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Justicia ciega



MANUEL AHUMADA DE LA MADRID

Opciones energéticas para moverse


Jueves 11 de Octubre de 2018 7:32 am


EL dilema fue planteado a pincelazos por los candidatos a la Presidencia de la República en los debates públicos y en sus diversas intervenciones, en aras de conseguir un voto que, como ya se vio, fue canalizado hacia Andrés Manuel López Obrador, con una alta dosis de descontento hacia la clase política de las últimas décadas y su proyecto neoliberal fallido. Ricardo Anaya, el candidato presidencial panista, hizo énfasis en apostar por las nuevas tecnologías que permiten desarrollar máquinas a base de energía renovable distinta a la que proviene del petróleo. El problema de esas nuevas tecnologías es que resultan muy caras, por el momento, y porque se encuentran todavía en la fase siguiente a la experimental.

En el otro extremo, López Obrador le apostaba o le apuesta aún a la construcción de nuevas refinerías, para abaratar la gasolina que sujeta a los precios del mercado internacional y a muy altos impuestos, representan un buen porcentaje del descontento social que llevó al triunfo a López Obrador y una muy alta carga a los bolsillos de la clase media y baja.

El reciente anuncio que hiciera el todavía director de Petróleos Mexicanos, Carlos Treviño, en compañía del secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell, del descubrimiento de siete nuevos yacimientos de petróleo en Campeche y Tabasco, que elevarían en 180 millones de barriles más las reservas del crudo mexicano, no viene sino a generarle un nuevo impulso a la idea de López Obrador de seguir con el dedo en el renglón en torno a la construcción, millonaria, por cierto, de las refinerías, algo que se ha dicho, se debió haber hecho desde la época de Calderón, en que el precio del barril era bastante redituable. La pregunta que deberíamos plantearnos es si hay petróleo para rato y si es viable financieramente para el país tratar de elaborar nuestra propia gasolina que, por ende, debería ser más económica y alivianar un poco nuestro bolsillo, cuando las tendencias mundiales se enfocan al desarrollo de tecnologías renovables menos contaminantes, como la eólica, eléctrica, solar, e inclusive el gas.

En ese sentido, habrá que esperar y ver si con el próximo Mandatario federal se tiene considerada una partida sustancial del presupuesto al desarrollo e impulso de esas alternativas energéticas, a la par de la construcción de las refinerías, o si el dinero público no alcanzará para ambas cosas, en cuyo caso tal vez podríamos perder la oportunidad de buscar estar a la par de las tendencias mundiales. Por lo pronto, aun cuando se trate de energía altamente contaminante, tal vez sea un consuelo saber que se han descubierto más yacimientos petrolíferos, y no lo contrario.

En el sector automotriz es más que evidente esa tendencia al desarrollo y comercialización de automóviles eléctricos e híbridos con motores que funcionan a base de combustible fósil y energía eléctrica, de manera alterna, logrando una emisión menor de monóxido de carbono y de ahorro de gasolina. Sin embargo, por el momento, los precios de esos vehículos quedan fuera del alcance de muchos mexicanos o compiten con otros mucho mayor equipados o con mejores características de manejo y confort.

Por lo pronto, hay una demanda social, utilizada políticamente por tirios y troyanos, para reducir los gasolinazos, es decir, el alza gradual de la gasolina, algo que ya expertos en el futuro Gabinete de López Obrador han mencionado que será difícil eliminarlos en el corto plazo. Pero también, la eliminación de subsidios a las tarifas de electricidad doméstica y comercial en época de mayor consumo, en primavera y verano en el presente sexenio, ha provocado un alza sustancial en el cobro de un elemento indispensable en la vida moderna, como lo es la electricidad, y un enorme inconformidad ciudadana, cuando que otra forma de generar energía eléctrica, a través de paneles solares, sigue siendo igualmente prohibitiva para ciertos sectores de la población, aunque se espera que con su incremento de demanda se abaraten los costos de una energía proveniente del sol, hasta hoy, renovable e infinita.

Por lo pronto, seguiremos esperando que esos costos indispensables, algún día dejen de tener el impacto que hoy tienen en nuestros ingresos.