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Equilibrio de Poderes



ARNOLDO VIZCAÍNO RODRÍGUEZ


Martes 25 de Septiembre de 2018 7:44 am


EL sistema político mexicano, a imagen y semejanza de la mayoría de otros países, para su funcionamiento crea a los Poderes Legislativo, Ejecutivo y Judicial, cada uno con funciones específicas que, al conjuntarlas, se supone que constituyen un todo armónico.

Conceptualmente, los tres Poderes deben convivir en perfecto equilibrio, cada uno abocado a sus tareas propias. Siendo este el marco jurídico, la realidad en lo general es otra. Es común ver al Poder Ejecutivo aplastar inmisericordemente a los otros dos, conculcándoles la generalidad de sus facultades y, lo peor, vemos a los otros Poderes aceptando su condición de sometimiento con frecuencia lacayuna, como que sus integrantes (diputados y magistrados) son tan ignorantes que creen y aceptan ese estado de cosas, adaptándose a su vida de miserable y dañina (para el pueblo) sumisión.

En la actualidad, ni el Poder Legislativo ni el Judicial hacen algo que no sea del agrado del titular del Poder Ejecutivo, aunque ese algo fuere en beneficio del pueblo, porque en los hechos, ellos funcionan como empleados u oficialías de partes del Gobernador, no como servidores del pueblo, lo cual es su obligación. En esas condiciones, ¿qué hacen los Poderes? Lo que se le antoja al Gobernador (sirva o dañe al pueblo), como en el caso del reciente nombramiento de fiscales y magistrados, que al hacerlo pensaron en sus interesares, pero jamás en los del pueblo. Así, en cientos de decisiones comúnmente corruptas que con frecuencia toman y que mucho dañan a la gente. ¡Síganle por donde van, nada más no se asusten del trato que les dará el pueblo en 2021!

Es bueno poner un ejemplo sencillo de esa vergonzante sumisión y subordinación de los Poderes Legislativo y Judicial al Gobernador. Miren, recientemente estuve en un evento de algo así como justicia alternativa, donde participó el Gobernador. El caso es que Nacho, fiel a su irresponsable estilo, llegó una hora después (dicen que con frecuencia se tarda más). Ahí vi por espacio de una hora, disciplinadamente sentaditos en sus lugares asignados a los titulares de los Poderes Legislativo y Judicial, convertidos luego en entusiastas aplaudidores en cuanto asomó la cara el impuntual Gobernador. Los del Legislativo y Judicial ya perdieron incluso el mínimo de vergüenza y dignidad, pues si algo les quedara, por lo menos se escabullirían por ahí “pajareando”, no exhibiéndose, hasta que apareciera el informal Mandatario. Pregunto: ¿Creen que si el Gobernador llegara, aunque no lo hiciera el titular de alguno de los otros Poderes, esperarían hasta su arribo para iniciar? ¿Por qué ese Gobernador tan impuntual que padecemos se vuelve tan puntual cuando de reunirse con el Presidente o algún Secretario de la Federación se trata? ¿Será que sí puede ser puntual nada más que no se le antoja serlo?

La nueva Legislatura está ante la gran oportunidad de hacerse respetar. ¿Qué tal que, si por ejemplo, en el caso que les platico, el presidente del Congreso, en lugar de esperar paciente y eternamente al Gobernador, después de una tolerancia de algunos 15 minutos se levantara y ostensiblemente se retirara, informando a quien se le ponga enfrente que él no está para tolerar las faltas de respeto del titular del Ejecutivo? Apuesto que el Gobernador se corrige o agrede sin razón al Poder Legislativo, que lo podría repeler con la mano en la cintura, regresándolo con quijadas destempladas.

Por lo pronto, en el caso del Poder Judicial nada se puede hacer, el grado de sumisión es tal, que hasta la excepción que confirme la regla es difícil de encontrar. Baste para describirlo que un indigno presidente de ese poder, cuando le llegaba invitación a algún acto, ordenaba a su secretaria que investigara si al mismo iría el Gobernador, para también acudir él; es claro que a ese presidente le encantaba exhibirse como lacayo, esperando paciente y disciplinadamente a su jefe. ¿Así cómo, pues?

 

*Presidente de Productores Unidos por Colima, A. C.