LUNES POLÍTICO
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Lunes 08 de Octubre de 2018 7:37 am
Tratado comercial LUEGO de meses de
negociaciones, de amenazas por parte del presidente Donald Trump de no firmar
el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), por fin la semana
pasada se lograron los consensos entre los gobiernos de Estados Unidos, México
y Canadá para rubricar dicho pacto. Trump presionó
todo este tiempo tanto a México como a Canadá con el cuento de que no firmaría
si no se mejoraban las condiciones para su país. Obviamente la amenaza tenía
como fondo sacar mayores ventajas para su país con el tratado comercial que
ahora lleva por nombre Acuerdo Estados Unidos-México-Canadá (USMCA, por su
sigla en inglés). Sin embargo, el
magnate no podía perder más tiempo, por ser una de sus banderas de cara a los
comicios legislativos del próximo 6 de noviembre, cuando los estadounidenses
votarán para renovar el Congreso. Jesús Seade Kuri, encargado de estas
negociaciones por parte del equipo del presidente electo de México, Andrés
Manuel López Obrador, expresó que el nuevo acuerdo comercial “es un pacto
bueno, aunque tiene cosas que nos van a doler”. Explicó que entre
los temas en los que México no tuvo resultados “ideales” está la propiedad
intelectual o en textiles, “porque se endurece la regla de origen”. No obstante,
afirmó que el tratado llegó a buen puerto. “Hay cosas en las que das y hay
cosas en las que ganas, y es un tratado que en balance, yo creo que es bueno
para México, pero el que tiene que decidir eso es el Senado”. La renegociación
de este acuerdo correspondió al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, en
particular al secretario de Economía, Ildefonso Guajardo Villareal, quien a
pesar de las presiones de Estados Unidos, logró el consenso con las autoridades
de ese país y de Canadá para signarlo próximamente. A partir del 29
de noviembre se dará la firma y el documento final será rubricado por el
presidente Enrique Peña Nieto, antes de terminar su sexenio. A López Obrador
le favoreció que la renegociación se diera con el actual gobierno, porque de
esa forma no tuvo que enfrentarse a Trump. Sin embargo, dijo sentirse
satisfecho por el acuerdo comercial, pues quedó a salvo la soberanía de la
Nación, y no se comprometen el petróleo ni los recursos naturales. El pasado viernes
el tabasqueño afirmó haber jugado un rol decisivo en el acuerdo comercial, pues
impidió que se comprometiera la soberanía energética de México. “Nosotros
fuimos un factor importante para que se lograra esa renegociación”. El Mandatario
estadounidense no chantajeó a México ni condicionó la firma a la construcción
del muro en la frontera norte, lo cual es importante. Al iniciarse las
negociaciones el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dijo que sólo
firmaría si se incluía a México en el acuerdo, postura que lo hizo ver bien en
nuestro país. En cambio, la administración de Peña Nieto no fue recíproca y
negoció de forma bilateral con el gobierno de EU. Ante ello, en la recta final,
Trudeau ignoró a Peña Nieto y pidió a López Obrador convencer a Trump de un
entendimiento en la renegociación del tratado. En respuesta, el
tabasqueño comisionó a Marcelo Ebrard, próximo titular de Relaciones
Exteriores, para que hiciera una llamada al gobierno estadounidense y
manifestar lo solicitado por Trudeau, obteniendo una respuesta positiva. Enrique Peña
señaló que con este nuevo acuerdo se promueve un comercio regional más
responsable en los ámbitos laboral y ambiental; además de que impulsa la
creación de más empleos y mejores salarios en beneficio de los trabajadores de
los tres países. Analistas de
Actinver, empresa especialista en inversiones, señalan que la negociación de
aranceles relativos a acero y aluminio se encuentra separada del resto de los
temas que se aprobaron en el tratado actual. Consideran que
podría darse una negociación positiva en este otro frente, una vez que se logró
el objetivo principal en el acuerdo general de libre comercio. Ven una alta
probabilidad de que la Regla 232 de acero no se aplique a México y Canadá. Afirman que “esto
tendría un efecto mixto en las empresas del sector, al eliminar los aranceles
aplicables de 25 por ciento al día de hoy para sus productos de exportación,
pero probablemente también disminuir los precios estadounidenses de referencia
