Austeridad simulada
RAYMUNDO GONZÁLEZ SALDAÑA
Martes 09 de Octubre de 2018 8:06 am
A sólo unos días de llevarse a cabo la
jornada electoral en la que resultó ganador Andrés Manuel López, éste mismo
anunció, con bombo y platillo, su plan de austeridad republicana, desglosado en
50 medidas de austeridad muy concretas. Entre otros compromisos, el próximo
Presidente de México dijo que a partir del 1 de diciembre eliminaría la
contratación de guaruras y reduciría los choferes al servicio de los
funcionarios. Además, aseguró que restringiría los viajes y viáticos del
personal de su administración federal. También dijo que no se contrataría a los
familiares de los funcionarios en labores de gobierno y que no se permitiría el
uso de vehículos oficiales para fines privados. Estos compromisos, claro que
fueron muy bien recibidos por la gente, ya que como él mismo lo afirmó: “Una
Nación que reclama honestidad no puede tener confianza en los servidores
públicos que se apropian de los cargos en el gobierno para tener beneficios
privados, negocios personales e impunidad”. La verdad que es música para los oídos tanta
buena intención, sobre todo cuando nuestro país ha sido severamente saqueado
por gobernantes sin escrúpulos, que sin tentarse el corazón han amasado
fortunas a base de exprimir al pueblo y desatender los servicios elementales
que la población merece, tal y como es la salud. Ejemplos, lamentablemente hay
muchos, y para colmo de males, se han visto protegidos por la pactos de
impunidad muy benevolentes, tal y como lo vemos en el caso de Javier Duarte,
que a pesar de tantos delitos comprobados en detrimento de sus gobernados,
recientemente ha sido sentenciado a sólo 9 años de cárcel, que con argucias
legales podrá convertir en 3, por lo que en 2021 ya lo veremos muy campante,
disfrutando de su mal habida fortuna. Cuánta razón tiene el próximo Presidente de
la República al decir que la Nación reclama honestidad, sin embargo, al
parecer, en su actuar ya no hay mucha congruencia. Es que la majestuosa boda de
su cercanísimo colaborador, César Yáñez Centeno, realizada hace unos cuantos
días, está envuelta en una nube de lujos desmedidos y ofensivo dispendio. Lo
peor es que a esa suntuosa festividad acudió el propio Andrés Manuel, que
desafortunadamente con su presencia avaló tal suntuosidad y tiró por la borda
tantas promesas de lo que ya parece ser una simulada austeridad. La presencia
de AMLO en este acto de derroche, le ha valido la crítica de la prensa nacional
y la suspicacia de un sector pensante de la sociedad. Emular la justa medianía republicana de
Juárez en la vida pública, también debe extenderse a la vida privada y a la
excelencia de los servidores públicos. Simular la austeridad sólo es demagogia;
desafortunadamente, eso es lo que parece que nos dará nuestro próximo
Presidente. Usando sus mismas palabras, la austeridad republicana será la misma
gata, pero revolcada. Podemos echar un vistazo. Se convertirá a la
casa presidencial Los Pinos en un museo, porque los lujos de ese inmueble son
ofensivos para la ciudadanía. Se venderá el avión presidencial, para utilizar
ese dinero en fines loables, sin embargo, al permitir que los diputados
federales de su partido, Morena, aprueben 342 millones para gastos en la Cámara
de Diputados y dejar que sus colaboradores muy cercanos, de esos que tienen
toda su confianza, celebren una boda llena de suntuosos y millonarios lujos, es
una contradicción más de los que parece ser un gobierno que no podrá cumplir
tantas promesas de campaña. Recordemos un extracto del mensaje de López Obrador
del 12 de julio, cuando dio conocer sus 50 medidas de austeridad: “Arrastramos décadas
de cultura política que ve al gobierno como botín y no como servicio. El
despilfarro, los lujos, la frivolidad y la formación de una especie de
aristocracia bananera”. Sin duda que esta última frase es un excelente colofón
para el tremendo fiestón, y que puede ser el epitafio de la austeridad
republicana.
*Ex dirigente y actual consejero estatal del
PAN