Informes diplomáticos surrealistas
WALTER ASTIÉ-BURGOS
Viernes 05 de Octubre de 2018 7:50 am
EL Derecho Diplomático precisa que una de las
principales funciones del embajador es la observación, que se expresa mediante
los informes que rinde a sus superiores sobre los acontecimientos del país
donde está adscrito. Aunque el desarrollo de los medios de comunicación
escritos, electrónicos y digitales ha despojado al diplomático de la
exclusividad y la oportunidad en cuanto a la transmisión de noticias, sus
informes tienen el insustituible valor de provenir del único que puede
interpretar, verazmente, los hechos conforme a los intereses del Estado que
representa. Por ende y como los representantes de las naciones amigas y de los
organismos internacionales (ONU, OEA, Unión Europea, etcétera) cumplen
diligentemente esa importante función, asumimos que quienes leen sus informes
sobre nuestra inverosímil y surrealista realidad, han de concluir que sus
enviados ya perdieron la razón o están bebiendo o fumando algo indebido. Para los mexicanos ya es “normal” la
desgarradora realidad que vivimos, porque nos hemos acostumbrado a ella, pero
para los extranjeros resulta absurda, siniestra y espeluznante. Veamos: somos
una de las 20 principales economías del mundo, pero la mitad de la población
vive en pobreza, pues el 10 por ciento concentra el 80 por ciento de la riqueza.
No hay guerra, pero han muerto más personas que en Afganistán e Irak, y
ocupamos el segundo lugar en este macabro rubro después de Siria. En Tamaulipas
fueron despiadadamente masacrados 72 migrantes; en Guanajuato asesinaron en un
sólo día a 28 personas; cinco falsos mariachis acribillaron a seis en
Garibaldi, y frecuentemente aparecen por todas partes cuerpos descuartizados,
cabezas o ahorcados. Cada día asesinan a siete mujeres, cada 5
horas desaparece una, y en 2017 las muertes violentas fueron 70 por día. Hace 4
años se “esfumaron” 43 estudiantes de la escuela rural de Ayotzinapa, y el
número “oficial” de desaparecidos es de 36 mil 265. En 19 estados se han
localizado mil 300 fosas clandestinas; en Jalisco, dos tráileres refrigeradores
han “paseado” durante 2 meses a 322 cadáveres; quince gobernadores están
acusados de malversar más de 200 mil millones de pesos, y el ex gobernador de
Veracruz que sustrajo más de 60 mil millones, fue sancionado con 58 mil pesos. Varios funcionarios están acusados de
corrupción, pero ninguno pierde el cargo o es sancionado. El Gobernador de
Chiapas modifica la Constitución estatal en 24 horas para poder ser senador;
luego el Senado lo autoriza a sustituirse a sí mismo como Gobernador, y a final
de año volverá a ser senador. En dicho Senado se “desaparecieron” 50 millones
de pesos destinados a la reconstrucción por el sismo del año pasado, y otras
donaciones fueron desviadas hacia campañas electorales. En 2017, el robo de
combustible a Pemex ascendió a 17 mil mdp, y en este delito como en el del
narcotráfico, cobro de piso, secuestros, robos, trata de blanca, prostitución
forzada, etcétera, están involucradas policías y políticos. Como los informes diplomáticos sobre esa
bizarra realidad son los que moldean la opinión de otros países sobre el
nuestro, y no la versión de un México ficticio financiada con desperdiciados
millones de pesos, nuestros gobernantes se enfadan. El presidente Calderón
regañó a Hillary Clinton por afirmar que México era un “Estado Fallido”, pidió
a Obama retirar a su embajador Carlos Pascual, porque en sus informes criticó
nuestra penosa realidad, y en cada reunión de embajadores nos pedía hablar bien
del país (¿?) en nuestras adscripciones. Sin embargo, poco pueden hacer los exabruptos
y nuestros diplomáticos para modificar la imagen que proyecta nuestra trágica
realidad. Efectivamente, México no está en bancarrota económico-financiera,
pero sí lo está en imagen, prestigio, credibilidad, valores, decencia,
honestidad, gobernabilidad, seguridad, equidad, justicia, derechos humanos,
etcétera.
*Internacionalista, embajador de carrera y
académico