimos en ámbitos diferentes (mi familia es de mecánicos, la suya es de pensadores), siempre me sentí identificado con sus luchas, menores y mayores, tanto en lo social como en lo cultural.

Las dos materias referidas me llevan a una tercera: si una mujer como Ada ha dejado huellas imborrables en quienes la hemos conocido, ¿cómo no va a dejar una huella aún más indeleble en el encargo que ahora tiene? Yo confío en que en sus manos, el Seminario de Cultura Mexicana conocerá otra época, no por el hecho de ser ella de unos valores y convicciones que quizás el anterior presidente no tenía, sino por su espíritu de lucha, algo indispensable en estos momentos en que la cultura en Colima adolece de grandes vacíos generacionales.

“En Colima existen distintas agrupaciones sociales y culturales que al margen de las instancias oficiales trabajan de forma altruista y generosa para mejorar el espacio en que vivimos”, dijo en su discurso la doctora, con lo que dejó en claro de qué parte se necesita (y urge) un mayor apoyo no sólo del Seminario, sino de las propias instituciones oficiales de la cultura en Colima. Si en 1958, como lo recordó Ada, se fundó aquí la Corresponsalía gracias al interés de Jorge Chávez Carrillo, Manuel Velasco Murguía, Jorge Portillo y Julio Mendoza, ¿qué se requiere para que otro pelotón de creadores y pensadores haga lo propio en esta nueva época? Lo que se requiere es un liderazgo como el de Sánchez Peña.

Una de las propuesta centrales de Ada, que me parece la más importante, es “sembrar y cosechar a favor de la cultura”, y por eso expuso seis ejes de articulación de su programa de trabajo: promover análisis de problemas de la cultura, eventos transdisciplinarios, aliento a presentaciones de libros y rescate del patrimonio, sensibilización de públicos, vinculación con otras Corresponsalías y fortalecimiento de la imagen del Seminario. 

Hacia el final de su discurso, la doctora en Literatura por la Iberoamericana, reconoció que “promover la cultura es promover el reconocimiento de una pertenencia, de un orgullo, de una razón de ser”. Y eso es lo que pedimos los creadores colimenses.