¿Quiénes somos?
DENISE DRESSER
Lunes 24 de Septiembre de 2018 8:12 am
¿QUIÉNES somos cuando por Jalisco deambulan
dos tráileres repletos de cadáveres, porque los muertos rebasan la capacidad de
almacenamiento, y no hacemos nada? ¿Quiénes somos cuando 150 personas de 10
estados llegan al Servicio Jalisciense de Ciencias Forenses, con la esperanza
de encontrar a los suyos en los dos remolques descubiertos, y no gritamos de
rabia? ¿Quiénes somos cuando la ejecución de seis jóvenes, parados afuera de
una tienda en Pénjamo, Guanajuato, se vuelve una nota cotidiana, como cualquier
otra, y ya ni sacude? ¿Quiénes somos cuando en Veracruz descubren
fosa tras fosa, esqueleto tras esqueleto, cientos contando, y no reaccionamos?
¿Quiénes somos cuando todos los días matan a una mujer, convirtiendo al
feminicidio en una “epidemia”, en palabras de la ONU, y lo permitimos? ¿Quiénes
somos cuando asesinan a 80 mexicanos cada 24 horas y no tomamos las calles para
reclamarlo? ¿Quiénes somos cuando las procuradurías y los Ministerios Públicos
no tienen la capacidad investigadora o pericial para lidiar con la criminalidad
rampante y no exigimos que cambien? ¿Quiénes somos cuando los padres de tantos
jóvenes desaparecidos buscan por su propia cuenta a sus hijos y no los
acompañamos? ¿Quiénes somos cuando estudios sobre la tortura policial revelan
que el 38 por ciento de las mujeres detenidas en Coahuila y el 30 por ciento
detenidas en Tabasco, dicen que fueron violadas durante su arresto, y guardamos
silencio? ¿Quiénes somos cuando un reportaje de The Wall Street Journal informa
que en el último año, en Acapulco, una ciudad de 800 mil personas, hubo 953
asesinados –más que en Italia, Suiza, España, Portugal, y Holanda juntos–, y
nos hemos acostumbrado a ello? ¿Quiénes somos cuando el Ejército mata a dos
estudiantes en el Tecnológico de Monterrey hace 8 años, les siembra armas,
inventa que iban armados “hasta los dientes”, y seguimos creyendo que las
Fuerzas Armadas deben permanecer al frente de la seguridad pública? ¿Quiénes
somos cuando el Poder Judicial se ampara contra la creación de una Comisión de
la Verdad para Ayotzinapa, y no nos escandaliza que lo haga? ¿Quiénes somos
cuando vemos que acaban de asesinar a otro periodista –ahora en Chiapas– y
simplemente lo añadimos a la lista de crímenes impunes? ¿Quiénes somos cuando pensamos que la
solución a esta hecatombe es alargar las penas e incrementar la prisión
preventiva, como nos dicen los políticos de la cuarta transformación, y le
apostamos al populismo penal? ¿Quiénes somos cuando la CNDH reporta que hubo
ejecuciones arbitrarias, tratos crueles, manipulación de un cadáver y siembra
de armas por el Ejército durante un enfrentamiento en Palmarito y no demandamos
la reparación a las víctimas? ¿Quiénes somos cuando contemplamos a tantos
mexicanos que han participado en los foros para la paz, convocados por el
gobierno entrante, y permanecemos impasibles ante sus historias, sus reclamos y
sus lágrimas? ¿Quiénes somos cuando exigimos que perdonen y olviden como si eso
no entrañara pasar primero por la verdad y la justicia? ¿Quiénes somos cuando escuchamos propuestas
–hechas una y otra vez– sobre la reducción de la violencia y creemos que ahora
sí funcionarán porque las aplicarán personas de buena voluntad, y no demandamos
más concreción, más especificidad, más innovación, más aprendizaje sobre lo que
no funcionó? ¿Quiénes somos cuando frente a este país desgarrado, el debate
público se centra en el derecho a pertenecer a la “comentocracia”? ¿O se vuelca
sobre las 5 horas que AMLO estuvo varado en Huatulco por el congestionamiento
del aeropuerto capitalino? ¿O se enfoca en la hamaca donde dormirá el próximo
Presidente en Palacio Nacional? ¿Quiénes somos cuando nos falta “coraje
moral”? Cuando en lugar del rugido de la indignación, se impone el silencio de
la aquiescencia; cuando los campos están llenos de cadáveres, pero las calles
permanecen vacías porque nadie tiene tiempo o voluntad para marchar, denunciar
y solidarizarse; cuando enfrentamos un México que normaliza y minimiza la
miseria humana, enterrándola, arrumbándola en camiones, volviéndola parte del
paisaje.
¿Quiénes somos si seguimos permitiendo que
nuestro país se vuelva un lugar de hijos ausentes, hermanos desaparecidos,
madres sonámbulas, padres catatónicos, fosas clandestinas y cementerios
ambulantes? ¿Quiénes somos? ¿Los indiferentes? ¿Los apátridas?