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Sentido Común



PATRICIA SÁNCHEZ ESPINOSA

La transformación de lo mismo por lo mismo


Lunes 17 de Septiembre de 2018 7:38 am


“Con base en lo logrado buscaremos

emprender una transformación pacífica y

ordenada, sí, pero no por ello menos profunda que

la Independencia, la Reforma y la Revolución;

no hemos hecho todo este esfuerzo para meros

cambios cosméticos, por encimita, y mucho

menos para quedarnos con más de lo mismo”,

Andrés Manuel López Obrador.

 

DURANTE su campaña, Andrés Manuel López Obrador no paró de hablar de la Cuarta Transformación, y ahora que ganó la Presidencia de México en las pasadas elecciones del 1 de julio, tanto él como sus seguidores afirman que dicha transformación está por llegar al país, pero ¿de qué se trata ésta Cuarta Transformación? ¿A qué se refieren tanto AMLO como los morenistas cuando la invocan?

De acuerdo a los sitios relacionados con López Obrador, la Primera Transformación de México sucedió hace 208 años, con la independencia de España, donde los héroes principales fueron Miguel Hidalgo y José María Morelos. La Segunda es con la Guerra de Reforma, que duró desde 1858 a 1861, teniendo a Benito Juárez como triunfador de un Estado democrático y liberal, contra la monarquía que pretendían los conservadores. La Tercera Transformación sucedió en 1910, con la Revolución, en la cual Ignacio I. Madero derrocó al dictador Porfirio Díaz Mori.

El gobierno de Andrés Manuel, por tanto, debería equipararse a estos movimientos fundamentales que dotaron a México de su identidad: una República independiente, democrática, con una sana separación entre Iglesia y Estado, más un ingrediente extra que vendría a aportar un crecimiento en nuestro desarrollo como país. La diferencia, de acuerdo a él, es que en esta ocasión no se necesitará derramar sangre para obtenerla, sino que habría sido alcanzada de manera pacífica y ordenada, mediante el voto de la mayoría de la ciudadanía mexicana en las pasadas elecciones.

¿En qué consistirían estos cambios tan radicales como para marcar una nueva era de nuestra Nación? En su discurso de cierre de campaña, en el Estadio Azteca, el entonces candidato de la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) se refirió a ellos, manifestando, entre otros, que sería la implantación de un auténtico Estado de Derecho, la instauración de una “auténtica democracia” y la garantía de elecciones libres. “Acabar con la corrupción y la impunidad” en el país, aplicando la ley, incluso al propio Presidente de México, para que pueda ser juzgado mientras se encuentre en funciones, además de someter la Presidencia a consulta ciudadana cada 3 años, para decidir si se le destituye o ratifica en el puesto.

Después de este discurso tan dramático, al grado de enunciar el triunfo de AMLO como uno de los movimientos históricos de México, y al mismo López Obrador como un prócer de la patria, llama la atención el comportamiento de su coalición al llegar a ocupar sus puestos en la Legislatura. A pesar de que ambas Cámaras obtuvieron una abrumadora cantidad de legisladores de los partidos de la mencionada coalición, siendo Morena el más beneficiado, no logró obtener una mayoría en la Cámara de Diputados, por lo que optaron por hacer un pacto con el Partido Verde Ecologista de México para que éste le cediera cinco diputados al grupo parlamentario de Morena, pasando así de 249 a 254 tribunos para obtener la mayoría absoluta tan deseada, con la que podrán legislar cómodamente y decidir el Presupuesto de Egresos, sin tener que negociar con los demás partidos. Es oportuno mencionar que una de las finalidades del Poder Legislativo es ser un contrapeso al Poder Ejecutivo, obligando a éste a someter sus decisiones a los representantes populares, no sólo de su partido, sino de los demás grupos de oposición.

Lo anterior es legal, pero la negociación bajo la cual se dio sí es cuestionable, o al menos en eso coinciden constitucionalistas como Elisur Arteaga Nava, quien advierte que la licencia otorgada a Manuel Velasco, para que regrese como Gobernador a Chiapas, después de pedir licencia y ser sustituto de sí mismo, es contraria a Derecho. Esto es debido a que el Pleno del Senado de la República, en la misma sesión en que negó la licencia a Velasco Coello, unos minutos más tarde revocó su decisión para concedérsela, con lo que violó el artículo 72 constitucional, que impide la posibilidad de plantear el mismo asunto durante el mismo periodo de sesiones. Además de esto, Manuel Velasco Coello continúa siendo Senador, aunque ahora con licencia, por lo que viola el artículo 125 de la Constitución que advierte que: “ningún individuo podrá desempeñar a la vez dos cargos federales de elección popular, ni uno de la Federación y otro de un Estado que sean también de elección; pero el nombrado puede elegir entre ambos el que quiera desempeñar”.

Es cierto que AMLO toma posesión hasta el 1 de diciembre, pero se supone que la Cuarta Transformación la realizaría con su partido, Movimiento Regeneración Nacional, pues de lo contrario, estaríamos hablando no de una transformación, sino de un regreso a los tiempos de los caudillos, cuando el poder se acumulaba en una sola persona al más puro estilo de “L’État, c’est moi” de Luis XIV de Francia. No obstante, los legisladores que ostentan las siglas de su partido/movimiento comienzan literalmente con el pie izquierdo, sin que esto signifique que sean liberales, al violar la Constitución y permitir que se infrinja descaradamente. La Cuarta Transformación, pues, no es tal, sino un pegajoso eslogan de campaña que comenzó a morir el mismo día que las promesas comenzaron a romperse, confirmando que lo que obtendremos es más de lo mismo.