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Signos importantes



RAÚL PÉREZ OSORIO


Martes 18 de Septiembre de 2018 8:54 am


Para fantasías textuales,

tu guapa ortografía.

Manual de Ortografía

 

LA fantasía, la imaginación y la ignorancia, podemos decir que vienen tomadas de la mano, acompañando a la humanidad a través del tiempo. Soy un absoluto ignorante en asuntos astrales, y al respecto conozco cosas elementales, casi me considero un residuo medieval que piensa que el sol es el que gira alrededor de la Tierra.

Dicen que nuestro mundo sería mejor si todos los habitantes de esta tierra, en vez de darle importancia a los signos zodiacales, pusiéramos más atención en el perfecto uso de los signos de puntuación. Hay un interesante libro sobre esta materia, cuyo autor, Gonzalo Andrés Muñoz, proporciona infinidad de ejemplos para que de manera sencilla mejoremos el uso y cuidado de nuestra lengua escrita.

En estos días se desató una controversia entre los adversarios políticos, intelectuales, magisterio, empresarios y todos los que estructuraron la punitiva reforma educativa. Mario Delgado, coordinador de la bancada de los diputados federales de Morena, manifestó que ni una coma quedará del engendro pro-empresarial que se le trató de imponer no al magisterio, sino a generaciones completas de mexicanos en este sexenio que agoniza.

Muchos maestros con dignidad se opusieron a esa llamada reforma educativa, y lo que considero grave para los propios maestros, fue que el más servil a ese destructivo ataque fue un genuflexo, convenenciero y timorato magisterio llamado institucional, que se prestó a ese destructivo fin. Y lo que hizo más deleznable su servidumbre, es que Aurelio Nuño Meyer, entonces secretario de Educación Pública, le haya dado más de 700 millones de pesos a líderes institucionales del SNTE para someter a los maestros y ponerlos en manos de los verdugos. En el porfiriato, a los maestros se les consideraba de manera despreciativa como Chachos, hoy, de esa forma los consideran los potentados que se han engullido la riqueza del país.

La peor falta de ortografía en nuestra vida, es que nunca ponemos punto final a lo que nos daña o perjudica. Ese signo se le debe de poner a la mal llamada reforma educativa, y el mismo signo, punto final, que se les aplique a los resabios de estructuras magisteriales que existen en unas secciones sindicales del país. El magisterio sabe perfectamente usar esos signos de puntuación, es el momento.

Sabemos que en estos tiempos, nuestro idioma es objeto de vergonzosos desfiguros a través de los medios digitales, por falta de cultura y lectura de usuarios. La cacografía –pésima escritura de nuestra lengua– se llega aceptar cuando la mayoría de personas no le dan importancia al lenguaje.

Por lo pronto, el pueblo de México ya le dio tinta y papel a AMLO y a las bancadas de senadores y diputados federales para que los usen correctamente. Veremos y diremos. El magisterio y toda la sociedad: padres de familia, estudiantes, iglesias, intelectuales, científicos, periodistas, filósofos y maestros, deben unirse y sacar un proyecto educativo que dignifique a nuestro país.

Cómo es posible que quienes gobernaron a nuestro país hasta la fecha, nos tengan atrapados en términos que a veces nos cuesta mucho trabajo deslindarlos. Creo que ya debemos ser claros al respecto. Cuando algún politiquillo de cualquier nivel se le descubre o descubría alguna ratería, algunos medios de comunicación, con el afán de debilitar los pillajes de los políticos, ponían a consideración de la sociedad que si lo cometido era un robo o hurto, porque el robo se hace con violencia e intimidación, y el hurto se lleva a cabo de manera discreta, como las desapariciones de millonadas de pesos de Pemex. Se tiene que señalar con nombres y apellidos, quiénes son los beneficiados de esos atracos.

Reafirmando lo importantísimo que son los signos de puntuación y, en este caso, el acento y punto final que le pusieron a las pensiones de los ex presidentes, y ahora sí, para que sepan amar a Dios en tierra de mexicanos y con el buen sentido de la palabra: no es lo mismo “bebés y mamás” que “bebes y mamas”, he aquí la importancia que tiene el olvidado acento.