Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
AMLO, sin política económica
Jueves 20 de Septiembre de 2018 8:14 am
CUENTAN las leyendas urbanas del viejo
priismo en sus versiones populista y neoliberal que todo Presidente saliente le
entregaba al Presidente entrante tres sobres; cada uno debía de abrirse en
situaciones de crisis. El primero decía: “échame a mí la culpa”; si persistía
la crisis, el segundo proponía: “cambia tu Gabinete”; y si los problemas
continuaban, el tercero aconsejaba: “escribe tus tres sobres”. López Obrador aún no toma posesión real del
Gobierno de la República y ya abrió el primer sobre. Detrás de las acusaciones
sobre un país en bancarrota, quebrado o en crisis, el candidato
triunfador-Presidente electo-Presidente en funciones adelantadas, Andrés Manuel
López Obrador, quiere ocultar el hecho de que Morena carece de una nueva política
económica, un nuevo modelo de desarrollo y un proyecto alternativo de
República, entonces busca distraer la atención. López Obrador basa su estrategia en el gasto:
programas asistencialistas e inversiones públicas, pero sin dinero. En contra,
enfrenta un país en el límite de posibilidades del modelo neoliberal de
desarrollo por su estancamiento en 2.2 por ciento promedio anual de PIB, con
una marginación del 80 por ciento de los mexicanos que mantiene estancada la
demanda. El problema estructural que ayudó al viejo
populismo que el neoliberalismo salinista nunca pudo resolver radica en que
todo modelo de desarrollo/política económica/economía mixta requiere de una
dialéctica empresarios-trabajadores. El viejo PRI dinamizó esa relación dentro
del partido-sistema y el salinismo sólo castró a ambos. Morena es una Babel de
intereses, mezquindades y revanchismos, y no un partido en funciones del
sistema político. El discurso lopezobradorista de crítica al
saldo gubernamental peñista es fácil desde el populismo, pero resulta
insuficiente al carecer de una propuesta general alternativa. Hasta ahora, el
equipo económico de López Obrador –Carlos Urzúa, Gerardo Esquivel y Jesús
Seade– significan apenas una alternancia de élite y no de pensamiento
económico. La crítica de López Obrador a los saldos del peñismo esconde el
reconocimiento de que el nuevo gobierno no podrá con sus promesas de construir
un mundo feliz. La clave para entender la viabilidad sexenal
de López Obrador en la Presidencia de la República se localiza en las variables
determinantes de la política económica: inflación, déficit presupuestal, PIB
anual y tipo de cambio. Desde la campaña, López Obrador se comprometió a
respetar la estabilidad macroeconómica –control de la inflación– como la esencia
del modelo neoliberal de crecimiento. Una alternativa real a la política
económica/modelo de desarrollo/Proyecto de Nación implicaría la existencia de
una nueva élite gubernamental, de una nueva doctrina del desarrollo y de la
construcción de una nueva dinámica empresarios-trabajadores. El jefe de la oficina de la Presidencia
lopezobradorista, el empresario regiomontano Alfonso Romo, reveló que se prevé
una tasa de PIB de 1.8 por ciento en 2019 y en 2020, debajo de las expectativas
de analistas y organismos internacionales. Si la meta oficial del próximo
gobierno es una tasa promedio de 4 por ciento anual en el sexenio, la cifra
menor en el primer bienio obligaría a un PIB de 5.1 por ciento en 2021-2024,
imposible con la estructura productiva que no permite tasas superiores a 3 por
ciento sin disparar la inflación. Hasta ahora, el Presidente electo-Presidente
en funciones adelantadas, se ha dedicado a ofrecer indicios del gasto:
programas asistencialistas, aumento de salarios e inversiones, sin tener claro
el rubro de ingresos. El gasto previsto para 2019 será 7 por ciento mayor al de
2018, lo que implicaría un aumento en términos reales; sin embargo, el PIB de
1.8 por ciento, la baja de salarios públicos y la austeridad están enviando
avisos de baja en la recaudación. Con el control del Banco de México sobre el
circulante, entonces el primer indicio desestabilizador de la estabilidad
macroeconómica sería el aumento en el déficit presupuestal con financiamiento
inflacionario. En España, el gobierno socialista de Pedro Sánchez aumentará el
gasto social financiado con alza de impuestos, para no romper el equilibrio
financiero. En México, López Obrador quiere crecer el presupuesto sin
impuestos, sin deuda, sin déficit y sin aumento de circulante, y para colmo, su
estratega está desacelerando el ritmo de crecimiento de la economía. Con lo que se ha visto hasta ahora, López
Obrador tendrá que abrir el segundo sobre, antes de tomar posesión y rediseñar
su Gabinete económico. Política para dummies: La política es la
habilidad para engañar a la realidad. indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh