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En solfa



HÉCTOR SÁNCHEZ DE LA MADRID

¿Preocupante o alarmante?


Miércoles 10 de Octubre de 2018 8:04 am


A un mes y 10 días de haberse instalado la 64ª Legislatura federal, el partido Movimiento Regeneración Nacional, con 255 legisladores en la Cámara de Diputados tiene la mayoría absoluta (el 50 por ciento más uno) y le faltan 79 diputados para alcanzar la mayoría calificada (las dos terceras partes), mientras que en la Cámara de Senadores, con seis tribunos más obtendría la mayoría absoluta y con 26 la mayoría calificada.

El triunfo de Morena se debió al ambiente de linchamiento contra el presidente Enrique Peña Nieto y el Partido Revolucionario Institucional en el reciente proceso electoral, que propició la derrota estrepitosa del abanderamiento tricolor, como por la ambición desmedida de Ricardo Anaya Cortés, que llevó al despeñadero a los partidos Acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano.

Desde luego que hay otros factores que incidieron en la victoria presidencial de Andrés Manuel López Obrador, que originó el tsunami que le pegó de lleno a las embarcaciones de los demás institutos partidarios, no solamente en la línea de flotación, el principal fue el hartazgo de la ciudadanía ante el sistema que durante 89 años había dominado la vida política, social y económica de México.

A 71 años de estar en el poder, el PRI claudicó y entregó la estafeta al PAN, quien después de 12 años y dos presidentes de la República emanados de sus filas, regresó el mando a los priistas para que luego de 6 años de corrupción y errores al por mayor, su salvador se convirtiera en sepulturero al enterrar a su partido que a 3 meses y 10 días de su caída no se ha dado cuenta de lo que le pasó.

Como sea o hubiere sido, el punto es que los partidos viejos y conocidos sucumbieron ante un agrupamiento nuevo e inédito con políticos diversos y distintos entre sí, que gobernarán a la Nación durante 3 años con mayoría en las dos Cámaras y quizás los otros 3 si renuevan la asamblea de diputados en las elecciones intermedias, lo cual nadie puede anticipar si va a suceder o no.

Es un hecho que el presidente López Obrador entrará en funciones con igual fuerza política y partidista que sus antecesores de filiación priista durante su hegemonía, que duró hasta 1997, cuando el mandatario Ernesto Zedillo perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, aunque considero que en esta ocasión Andrés Manuel va a asumir el poder presidencial con mayor vigor y espectacularidad.

Recordemos que el inminente titular del Poder Ejecutivo federal tiene experiencia administrativa y política, demostrada a su paso como jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, de 2000 a 2006, lo cual no es poca cosa, pues gobernar a una de las ciudades capitales más populosa y complicada del mundo no es nada fácil, además de que lo hizo bien en general, por lo que en esa parte debemos de estar tranquilos.

El problema, o más bien, los problemas, para el próximo Presidente de la República y el país mismo, pueden sobrevenir de las huestes extremistas que lo apoyaron para que ascendiera a la Primera Magistratura de la Nación, al carecer de las nociones elementales de las funciones gubernamentales y legislativas, por haber sido siempre opositores a las instituciones, de ahí a que no saben ni quieren ser gobierno.

La mayoría de electores votaron por un cambio de sistema, el cual era urgente que se modificara por haberse agotado desde hace varias décadas, sin embargo, la duda es si los funcionarios que vienen a relevar al gobierno, al igual que los legisladores de ambas Cámaras, tienen la capacidad, los conocimientos y la madurez para cortar de raíz lo que no sirve o está podrido para ajustarlo a la realidad global.

Infinidad de servidores públicos que ya han sido anunciados, al igual que alcaldes y alcaldesas que entrarán en funciones, así como senadores y diputados federales y locales, no están ni remotamente a la altura de los retos que presentan el país y los estados, lo cual más que preocupante, es alarmante, por lo que en innumerables casos nacionales y locales no se auguran tiempos mejores para todas y todos.

Dice el refrán popular que más tiene el rico cuando empobrece, que el pobre cuando enriquece, así que ya veremos si se cumple en esta ocasión la paradoja en la que los partidos históricos y tradicionales, hoy grandes perdedores, pudieran resurgir a mediano y largo plazo, mientras que los abanderamientos ganadores, Morena, principalmente, en ese mismo lapso podría precipitarse al vacío.