Estado de México: la tierra del feminicidio
LUCÍA LAGUNES HUERTA
Miércoles 10 de Octubre de 2018 7:54 am
TRAS el caso de Juan Carlos “N”, quien
asesinó a por lo menos 20 mujeres en el Estado de México, más que nunca cobra
sentido la frase reiterada por personas relatoras de Derechos Humanos: “La
impunidad es la puerta abierta a la repetición”. Juan Carlos pudo arrebatarles
la vida, porque no hay autoridad que esté investigando los crímenes, por lo
tanto, no hay sanción contra feminicidas y la repetición es una garantía. Más allá de su estado emocional y mental,
Juan Carlos es la muestra de la brutal impunidad en el Estado de México, la que
ha permitido que siga libre Isidro López, uno de los feminicidas de Nadia
Muciño (2004). La tierra del feminicidio es gobernada por
Alfredo del Mazo Maza, el tercero de su familia que ha gobernado esa entidad y
quien en campaña prometió “cambiar lo que haga falta y mejorar lo bueno que ya
tenemos”. Como no dijo qué sí cambiaría, empecemos por
darle algunas pistas: la impunidad, la injusticia por justicia, mirar a las
ciudadanas y sus Derechos Humanos, desde su obligación de protegerlas y no sólo
como votos a ganar, son de las cosas que hacen falta cambiar para garantizar la
no repetición. Juan Carlos “N” vivía en Ecatepec, uno de los
11 municipios que contempla la Alerta de Violencia de Género que por 5 años las
organizaciones y las víctimas demandaron declarar en todo el Estado de México,
pero que fue obstaculizada con todo el poder político del entonces gobernador,
Enrique Peña Nieto. Tres años después de la “puesta en marcha” la
Alerta de Género y ante la exigencia de las organizaciones y víctimas de una
segunda declaratoria, se conoce del multifeminicida. Juan Carlos “N” pudo asesinar en más de una
ocasión a las mujeres, porque la inacción de las autoridades de la tierra del
feminicidio ha dejado el camino fértil para todos los Juan Carlos, Isidros, o
el nombre que sea, porque no han revertido las condiciones que generan y permiten
que existan los crímenes contra las mujeres. Porque pese a las cifras, las historias de
horror de las madres que buscan desesperadamente a sus hijas, por las decenas
de niñas y niños huérfanos del feminicidio y las evidencias de la gravedad, las
autoridades del Estado de México han optado por la simulación, como en la
mayoría de las entidades federativas que tienen Alerta de Género. Todos los funcionarios que buscan eludir su
responsabilidad y esquivar la Alerta de Género, aseguran que “no hay tantos
crímenes, que las organizaciones exageran, que son hechos aislados”, que ellas
se suicidaron, y una larga y vergonzosa lista de etcétera. Las autoridades del Edomex se equivocan una y
otra vez, los Juan Carlos no son un hecho aislado, son el producto de una
estructura social, política, cultural y económica que ha normalizado la
violencia contra las mujeres, que la justifica y fomenta la acción violenta de
los hombres, como parte de su identidad masculina. Los hombres que asesinan a las mujeres
producto de su odio y desprecio, lo hacen porque saben que difícilmente la
justicia hará su trabajo, porque si llegan al sistema penal, podrán alegar
celos, frustración, alguna enfermedad mental o dirán que estaban fuera de sí o
cualquier otra cosa que les será tomada en cuenta para justificar su crimen. El Estado de México ha perdido 8 años para
detener el feminicidio y quienes han pagado las consecuencias son las mujeres.
Cifras del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio del 2015 a 2016
contabilizaron 626 asesinatos de mujeres en el Edomex; en 296 se iniciaron
investigaciones por feminicidio y de éstas 10 por ciento tiene una sentencia. De acuerdo con la organización IDHEAS, las
desapariciones de mujeres en el Estado de México han aumentado en 227 por
ciento en los últimos 3 años, de los cuales uno le corresponde al actual
gobernador, Alfredo del Mazo Maza. Desapariciones especialmente en los
municipios de Toluca, Ecatepec, Nezahualcóyotl, Chimalhuacán y Cuautitlán
Izcalli. Tres años en los que probablemente Juan Carlos asesinaba sin ser
“descubierto”. ¿Dónde estaban las autoridades? ¿En qué hoyo
metieron sus cabezas gobernadores y presidentes municipales? ¿Cómo es que la
Federación no interviene para salvarles la vida a las mujeres? Además de “cambiar lo necesario”, Alfredo del
Mazo Maza prometió pena de cárcel e inhabilitación de por vida a funcionarios
corruptos; programas de seguridad en el transporte público; crear una fuerza
policial especialista en Derechos Humanos y género; luminarias y cámaras. ¿A cuántos funcionarios meterá a la cárcel
por no hacer su trabajo, cuando se les paga por ello y su inacción permite que
los feminicidas anden sueltos? ¿Dónde está la fuerza policial que entenderá que
toda petición de auxilio de las mujeres debe ser atendida, que todo acto de
violencia contra mujeres y niñas debe ser sancionado? En la tierra del feminicidio es necesario que
el Gobernador tome acciones de emergencia para resguardar la vida e integridad
de mujeres y niñas que viven o transitan por la entidad a la que prometió
servir y no servirse de ella. Si Alfredo del Mazo mira para otro lado, aun
teniendo la evidencia, veremos crecer la cifra de desapariciones y feminicidio,
y con ello la responsabilidad del Gobernador, por no haber hecho nada para
evitarlo.
*Periodista y feminista, Directora General de
CIMAC/ Cimacnoticias