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SERGIO BRICEÑO GONZÁLEZ

Claudia Yáñez Centeno, un reto


Martes 09 de Octubre de 2018 8:01 am


MARCADOS por el progreso incesante de los recintos portuarios y alejados de un verdadero apoyo institucional que los saque de la marginación, los pescadores de Manzanillo deben soportar no sólo esporádicas e inútiles visitas de políticos en turno, sino burlas, mofas, descortesías y abusos de parte de éstos y otros personajes que a lo largo de años se han aprovechado del atraso en que se encuentran decenas de porteños en esta situación. La expansión acelerada del puerto interior ha terminado por arruinar el esquema productivo de un grupo social que se encuentra sumido en el abandono. El problema no es identificar las carencias, sino hacerse el ánimo de que nunca serán impulsados hacia otras formas de ganarse la vida, o en su defecto, hacia nuevos escenarios de productividad, más humanos y menos industriales.

Se trata de un asunto que la diputada por Morena, Claudia Yáñez Centeno, ha puesto en el caldero, sosteniendo que una y otra vez le han solicitado reuniones en las que a la larga ha terminado por darse cuenta a fondo de cuál es la situación en que se encuentran estos hombres del mar, cuyo patrimonio consiste, casi en su totalidad, en una lancha y un motor fuera de borda.

Claudia tiene en sus manos una gran responsabilidad. Su voz, en una reciente entrevista radiofónica, marca un alto grado de indignación. Debe saber traducir esta impotencia ante la desesperación de sus compatriotas en acciones concretas. Es una realidad, la de los pescadores manzanillenses, que muchos colimenses nos hemos negado a admitir y reconocer, de manera sistemática. Pero ellos ahí están, arrinconados cada vez más en sus casas, sobreviviendo a duras penas y percatándose con mayor amargura día a día de que los peces de los vasos III y IV de la laguna se están muriendo por el agua caliente que despide la termoeléctrica porteña. El de Claudia Yáñez Centeno debe ser un compromiso que sin duda terminará por darle cuerpo como diputada, pues su perfil es el de una representante popular de extracción completamente civil, y ese es su plus, su capital político. Se trata de una primera prueba que no dudo podrá sortear. Los pescadores confían en ella.

 

RADIOPOESÍA

 

Cuando estudiaba periodismo, recuerdo que un maestro insistía en establecer las diferencias entre la transmisión por escrito de la información y aquella que se da de manera simultánea. Con el tiempo, nos dimos cuenta que el escrito es un periodismo más reflexivo. Pero, ¿qué pasa con el radiofónico? Su formato, su ligereza, la facilidad para realizar una transmisión en vivo, y sobre todo la capacidad de penetración que tiene, convirtieron desde hace décadas a la radio en una de las grandes vertientes de la información y el entretenimiento.

Horizonte 107.9 FM es la estación donde se transmite cada domingo el programa Picadillo Jam, que conduce el maestro Andrés Rosales, que aunque no es informativo, sí aporta una visión personal de una parte del mundo, el del jazz latinoamericano hacia sus radioescuchas. Pero además de ser un segmento destacado en el trabajo que realiza, desde hace 8 meses incluye lecturas de poemas de autores de muchas generaciones y países. Por ahí han desfilado textos de Karen Salazar, Lasse Södeberg, Jorge Boccanera, Juan Manuel Roca y Marco Antonio Campos. De Colima, Rosales ha leído versos de Víctor Cárdenas y de un servidor.

La apuesta es interesante, porque en menos de un minuto el poema llega a millones de personas. Un acto instantáneo que el maestro Marco Antonio Campos sintetiza así, durante la charla telefónica que sostuvimos y en la que hablamos de política colimense, de la UdeC, del PRI, del Fondo de Cultura Económica, de los porros: “No hay medio pequeño, hay que respetar a todos. Rolando Cordera decía que él prefería la radio, porque era como estarle hablando a la gente al oído, muy cerca. La poesía (en radio) no te distrae como la televisión, porque está hablando musicalmente. Cuando es bien leída es una delicia. Prefiero la radio a la televisión, para la poesía. Si todas las estaciones de radio le dedicaran 3 minutos a la poesía, harían un bien a la sensibilidad de un pueblo. Claro, a la buena poesía”.