Indicador Político
CARLOS RAMÍREZ
Puebla: AMLO-Morena
Viernes 05 de Octubre de 2018 7:57 am
LO único que está claro es que la intentona
de Morena por apropiarse de la gubernatura de Puebla nada tiene que ver con el
veleidoso ex priista Miguel Barbosa, sino con el objetivo de Andrés Manuel
López Obrador, de convertir a su partido-movimiento en el PRI de los próximos
30 años. Por eso, el Presidente electo no vacilará en
utilizar las viejas estratagemas del PRI antiguo al que él perteneció de 1975 a
1988: controlar entre el 85 y 100 por ciento de las estructuras de poder.
Detrás de Barbosa y la presidenta de Morena, Yeidckol Polevnsky, se dibujan las
sombras del ex priista-morenista Manuel Bartlett y su fraude de 1988, el
Roberto Madrazo que ahora recuerda que López Obrador iba ganando –no que ganó–
las votaciones de 2006 y de la Dolores Padierna, que pintó de Morena a la mesa
directiva de la Cámara como en los tiempos del PRI. Y más en el fondo, López
Obrador, Morena, Barbosa y Polevnsky quieren revivir en Puebla el criterio de
“fraude patriótico” que el historiador Enrique Krauze concluyó de la
argumentación de Bartlett sobre las irregularidades en la elección de gobernador
en Chihuahua en 1986, para impedir la victoria del PAN en una de las sedes
históricas de la Revolución Mexicana. Morena, que enarbola la bandera de
Francisco I. Madero, quiere revivir el hecho de que la Revolución Mexicana se
inició en Puebla el 19 de noviembre con los hermanos Serdán. La victoria legal y legítima de la coalición
PAN-PRD-Movimiento Ciudadano en Puebla le rompe a López Obrador el control
político de las gubernaturas. Asimismo, esa victoria opositora estaría a punto
de mostrar las conductas violentas de Morena y Barbosa, por la incursión
provocadora en un hotel, para agredir a militantes del PAN, reviviendo los
tiempos del PRI violento –de Plutarco Elías Calles y Gonzalo N. Santos–, en que
sometían elecciones al poder de la fuerza. La elección en Puebla también exhibirá las
alianzas de Morena con el PRI estatal de Mario Marín Torres, cuyo grupo ahora
lo controla Alejandro Armenta, secretario de Desarrollo Social y presidente
estatal del PRI en el gobierno de Marín, hoy flamante senador de Morena y líder
del grupo priista que se pasó a la candidatura morenista de Morena de Barbosa. Lo malo para López Obrador, Morena, Barbosa y
Polevnsky radica en el hecho de que la victoria de la candidata Martha Erika
Alonso fue ratificada con el uso de todos los mecanismos legales de la
estructura electoral, incluyendo el recuento voto por voto y casilla por
casilla, y manteniendo la ventaja de 3.9 puntos. El mensaje que está dejando López Obrador en
Puebla es el del uso de las presiones extraelectorales para impedir el respeto
al voto en Puebla. Los tribunales electorales han agotado todos los mecanismos
legales. Por tanto, a López Obrador y a Barbosa sólo les queda el camino de la
violencia política para impedir la toma de posesión, exactamente como lo hizo
el tabasqueño en 2006, después del plantón en Paseo de la Reforma, luego con la
orden a los diputados del PRD para impedir la ceremonia oficial de transmisión
de la banda presidencial de Fox a Calderón, para provocar una crisis
constitucional y conducir a una nueva elección. Lo malo para Puebla y Barbosa es el hecho de
que López Obrador y Morena ya se metieron de lleno en el proceso de
interrupción del proceso electoral, sin suponer que la acusación de elecciones
de Gobernador, contaminadas por supuestas irregularidades, también involucra a
la elección presidencial y que por tanto habría que anular las votaciones de
López Obrador en el estado. En este contexto, la ofensiva
AMLO-Morena-Barbosa en Puebla, asimismo quiere dejar el mensaje de que Morena
busca ser el nuevo PRI de dominación absolutista en toda la República,
reprimiendo y aplastando a la oposición. Puebla fue priista hasta 2011, en que
el PAN ganó la gubernatura, precisamente al gobernador priista Mario Marín y su
escudero Alejandro Armenta. De ahí la percepción de que más que López Obrador y
Morena, en realidad Barbosa sería el instrumento político para el regreso del
PRI de Marín ahora disfrazado de Morena. Barbosa se salió del PRI en 1994, por
el priismo atrabiliario del entonces gobernador priista Manuel Bartlett, su hoy
compañero de sector y de partido. Y queda al final la conducta machista de
Barbosa, después de que se le terminaron sus escasas argumentaciones políticas,
por haber ofendido a la candidata Martha Erika por su condición de mujer. Política para dummies: La política consiste
en aprender a soplarle al jocoque y en no repetir errores del adversario. indicadorpoliticomx@gmail.com
@carlosramirezh