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A son de mar



ELSA I. GONZÁLEZ CÁRDENAS

Una mala alimentación asegura problemas de salud


Viernes 05 de Octubre de 2018 7:49 am


TRAS varios años de estar trabajando de aquí para allá, Marcela decidió dejar a un lado la esperanza de tener una base en instituciones de salud pública. Ella es médico con especialidad en bariatría: primero estudió Medicina general y después se especializó para tratar a personas con problemas de obesidad. Dejó de trabajar en el Seguro Social, donde laboró por algún tiempo, para luego abrir su consultorio en su casa. Eligió el mejor cuarto del inmueble para atender a los futuros pacientes.

En México, el 70 por ciento de los mexicanos tienen sobrepeso y la tercera parte obesidad. Aunque el problema de la obesidad va en aumento, pocas son las personas que tratan de combatirlo. A nivel Latinoamérica: “En México, consumimos en promedio 214 kilogramos de alimentos ultraprocesados por persona al año, ubicándonos con ello en el primer lugar respecto a este consumo a nivel”, declara la doctora Teresa Shamah Levy, directora adjunta del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas (CIEE) del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).

Mientras que en las instituciones del sector salud tratan de alguna manera de prevenir a la población de tener obesidad, llevando una dieta balanceada y realizando actividad física al menos 30 minutos diarios, enfermedades que conlleva la obesidad como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, pie diabético o enfermedad de los pequeños vasos, enfermedades cardiovasculares, apnea obstructiva del sueño, trastornos del sueño, cáncer (de páncreas, seno, próstata, pulmón y colon), no han sido eficientes tales medidas.

Por otro lado, aunque la Secretaría de Hacienda y Crédito Público impuso en 2014 el impuesto a productos azucarados, paradójicamente ha subido el doble de su consumo. “La producción de fructosa se incrementó 5 por ciento a tasa interanual entre 2017 y 2018, para ubicarse en un millón 39 mil toneladas”, de acuerdo al artículo de Vanguardia. Pero, ¿cómo es posible resarcir parte de este problema de salud pública, cuando hay más muertes de personas con diabetes y demás enfermedades a causa de la obesidad?

Por fortuna, la organización civil no gubernamental El Poder del Consumidor no ha bajado la guardia en la lucha de hacer posible un etiquetado frontal sin irregularidades –el actual diseño, las presenta– en todos los “alimentos” que se venden al público con íconos grandes, sencillos, entendibles, regulados por donde indiquen las cantidades que contienen tanto en sodio, calorías, fructuosa, entre otros.

Hoy en día, ya no podemos darnos el lujo de adquirir productos sin saber qué es lo que llevaremos a la boca. ¡Comemos a ciegas y en la caridad de Dios! Podemos ver un decorado estupendo de un pastel, con distintos colores, betunes y accesorios, al comerlo disfrutamos su excelente sabor, sin embargo, no deja de ser una tarta con poco porcentaje nutricional, y lo peor, ¡bastante dañino para la salud por los ingredientes ultraprocesados y el exceso de azúcar!

Si cada ciudadano hiciera conteo de cuántos alimentos procesados consume hoy en día, se llevaría la sorpresa que son más de los alimentos naturales, razón por la que existen en la actualidad muchas enfermedades. Lo mismo ocurre en los dulces consumidos en su mayoría por niños. Mientras que en Chile prohibieron el Kinder Sorpresa (el huevo de chocolate que esconde un juguete) y modificara la Cajita Feliz de McDonald’s (este último contiene sal, azúcar y grasas saturadas) en 2016, en México se multiplican las ofertas de productos similares.

Los padres de familia son los responsables de ofrecerles a sus hijos una mejor calidad de vida, inculcarles buenos hábitos alimenticios, no prohibirles los caramelos, pero sí regularlos. Marcela sabe que no todos los clientes pueden pagar una consulta particular, por eso no cobrará más de 500 pesos con la intención de que los pacientes sigan el tratamiento al pie de la letra y regresen felices con avances en el cambio de hábitos y estilo de vida. Al final de cuentas, ella cree que todo pasa por algo. Administrar su tiempo, estar al pendiente de sus dos hijos y generar sus propios ingresos, es lo mejor que ha experimentado en su vida. Por eso, no duda que más temprano que tarde tendrá muchos pacientes esperando su turno para ser orientados sobre el problema de sobrepeso y obesidad.