de este metal”. Con este acuerdo,
los tres países saldrán beneficiados, pues podrán vender sus productos y
servicios a mejores precios, lo que se traduce en generar empleo y desarrollo
económico en la región. Abuso de CFE AUNQUE presume
ella misma de ser “empresa de clase mundial”, la Comisión Federal de
Electricidad (CFE) se ha convertido en un freno a las actividades productivas
del país, motivo de enojo de los consumidores domésticos, y fuente de
contaminación. Convertida por la
reforma energética en empresa del Estado, para el caso es lo mismo, marcha sin
ton ni son. El nivel de descuido administrativo de la CFE se muestra en que la
dirigió un ignorante de la producción de energía como fue Enrique Ochoa Reza,
quien también demostró ser ineficiente en política cuando presidió el PRI
durante la campaña electoral presidencial, al grado de que tuvo que ser
relevado de emergencia, cuando ya todo estaba perdido para el tricolor. En lugar de bajar
el precio de la electricidad tras la reforma, como prometió el presidente
Enrique Peña Nieto, de mejorar sus sistemas de producción y aprovechar el
presunto ahorro de energía por el horario de verano, la CFE es hoy un lastre
para los consumidores, que se quejan de los constantes aumentos de precio de la
energía eléctrica que se marcan en los recibos mensuales o bimestrales, según
sea el caso, y de la imposibilidad de ganar un litigio a la empresa. Y cuando
eventualmente eso ocurre, en vez de devolver el dinero, se cobra a lo chino y
aduce que “lo abonará al siguiente recibo”. ¿Más desfachatez y soberbia
burocrática? Se volvió más
dañina la CFE cuando decidió cargar la mano a las empresas al elevar
desproporcionadamente las tarifas comerciales. Para eso contó con la
complicidad de otro organismo burocrático creado por la reforma energética: la
Comisión Reguladora de Energía, que fija los precios, en este caso, a petición
de la CFE. El impacto en la
economía de las empresas productivas ha sido brutal. Si los problemas de
contracción del mercado han metido a los negocios en vericuetos financieros de
los que es difícil salir, el aumento al precio de la electricidad de manera tan
desproporcionada, los agravó y puso en riesgo de quiebra a muchos de ellos. Por
supuesto, se generó inconformidad y protestas, porque ni siquiera hay una causa
justificada para los aumentos. Empresarios
restauranteros de Manzanillo, primero, a los que posteriormente se unieron los
hoteleros y restauranteros de Colima, protestaron por el alza de precio de la
energía eléctrica y determinaron los jueves para repudiarla colectivamente
apagando las luces en sus establecimientos esos días, de 7 a 9 de la noche.
Iluminarán a sus clientes con velas encendidas. Se unió a la
protesta la Canacintra, pues a las industrias también les afecta sobremanera el
aumento a las tarifas. El movimiento es nacional. Es probable que se les
agreguen otros sectores de la producción que obviamente son afectados. Lo más absurdo de
la CFE es que no hay un motivo para el alza. Algunos empresarios consideran que
se trata de un movimiento político, pues evitan subir –aducen– las tarifas
domésticas elevando las comerciales e industriales. Sucede, sin embargo, que en
el precio del suministro doméstico también ocurre y cada recibo es más alto que
el anterior. El alza a la
electricidad impacta a la producción industrial y, por tanto, a los precios
generales. Para las empresas en las que la electricidad es un insumo
fundamental, será imperativo subir precios de sus mercancías, para no ir a la
quiebra. Si eso sucede, corren el riesgo de disminuir ventas. Un círculo
vicioso que lleva a la recesión o la agudiza. Proceden
acertadamente los empresarios al protestar contra el alza del insumo. Debieran
sumar a su causa a los consumidores domésticos y demandar a los legisladores
federales que intervengan para obligar a la Comisión Reguladora de Energía a
bajar las tarifas y llamar a cuentas a la CFE. Por ahora, el gobernador José
Ignacio Peralta Sánchez dijo que intervendría como gestor ante la autoridad
federal para exponer el caso. Los legisladores
de Colima, además de sumarse a los empresarios y consumidores domésticos y
exhortar al Gobierno Federal, como lo hicieron, a bajar las tarifas, deben
abordar el problema de la contaminación que genera la planta termoeléctrica de Campos.
