Cargando



SABBATH



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

Pumas


Sábado 06 de Octubre de 2018 7:52 pm


SEÑALADO culpable de matar venados y borregos de una Unidad de Manejo Ambiental (UMA) de Manzanillo, un puma se ha convertido en villano fantasma, depredador invisible, que ataca y huye con la presa o los despojos.

Tienen razón los administradores de la UMA. Mientras ellos se afanan en producir ciervos y otros animales silvestres, un presunto puma incursiona en sus terrenos y se los lleva. No es buen negocio, y menos cuando la Semarnat les autoriza una tasa de aprovechamiento anual de sólo cuatro venados. Claro, la alta burocracia de esa oficina llamada Dirección General de Fauna Silvestre cobra sus quincenas con puntualidad británica por administrar el caos.

Visto el asunto desde la perspectiva del puma, si es que en realidad hay tal animal en la escena del crimen y ha dejado huellas incontrovertibles de su identidad felina, cuenta con permiso para matar. La ley lo protege. Lo protege porque es una especie cuya población está disminuyendo y se trata de que no se ponga en peligro de extinción. Nadie tiene licencia para meterle un plomo y supuestamente resolver el caso. Eso lo saben los administradores de la UMA, como lo dijeron a Diario de Colima, en nota de esta semana que hoy toca a retirada.

También tienen razón en solicitar que se solucione el asunto. Es su dinero, su tiempo y su trabajo el que está invertido en la UMA, y ésta se encuentra en sus tierras. 

Es preciso, entonces, buscar una solución, que no es ni matar al felino ni dejarlo que siga atacando a los venados de la UMA, como algunos ingenuos reclamarían con el cuento de que “nosotros invadimos el espacio” de los animales, como si nosotros mismos no lo fuéramos y, alienígenas, hubiésemos llegado en naves interplanetarias a invadir la Tierra. (Ojalá esa fuera nuestra historia. Significaría que somos mucho más inteligentes y racionales de lo que creemos y no haríamos guerras ni depredaríamos el ambiente ni cometeríamos otras estupideces). No, el planeta también es nuestro y tenemos incuestionable derecho a estar aquí. Cómo nos hemos comportado en nuestra estancia, esa es materia de otra discusión.

Lo mejor es atrapar al puma y reubicarlo en una región donde encuentre suficientes presas naturales de modo que sobreviva. Pudiera tratarse de un felino viejo, de habilidades de caza disminuidas, condición que lo habría inducido a las presas de más o menos fácil captura como son las de una UMA, que tienen, infiero, alimentación suplementaria por parte de los administradores. O bien, estaríamos ante un gato joven y fuerte que apenas está en vías de establecerse en un territorio propio, luego de que su familia lo impulsó a valerse por sí mismo y ha encontrado el modo de la vida cómoda. Saberlo es asunto de observar su conducta, colocar cámaras trampa para filmarlo y después decidir qué hacer.

Si es posible, una alternativa es consultar a un experto en pumas en Colima como es el científico neozelandés Andrew Burton. Nadie sabe más que él acerca de los grandes gatos colimenses, pues los estudió durante muchos años en el Volcán de Fuego hasta que el incremento de la actividad de la montaña lo obligó a dejar la investigación. Burton se casó con una colimense, de modo que no será difícil contactarlo. Tal vez acceda a ayudar.

A Burton lo conocí en ocasión de la liberación de un lince precisamente en las laderas del Volcán de Fuego, cuando el científico aún estudiaba a los pumas ahí. Llegamos al amanecer al sitio de liberación junto con mi hermano Julio Ignacio, a la sazón funcionario de la Profepa. Periodistas sólo íbamos dos, un fotógrafo y yo. Burton nos contó que durante una o 2 semanas –el dato lo recuerdo imprecisamente– unos científicos europeos habían acampado ahí buscando pumas y nunca los vieron. Se habían retirado 2 días antes. Dejaron ahí señales de su estancia. Y sobre aquellas huellas humanas, estaban las frescas de dos pumas que la noche previa a nuestra llegada, visitaron el lugar. ¿Los felinos observaron a los humanos sin que éstos se dieran cuenta de su presencia? Imposible saberlo, pero probablemente así ocurrió y cuando se retiraron los europeos, los grandes gatos curiosearon a sus anchas el campamento ya abandonado.

Conservo fotografías del lince al momento de liberarlo. Creíamos que iba a representar un drama, o para estar a tono con la cercanía del día de San Francisco (4 de octubre), pensamos que el felino iba a armar un Pancho, pues durante el viaje iba hecho una furia. No fue así. Primero asomó la cabeza plácidamente. Miró el entorno. Nosotros, en silencio, escondidos, con el viento a nuestro favor. Dio un paso, luego otro. Confiado, comenzó a caminar. Anduvo un tramo y se detuvo. Oteó. Apresuró la marcha y se perdió en la verdura del bosque.

Creo que Andrew Burton puede ayudar a resolver el asunto del puma de Manzanillo o, por lo menos, a dar un consejo basado en su amplia experiencia. Estoy diciéndolo por mi cuenta, sin autorización del científico, de modo que no se tome como compromiso ni mucho menos. Es sólo una sugerencia mía a la Semarnat y a los preocupados –con justa razón– administradores de la UMA.

Como fuere, la Semarnat tiene la obligación de resolver el problema, antes de que al felino alguien le recete una medicina infalible que se llama bangplomicina 30-06. Y no, no es recomendable.