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Malas compañías



MARIO ALBERTO SOLÍS ESPINOSA

La búsqueda de los desaparecidos


Miércoles 10 de Octubre de 2018 8:03 am


EN un hecho inédito para el estado de Colima, un grupo de familiares de personas desaparecidas iniciará la búsqueda de sus seres queridos, buscando un aliciente y una esperanza que las autoridades no han podido brindarles desde que iniciaron su trágico peregrinar. Organizados por el puro deseo de encontrar cualquier indicio que los lleve a localizar a sus familiares, el grupo ha pactado el próximo domingo como fecha de inicio de las tareas de búsqueda. Recorrerán la entidad sin más norte que la obligación de no quedarse de brazos cruzados.

Alrededor de 13 familias decidieron salir del anonimato y vencer su muy justificado miedo. Es una acción loable, valiente e histórica en una entidad donde es muy común aceptar la adversidad como un destino manifiesto, como si no hubiera más opciones.

La búsqueda de personas desaparecidas, emprendida por grupos organizados de la sociedad civil, ya ha dado resultados en otros estados de la República, donde los ciudadanos encontraron lo que las autoridades no pudieron o no quisieron encontrar.

No necesariamente en Colima ocurriría lo mismo, pero tal como afirma Eva Verduzco, una de las promotoras de este esfuerzo de búsqueda, los voluntarios cumplen con una obligación con sus seres queridos que hoy no están, además que esperan hallar algo de paz para sí mismos.

De acuerdo a las últimas cifras que publicó el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas (RNPED), en abril pasado, en Colima hay unas 600 personas desaparecidas. De esa cifra total, 412 son hombres y otras 187 son mujeres.

Los municipios con la mayor cantidad de desaparecidos son Manzanillo, con 216 casos (el 36 por ciento del total); en tanto que en Tecomán hay 107 casos (18 por ciento). Aunque esos datos ya no se actualizaron desde el primer cuatrimestre del año.

A partir de esa fecha, no se conoce un registro oficial, pues la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas, creada por el Estado mexicano para atender esta tragedia, ni siquiera ha comenzado a operar con normalidad, desde su creación hace ya varios meses.

Tal displicencia es, al mismo tiempo, la muestra del poco interés de las autoridades en resolver los casos de las desapariciones, no obstante que generan miles de víctimas cada año. En Colima no es diferente, la inopia gubernamental lacera y revictimiza a quienes ya no están y a sus familiares.

Por eso, resulta tan importante que desde el dolor y la angustia emerjan proyectos organizados, como el que este domingo recorrerá brechas y cerros colimenses, buscando a quienes de otra forma, seguramente permanecerían en el olvido, como una cifra más de la tragedia que vive el país.

Se trata de un esfuerzo valiente que las autoridades deberían respaldar. Es un acto de humanidad y una obligación. Ojala que Eva Verduzco y el grupo que la acompañará, logren los objetivos que se han planteado, pues no hay delito peor y más doloroso que la desaparición de una persona.

Además que este noble esfuerzo sirva como un aliciente para la amodorrada sociedad colimense, indiferente y estática ante la desgracia que enluta a varias familias, por acción de la delincuencia organizada y potenciada por la indiferencia gubernamental.

 

BREVE HISTORIA PARA CAMILA

 

El otro día, como parte de la rutina de trabajo, le comenté a la princesa que acudiría a un evento donde se presentaría el Gobernador del estado. Pronta, la infantina me pidió, como si yo tuviera esa facilidad y acercamiento, que le recordara al Mandatario estatal la promesa que hizo a los niños que participaron en una de las etapas finales de la Olimpiada Infantil del Conocimiento, alrededor de 40, me especificó la moconeta. Con ese espíritu contestatario que orgullosamente le he forjado, la princesa afirmó que, hasta ahora, no ha visto cumplido el compromiso de la autoridad, a pesar de que los niños sí cumplieron con el esfuerzo en el mencionado concurso. A todo esto, sólo le respondí que de alguna manera le haríamos saber su inconformidad a quien corresponda.