El gas natural que se dijo que utilizaría, lo usó un lapso breve. Ha vuelto al
combustóleo. El daño que inflige a Manzanillo, a su población y al turismo, no
es compensado de ninguna manera. Encima, se pagan tarifas elevadas e injustas. La CFE debe ser
llamada a cuentas y ponerle freno a sus abusos. Crédito legal EL Gobierno del
Estado obtuvo la aprobación de la 58ª Legislatura local para la adquisición de
un crédito de 410 millones de pesos para invertir en materia de seguridad,
terminar de pagar el terreno de la 20ª Zona Militar y ejecutar obras de
infraestructura en materia de salud, por lo que tal empréstito es legal,
necesario e irrevocable. Por eso resulta
ocioso que en un afán protagónico, el diputado local del Partido del Trabajo
(PT), Carlos César Farías Ramos, presentara un exhorto, aprobado por mayoría en
el Congreso, para que el gobernador José Ignacio Peralta Sánchez no ejerza
dicha línea de crédito, con el argumento de que el empréstito no se puso a
consideración de la población colimense. De entrada, hay
que señalar que ese exhorto está viciado de origen cuando es de un Legislador
cuya credibilidad está por los suelos, debido a su cercanía (ex consuegro) con
el ex gobernador Mario Anguiano Moreno, de tal suerte que responde a sus
intereses. Como al final de
la anterior Legislatura se aprobó la inhabilitación por 14 años y una sanción
económica por 515 millones 174 mil 928 pesos al ex Mandatario estatal, su
reacción, a través de incondicionales como Farías Ramos, será mantener un
constante golpeteo al gobierno de Peralta Sánchez. Una decisión tan
importante como invertir para dar mejores resultados en materia de seguridad y
salud, no tiene por qué consultarse. Si la principal demanda de la ciudadanía
es que se combata la inseguridad, es absurdo pensar que se opondrán a una
inversión encaminada a ello. Ésa, como muchas
otras acciones, debe hacerse. Es responsabilidad y obligación del titular del
Ejecutivo, que no tiene porqué perder el tiempo en consultas ciudadanas. Tiene
que actuar y entre más pronto, mejor. Qué cómodo sería
someter todas las decisiones del gobierno a sondeos, evadir la responsabilidad
que el pueblo le confirió y proceder en todo con base en lo que le digan, por
si algo sale mal, tendría la justificación de que se hizo a petición de las
mayorías. Los diputados del
bloque de izquierda muestran desconocimiento de las leyes y procedimientos en
el Congreso del Estado, pues si la anterior Legislatura aprobó legalmente esa
línea de crédito, es irrevocable. Además, un exhorto es como las llamadas a
misa, va quien quiere, carece de carácter legal. Es correcto que
los diputados soliciten que el proceso se transparente, como puede suceder en
este caso mediante la comparecencia de secretarios indicados y del propio
Mandatario estatal, quien ya aceptó explicarles a los legisladores el crédito. La rendición de
cuentas es algo que exige la sociedad y si existen dudas sobre la empresa Seguritech
Integral Security, que sería la encargada de la construcción del C5i, que
Peralta Sánchez y sus funcionarios las aclaren. Es importante que
se investigue y quede fuera de duda la honorabilidad de ésa o cualquier otra
empresa que se vaya a involucrar en proyectos que se financiarán con esos 410
millones de pesos. Por eso fue
acertada la postura del coordinador de la fracción parlamentaria del PRI,
Rogelio Rueda Sánchez, quien estuvo de acuerdo en que se cite al Gobernador,
pero que antes sus funcionarios expliquen a los legisladores la viabilidad de
los proyectos y los beneficios que se obtendrán con el crédito. Pero de ahí a
pedir que se cancele porque no se le pidió su opinión a la gente, hay un abismo
de diferencia, por lo que es una treta política, una postura de confrontación
que en nada contribuye al desarrollo del estado. Mucho cuidado
deben tener los diputados que forman la mayoría parlamentaria si se niegan a
todo sin analizar ni pensar en lo que la misma población demanda. Si están en
el Congreso es para aprobar las propuestas positivas del Ejecutivo o para
bloquear las negativas, si las hubiere. La solicitud de
la línea de crédito estuvo apegada a la legalidad y responde a la máxima
demanda ciudadana. Negarse a invertir para mejorar la seguridad y la salud de
los colimenses es absurdo. Además, si el
Gobierno del Estado está en condiciones de pedir un crédito de esa magnitud, es
porque ha mejorado su calificación crediticia ante las compañías que se dedican
