Cargando



Tópicos DXVIII



GERMÁN RUEDA


Sábado 15 de Septiembre de 2018 9:24 am


ESTANDO nuestro país en zona de alta sismicidad y contando en la UNAM con un Instituto de Geofísica, el conocimiento de la materia se encuentra bastante avanzado y se puede acceder a la información recabada de sus actividades, a través de publicaciones periódicas y el acceso a internet.

Este mes se cumple un año de los devastadores terremotos del 7 y 19. Paralelo a la conmemoración, mi dilecto amigo Benjamín Rodríguez me hace llegar el extenso documento titulado Cien Años de Sismicidad en México, que contiene datos precisos de todo el siglo pasado y hasta el año 2003, sumando 170 eventos con magnitud de 6.5 y mayor, sin citar escala. En este trabajo se compiló un catálogo de sismo moderados a grandes (M 6.5), de diversas fuentes, dice el texto, basado en la fosa Mesoamericana.

Sería prolijo tratar de explicar la complejidad de términos y datos en 14 páginas con planos, dibujos y esquemas. El espacio no lo permite, pero existen ahí luces para nosotros, los legos, para entender las causas, efectos y fechas de sismos en más de un siglo. Dejamos fuera los más recientes y devastadores posteriores a 2003, donde terminan los datos.

En palabras llanas, la tierra está conformada por placas tectónicas, una sobre otras y otras frente a otras, es como el asfalto sobre la tierra o la casa donde habito y la del vecino, pero en eterno movimiento. Así el asfalto de una calle se movería hacia la otra, sobre el asfalto inmediato: mi casa quisiera mover a la casa del vecino. Como el asfalto trata de “montarse” sobre el otro, se produce una fricción y la “orillas” se rompen causando movimiento desde abajo hacia arriba y lateralmente (movimiento transcurrente). Mi casa, al no mover la del vecino, rompe sus paredes y producen liberación de energía, y su resultado es el temblor. Entre mayor sea el área de la ruptura de la corteza, mayor es el temblor (zona de subducción). Así lo entiendo con palitos y bolitas.

México está situado sobre cinco placas: norteamericana, cubriendo la mayor extensión; Pacífico, desde Tijuana a San Blas; Rivera, costa noroccidental Sinaloa, Nayarit y Jalisco; Cocos, Manzanillo a Chiapas, y éste hacia la placa del Caribe.

La mayor longitud de ruptura de los sismos el siglo pasado fue entre 50 y 200 kilómetros de largo, pero el sismo más grande se registró el 3 de junio de 1932, con longitud de 280 kilómetros y magnitud 8.2 Richter. Otro sismo importante fue el que ocurrió el 19 de septiembre de 1983. La ruptura cubrió casi toda la costa de Michoacán con epicentro a más de 200 kilómetros de la Ciudad de México. El sismo de Colima-Jalisco de octubre de 1995, produjo un maremoto con olas de más de 5 metros de altura.

Sismos en la placa norteamericana son menos frecuentes, pero devastadores; se presentan en zonas densamente pobladas. El más antiguo registrado es en Bavispe, Sonora, el 3 de mayo de 1887, con magnitud mayor de 7; así como en Zacoalco, Jalisco, en diciembre de 1568, que fue mayor de 7 también.

En promedio, en México ocurren cinco sismos de magnitud 6.5 o mayor cada 4 años y guarda la frecuencia de los 170 del siglo pasado.

El registro más antiguo del catálogo data del 20 de enero de 1900, a las 6:33:30 horas, que tuvo una latitud de 20 grados norte, longitud de 105 grados al oeste, con una profundidad de 33 kilómetros y una magnitud de 7.4 grados.

La curiosidad lleva a los descubrimientos. Busqué el sismo del 19 de septiembre de 1985 y arroja estos datos: hora, 13:17:49; latitud, 180º4´19; longitud, 102°468; profundidad, 15 kilómetros; magnitud de 8.1 grados. 

El de la réplica del día siguiente lo fecha el 21 de septiembre a la 01:37:14, con latitud de 17.828; longitud de 101681; profundidad de 17 kilómetros, y una magnitud de 7.6 grados.

Al haber sufrido ambos sismos y saber la hora (7:14), no me cuadraba con las del estudio del SSN; la diferencia estriba en los usos-horario empleados para trabajos científicos; éste toma la hora del meridiano de Grenwich, es decir, 6 horas más a nuestro uso del centro del país, por eso llama la atención la fecha del segundo, el 21 de septiembre, no el 20.

También, de forma sucinta verifiqué si habían ocurrido sismos un día igual en año diferente, como ocurrió el 19 de septiembre y hallé esto: 28 de agosto de 1955, sismo con magnitud de 6.6; 28 de agosto de 1973, sismo con magnitud de 7.6; 7 de junio de 1946, magnitud 6.9; 7 de junio de 1976, magnitud 6.5; 7 de junio de 1982, magnitud 6.9.

Son demasiados datos, quizá sin interés. Se envían con buena voluntad.


gruedaf@yahoo.com.mx