Sentido Común
PATRICIA SÁNCHEZ ESPINOSA
Al borde del precipicio
Lunes 08 de Octubre de 2018 7:49 am
EL periódico Reforma dio a conocer, el sábado
pasado, la noticia de que el Congreso de Tabasco, con mayoría de Morena, había
aprobado reformas a sus leyes locales de obras públicas y de adquisiciones, con
la finalidad de hacer adjudicaciones directas en cierto tipo de obras, como
aquellas que tuvieran que ver con la realización de proyectos estratégicos en
materia energética, lo cual, se explica en la nota, le allanaría el camino a la
refinería de Dos Bocas, impulsada por el presidente electo, Andrés Manuel López
Obrador. Lo anterior, además de ir en contra del
discurso del próximo Mandatario que criticaba que en los gobiernos priistas la
mayoría de las obras públicas no se licitaban, nos alerta la firme intención de
Andrés Manuel de apostarle a los combustibles fósiles, en un momento en que los
países deben de centrar su atención en desarrollar tecnologías renovables. Ayer, en Incheon, Corea del Sur, en la 48ª
sesión del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC, por sus siglas en inglés), se dio a conocer un informe que revela que al
mundo le quedan 10 años para evitar una catástrofe en materia del cambio
climático, asegurando que las Naciones están al “borde del fracaso” para
detener el calentamiento global y llevarlo a niveles moderados. El documento
afirma que los países deberán de tomar “acciones sin precedentes”, para cortar
sus emisiones de carbono y promover las tecnologías limpias, para limitar el
incremento de temperatura a 1.5 grados Celsius. El IPCC, que en 2007 ganó el premio Nobel de
la Paz junto con el ex vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, por su
labor sobre el cambio climático, fue creado en 1988 para facilitar las
evaluaciones integrales sobre el cambio climático, de acuerdo con conocimientos
científicos, técnicos y socioeconómicos, así como evaluar sus causas, posibles
repercusiones y crear estrategias de respuesta. Desgraciadamente, si ya se antojaba difícil
alcanzar un consenso entre las Naciones para lograr las metas propuestas en el
Acuerdo de París, de reducir el incremento en la temperatura global a 2 grados
Celsius, disminuirla a 1.5 se vislumbra aún más difícil, sobre todo si se toma
en cuenta la postura del presidente de Estados Unidos, segundo país con más
emisiones de carbono después de China, de salirse del Acuerdo lo más pronto
legalmente posible, y la postura de López Obrador de aumentar la dependencia de
México al petróleo, ambos basados en un modelo de desarrollo mal concebido y ya
rebasado. En materia de sustentabilidad existen varios
modelos para abordar la temática del cambio climático, siendo la más conocida
la surgida a raíz de una serie de conferencias para discutir las amenazas y
consecuencias del deterioro del medio ambiente, que produjeron dos importantes
reportes sobre el cambio climático: el Informe Brundtland y la Agenda 21, de
los cuales surgió el concepto del Modelo Dominante de Desarrollo Sustentable,
el cual se basa en “satisfacer las necesidades del presente sin disminuir la
habilidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas”, pero
enfocándose en el crecimiento económico y en satisfacer principalmente las
necesidades de “los pobres”, siendo la pobreza considerada como la primera
causa de degradación ambiental. Para alcanzar el desarrollo sustentable, el
modelo dominante ofrece abrir los mercados al libre comercio para lograr el
crecimiento económico, sobre todo de los países del sur, mejorar las
tecnologías ecológicas y la organización social, eficientar el consumo y
gestionar mejor los recursos naturales. En resumen, es un modelo de inspiración
neoliberal que beneficia a las grandes potencias y a las grandes empresas
transnacionales, pero no ofrece resultados reales para el desarrollo
sustentable, ni para evitar el incremento de la temperatura global, ya que
consideran, de una forma casi religiosa, que el mismo crecimiento económico
impulsará el desarrollo de tecnologías que resolverán los problemas que
originará el deterioro del medio ambiente. El reporte del IPCC prueba una vez más que el
modelo dominante no ha tenido buenos resultados, en parte debido a la gran
desigualdad social que existen en los países del hemisferio sur del planeta y
en otra, al consumismo desmedido de los países del norte, quienes están
atrapados en un círculo viciosos propiciado por un sistema económico que
alimenta el crecimiento de la población para sostenerse, pero que al mismo tiempo
incrementa la desigualdad en lugar de disminuirla, e impone una mayor presión
sobre los recursos del planeta, cuyos problemas no ha logrado combatir con el
avance de la tecnología. Una prueba de esto serían los estragos que ha causado
la transnacional Monsanto con sus agroquímicos y semillas modificadas. Para detener el avance del cambio climático
se requieren “acciones rápidas y de largo alcance y cambios sin precedente en
todos los aspectos de la sociedad”, dice este reporte, resultado del Acuerdo de
París. Limitar el aumento a 1.5 grados es “posible dentro de las leyes de la
química y la física”, mencionó uno de los integrantes del IPCC, quien advirtió
que se requerirán cambios drásticos para salvarnos de las amenazas del cambio
climático, en materia de energía, industria, construcción, transporte y
urbanismo. El reporte también señala que las emisiones globales de dióxido de
carbono deben bajar en un 45 por ciento para 2030 y alcanzar las emisiones cero
para 2050. Ya hemos atestiguado las consecuencias de
estar a dos tercios del límite de 1.5 grados Celsius, con el aumento de la
desertificación y la agresividad de los fenómenos climáticos, por lo que de no
hacer caso a las advertencias de los expertos y seguir invirtiendo en recursos
no renovables, que tienen un mayor impacto en el medio ambiente, nos conduciría
a aumentar la temperatura del planeta a 4 grados para finales de Siglo, lo que
acarrearía consecuencias devastadoras.
Esto no parece entenderlo Andrés Manuel López
Obrador, quien insiste en aferrarse a un modelo que está a punto de no
funcionar, amenazando el futuro de las nuevas generaciones, al proponer la
dependencia de México a los residuos fósiles, además de la incongruencia de
continuar con un sistema anacrónico que promueve la corrupción y la falta de
transparencia en el concurso de obras públicas, y con ello la desigualdad y la
pobreza. Todavía estamos a tiempo de meter el freno, no podemos esperar más sin
tomar acciones inmediatas.