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Escenario político



GABRIEL GONZÁLEZ CASTELLANOS

Más allá del Foro


Miércoles 10 de Octubre de 2018 8:01 am


HOY se desarrollará en el Polideportivo de la Universidad de Colima, el Foro de Consulta Estatal Participativa rumbo al Acuerdo Nacional para una Educación para el Bienestar, promovido por el próximo titular de la SEP, Esteban Moctezuma Barragán. Considerando las condiciones en que se desenvuelve el magisterio colimense, las aportaciones deberán ser nutridas en torno a los diferentes aspectos que se contienen en la reforma educativa impuesta en el sexenio que fenece. El régimen de EPN, con sus funcionarios en SEP y sus apologistas, le llamaron “reforma educativa” a las modificaciones que le hicieron a los artículos 3° y 73 constitucionales en 2013, complementados en 2016. En realidad, lo que constituyó ese movimiento fue la adecuación de la reforma laboral de corte patronal a las condiciones específicas del magisterio mexicano y el ajuste de cuentas interburguesas con una expresión del charrismo sindical.

El “albazo” de los legisladores domésticos para aprobar la creación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y la Ley General del Servicio Profesional Docente, fue la continuación de las perversas afrentas hacia la educación pública contra el magisterio nacional, dejándolo en la indefensión laboral. Las funciones de ambas instituciones nada tienen que ver con la axiología, ontología, teleología y gnoseología, que fundamentan cualquier reforma educativa. El INEE, incluso debiera autoevaluarse, para precisar su idoneidad, respecto a su capacidad para diseñar exámenes pedagógicos que se aplican a los maestros.

Argumentar que todas las modificaciones tuvieron la finalidad de regresarle al gobierno la rectoría de la educación se escucha grotesco, pues es al mismo tiempo reconocer por cuenta propia, la incapacidad de control y dirección de un rubro tan importante como lo es la actividad educativa y los fenómenos sociales que la envuelven.

En 2017 circuló el documento “Modelo educativo para la educación obligatoria”, al que se agregó el de “Los fines de la educación”, en que se da cuenta de la propuesta de cambios en los contenidos programáticos y la teleología educativa, como además su teoría del conocimiento.

¿Hay algo nuevo respecto a los paulatinos cambios anteriores que se sustentan en el modelo educativo neoliberal impulsado desde tiempos del salinato? Desde entonces, la tecnocracia ha buscado los mecanismos necesarios para insertar nuestro sistema educativo y sus resultados en los requerimientos económicos de los países de la OCDE, regidos por criterios de rentabilidad reflejados en competitividad, eficacia, en trabajo calificado, como lo exige el rampante imperialismo. Con ello, la escuela ha sufrido la conversión de ser una institución social de carácter formativo del sujeto educativo, a ser una pequeña empresa sujeta a criterios gerenciales, y sabemos qué empresas son exitosas, como lo demuestra la realidad social en el marco de la libre competencia, de la libre empresa y de la anarquía de la producción.

La escuela ya no es una institución social que responda a los intereses de la sociedad en su conjunto para definir el futuro de la Nación, ahora es una empresa que debe formar autómatas en calidad de asalariados, para que se beneficie la casta empresarial. Se trata también de aplicarles a los maestros los criterios gerenciales propios de la empresa privada, de imponerle a la escuela criterios de rentabilidad.

La continuidad de la llamada reforma educativa no resuelve los problemas de la educación, pues se olvida solucionar los problemas de injusta distribución de la riqueza que se reflejan en salario, empleo, alimentación, vivienda, salud y en condiciones generales de vida, que impactan en la desintegración de la familia. Y parece olvidarse, también, que la inmensa mayoría de los mexicanos están alejados de los mínimos satisfactores para llevar una vida decorosa.