Razones
JORGE FERNÁNDEZ MENÉNDEZ
AMLO: Salarios, seguridad y generales
Lunes 17 de Septiembre de 2018 7:35 am
LUEGO de 2 meses frenéticos, Andrés Manuel
López Obrador comenzó una gira de agradecimiento que lo llevará, durante las
próximas semanas, a recorrer todo el país, y le servirá para consolidar, sobre
todo, el poder en cada uno de los estados. En esta gira, el Presidente electo estrena a
su equipo de seguridad, una instancia a todas luces insuficiente para las
exigencias de un Presidente de la República. En el transcurso de los días y
sobre todo cuando asuma el próximo 1 de diciembre, comprenderá la importancia
de contar con un Estado Mayor Presidencial (con ése u otro nombre) que lo
proteja, le organice sus giras, le proporcione logística, información e
inteligencia a él, a sus principales colaboradores y sus invitados, nacionales
o extranjeros. Más allá del esfuerzo que pueda realizar el equipo que
encabezará Daniel Asaf, es evidente que con cinco personajes por gira, como
anunció Andrés Manuel, no se puede garantizar la seguridad ni la logística de
un Mandatario, salvo que se tenga detrás un operativo encubierto y todo sea una
simulación. Más allá de eso, el recorrido tendrá tres
objetivos muy claros. Por una parte, consolidará la base de poder que ha
logrado Andrés Manuel en todos los estados. En los últimos comicios logró el
triunfo en 19 legislaturas locales, donde tiene mayoría. Para realizar
cualquier reforma constitucional, además de hacerla aprobar con mayoría
calificada en diputados y senadores, necesita la aprobación de por lo menos 17
Legislaturas locales. Ese es el poder estatal que López Obrador necesita afianzar
y controlar, porque hay que recordar que la enorme mayoría de esos triunfos son
de arrastre de su propia candidatura. Por eso también, además de trabajar durante
la gira con los gobernadores, lo hará con su gente, con los próximos delegados
estatales. En los hechos, será una suerte de prueba previa a su manejo con los
estados. Y finalmente le servirá para refrendar el apoyo popular que tuvo el 1
de julio y que le permite gozar de las actuales mayorías. Comienza la gira después de sacar en San
Lázaro la Ley federal de Remuneración de Servidores Públicos, que establece que
ningún servidor público puede ganar más que el Presidente, una vieja promesa de
campaña de Andrés Manuel. Conceptualmente está bien, pero el hecho es que
aplicada esa normatividad en forma draconiana, lo que sucede es que cada vez
más posiciones calificadas del futuro gobierno están quedando sin ocuparse, al
tiempo que muchos funcionarios están dejando sus puestos antes de que termine
esta administración, para incorporarse al sector privado. Son muchos los puestos especializados en
diferentes áreas de la administración pública, donde ganar 50 ó 60 mil pesos
mensuales no es profesionalmente atractivo, sobre todo cuando en el sector
privado esos mismos especialistas pueden ganar fácilmente cuatro o cinco veces
más. Las áreas de gran especialización, desde el Banco de México, la Secretaría
de Hacienda hasta la CFE o Pemex, pasando por las posiciones diplomáticas,
serán las que más sufrirán si no existen espacios de maniobra en el tema salarial. En realidad, lo que tendría que ser
importante en el gobierno, dejando fuera abusos o excesos, es mucho más la
eficiencia del gasto gubernamental más que los salarios en sí mismos. De poco
sirve tener funcionarios que cobren menos si su trabajo es ineficiente o si no
están preparados para afrontarlo. Muchos de sus colaboradores lo saben, pero el
tema de la disminución salarial es algo tan arraigado en el futuro Mandatario,
que es difícil convencerlo (como ocurre con el tema de la seguridad) de que
acciones que se ven como políticamente correctas, terminan siendo
potencialmente peligrosas o ineficientes. El Presidente electo dejó también una
reflexión que no ha sido retomada con toda la importancia que tiene, sobre el
caso de Rosario Robles, la secretaria de la Sedatu acusada mediáticamente de un
desfalco que, con base en lo que se ha publicado, no hay forma de comprobar que
ella es responsable directa del mismo. Muchos ven a Rosario con la víctima
propiciatoria de la próxima administración. Pero el viernes, López Obrador dijo
que él consideraba a Rosario Robles como “un chivo expiatorio” de otros tipos
de intereses y juegos mediáticos. Cuando Rosario Robles era jefa de Gobierno
del DF y Andrés Manuel candidato a la ciudad, fueron muy cercanos. Se distanciaron
tiempo después porque, ya en el cargo Andrés Manuel y Rosario presidenta del
PRD, ambos aspiraron a la candidatura presidencial de 2006. Las distancias y
rupturas fueron entonces inevitables. Me parece un gesto de madurez política de
López Obrador no abonar a las políticas de linchamiento.
Finalmente, la celebración del desfile de la
Independencia dejó detalles importantes. Uno de ellos no es menor. Según una
tradición no escrita, quien encabeza el desfile militar del último año del
sexenio es el general que tiene las más altas posibilidades de convertirse en
el próximo secretario de la Defensa. Es verdad que estamos viviendo tiempos
nuevos, en parte inéditos, pero a veces las cosas no cambian tanto como parece.
Por lo pronto, registre usted que el desfile de ayer lo encabezó el
subsecretario de la Defensa, el general Roble Arturo Granados Gallardo, a punto
de cumplir sus 50 años de servicio.