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Red abierta



ARMANDO MARTÍNEZ OROZCO

Perdida patria


Viernes 21 de Septiembre de 2018 7:48 am


EN Los nueve libros de la historia, Herodoto recuerda cómo hace más de 2 mil 500 años los griegos reunieron un ejército en extremo numeroso para luchar contra el rapto de mujeres y en Asia acabaron con el reino de Príamo. “Por esta razón, añaden los persas, los pueblos de Asia miraron siempre con mucha frialdad estos raptos mujeriles, muy al revés de los griegos, quienes por una hembra lacedemonia juntaron un ejército numerosísimo, y pasando al Asia, destruyeron el reino de Príamo”.

Tal vez, si a eso nos empujan, no esperaremos una historia como la de El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, donde un dictador muere por el propio peso de su poder y al final de sus días sólo los recuerdos de un ego desbocado lo acompañan. “Porque el único documento de identidad de un presidente derrocado debe ser el acta de defunción, decía, y con el mismo desprecio escuchaba el discursillo ilusorio de que acepto por poco tiempo su noble hospitalidad mientras la justicia del pueblo llama a cuentas al usurpador”.

Hoy, el crimen organizado se está llevando a nuestras madres, hijas, hermanas, familia y amigas, y no les basta enriquecerse con el tráfico de enervantes y sí es una calamidad: seres humanos vendiendo a otros seres humanos.

El 24 de febrero de 2013, la Coordinadora de Autoridades Comunitarias de Guerrero eligió a los representantes de la Casa de la Justicia; ese mismo día, las autodefensas michoacanas, lideradas por José Manuel Mireles e Hipólito Mora, hacían su primera aparición pública.

No sólo estaban hartos del crimen organizado en su región, las extorsiones a sus negocios, los bombazos y balaceras; con la insurgencia, también estaban rescatando a sus hijas, madres, hermanas, amigas, secuestradas por hombres que sustraían a las mujeres de su propia casa y se las devolvían 3 días después, violadas y algunas veces hasta embarazadas.

Un grupo de rancheros mucho más que enojados y cercanos a las armas, debido a la cacería de aves, decidió hacerle frente al cártel michoacano más temido entonces, Los Caballeros Templarios, al mando de Servando Oseguera Martínez, alias La Tuta, preso hoy en el penal de Almoloya. Escisión de La Familia Michoacana y con un periodo de vida de no más de 6 años, el cártel de Los Templarios no supo cuándo detenerse y el pueblo se encargó de su castigo.

No existe en el mundo un poder económico más fuerte que un pueblo enojado con sus opresores y cansado de ver cómo maltratan y asesinan lentamente a sus familias todos los días. Como el primer zapatismo, el alzamiento de los michoacanos contra el cártel más fuerte de su región sucedió sin capital político, pero sí con el aparente apoyo del Cártel Jalisco Nueva Generación.

Sin embargo, la experiencia de las autodefensas michoacanas es útil para cualquier grupo humano cansado de los abusos y atropellos de quienes se creyeron superiores a nosotros, sólo por hacerse con extrema facilidad de millonarias fortunas y poder político corrupto. Nosotros no queremos la guerra, pensaron, pero hacia allá nos obligan.

Cualquier territorio del país está dominado por el crimen organizado, incluso Chiapas, controlada por el cártel de Los Zetas en regiones donde no está el EZLN, que no permite ni alcohol ni otras drogas en las comunidades autogobernadas.

De febrero de 2013 a febrero de 2014, las autodefensas se habían extendido a 14 municipios de los 113 que tiene Michoacán. No por nada Mireles ofrecía a la Policía Federal y al Ejército la liberación de territorios en menos de 3 días.

No es fácil liberarse de este tipo de pestes sociales como es la delincuencia organizada, pero sí es un trabajo ciudadano legítimo cuando los gobiernos permiten el acoso a los pueblos de México y el maltrato a quienes sólo queremos vivir en paz al lado de los nuestros.

A pesar de todo, honor a quien honor merece: el primer alzamiento armado y con intenciones revolucionarias del México del Siglo 21 lo hicieron rancheros despolitizados y enojadísimos con el crimen organizado.

Con orgullo, Mireles describió su propia lucha a los medios de comunicación masiva: “Pisé el callo del crimen organizado. Pisé el callo del Gobierno Federal; por desgracia, los dos callos son de la misma persona. No tenemos patria mientras no tengamos gobierno”.