a esas mediciones. El orden que puso
Peralta Sánchez en sus primeros 3 años de gobierno, tras recibir un desastre
financiero de las dos anteriores administraciones, ha logrado que empresas como
Fitch Rating o Standard & Poor’s eleven sus calificaciones crediticias para
el gobierno estatal, lo cual es bueno para Colima. Sumar esfuerzos HASTA que se
cumplieron los 60 días hábiles que fijó de plazo el gobernador José Ignacio
Peralta Sánchez para que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)
respondiera a su solicitud de decretar la nulidad o revocación del título de
concesión, con sus respectivas prórrogas, de la caseta de cobro de Cuyutlán,
debido a la ilegalidad de su permanencia, la dependencia federal contestó en
sentido negativo, por lo que el caso lo abordará el Mandatario estatal con el
presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, en su próxima visita a la
entidad, el 15 de los corrientes. Al mismo tiempo,
el titular del Ejecutivo estatal anunció que se está analizando la respuesta de
la SCT para fijar postura. Adelantó, sin embargo, que se pedirá a las próximas
autoridades de la SCT que aclaren el fundamento jurídico y los asuntos
financieros relacionados con la operación de la caseta de peaje en la entidad,
pues en ellos, tanto diputados de la anterior Legislatura local como especialistas
en Derecho del gobierno estatal, detectaron ilegalidades. La historia
comenzó desde el periodo presidencial de Carlos Salinas de Gortari, cuando se
autorizó la concesión de autopistas a particulares, incluido el tramo carretero
Armería-Manzanillo. Siguió con Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y
el actual, Enrique Peña. Es decir, el entramado de complicidades que dan origen
a posteriores ampliaciones de la concesión que el Gobierno del Estado ha
documentado que son irregulares en el caso de Colima, involucra a gobiernos
federales del PRI y del PAN. Por eso es
importante que el Congreso del Estado le entre al tema, pero no únicamente
sumándose al Gobernador en la petición a López Obrador, sino también, y muy
importante, le dé seguimiento a la solicitud expresa que hizo la Legislatura
que acaba de concluir, para que la Auditoría Superior de la Federación revise
el expediente completo de la concesión de la caseta de Cuyutlán, desde el
primer contrato y las consecuentes ampliaciones, a efecto de que deslinden
responsabilidades y castigue a posibles responsables de lo que legal y
financieramente se hizo mal en esta concesión carretera. Por lo añejo del
tema, prácticamente cada que inicia una Legislatura federal o local, hay
representantes populares que anuncian que van a pugnar por resolver el
problema, pero la mayoría nada hacen o si llegaron a gestionar algo no lo
lograron. Desde la
administración estatal anterior que encabezó Mario Anguiano Moreno, se dio a
conocer que la última ampliación de la concesión de la caseta de cobro fue
acordada por autoridades de la SCT con empresarios que invirtieron y tuvieron
pérdidas en la construcción de una carretera en Tlaxcala, lo cual es injusto y
no debiera permitirlo la ley en la materia, puesto que el beneficio no es para
los colimenses, pero sí el perjuicio de estar pagando uno de los peajes más
caros del país. Independientemente
del respaldo político que el gobernador Ignacio Peralta pueda obtener de Andrés
Manuel, debe recurrir a tribunales, máxime si tiene como soporte un completo
análisis jurídico y financiero que demuestra las irregularidades cometidas
desde las primeras prórrogas que la SCT autorizó al contrato de concesión
inicial. Será importante
que en todo este proceso político y legal para no quitar el dedo del renglón
sino, por lo contrario, exigir con más rigor que la caseta de cobro de Cuyutlán
sea retirada, acompañen al Mandatario estatal los diputados federales y
senadores por Colima, indistintamente de su filiación partidista, pues esa
garita que ocasiona problemas de tipo económico y social, afecta a todos los
habitantes del estado, no únicamente a quienes viven en Armería y Manzanillo.
De parte del
Congreso del Estado tiene que haber más apertura y disposición al diálogo y los
consensos con el Gobierno del Estado, porque el caso amerita la suma de
esfuerzos, no la división de ir cada quien por su lado en la búsqueda del mismo
fin: lograr que se retire la concesión del tramo carretero Armería-Manzanillo y
se cancele la caseta de peaje.