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Despacho político



ARMANDO MARTÍNEZ DE LA ROSA

La búsqueda


Miércoles 17 de Octubre de 2018 7:52 am


ANTE la omisión de la Fiscalía General del Estado, y antes de la Procuraduría General de Justicia, familiares de personas desaparecidas forzadamente han emprendido por su cuenta la búsqueda de sus parientes extraviados.

El domingo reciente, un grupo de personas buscaron fosas clandestinas en Coquimatlán. Es probable que información recabada por familiares y amigos, les llevase a la probabilidad de que en determinados sitios o zonas hubiese indicios de sus familiares desaparecidos. Como otros grupos en muchos estados del país, han emprendido la búsqueda de sus parientes porque no han encontrado respuesta positiva en la Fiscalía General ni en el Ministerio Público que de ella depende.

Hace unas semanas, al momento de ingresar a las oficinas de la Fiscalía para un trámite administrativo, mientras esperaba turno para pasar por el arco detector de metales, cedí el paso a una señora que con rostro angustiado preguntaba qué debía hacer para entrar. Ingresé después que ella y cuando me dirigí a donde preguntan el motivo del trámite y asignan turnos, escuché que la señora iba a reportar a una hija desaparecida. Dijo que nunca antes había estado en el Ministerio Público ni había visitado el edificio de la procuración de justicia. La tortura de la angustia se le marcaba en la cara. Pasaba por uno de los peores tormentos: la desaparición de un hijo, una hija, un padre, una madre u otro familiar; desconocer dónde y cómo se encuentra, qué le sucedió, por qué no aparece y si lo encontrarán o no.

Esa angustia que corroe, la viven quienes tienen familiares desaparecidos en Colima. Un grupo de ellos decidió no esperar más y ahora busca por su cuenta. Ha abierto una página en Facebook para informar de los desparecidos de tiempo atrás y de los recientes, para ampliar las probabilidades de encontrarlos. Se llama Desaparecidos en Colima. Muestra fotografías de personas desaparecidas y aporta datos con la esperanza de que alguien dé informes para localizarlos. Es un esfuerzo que merece respeto y ayuda cuanta se pueda.

Con cierta frecuencia, las fuerzas del orden reportan la captura de presuntos delincuentes que pudieran aportar información sobre la desaparición de personas, sea porque estos supuestos bandidos participaron en la desaparición o por sus relaciones con el hampa, saben de oídas el destino dado a quienes fueron privados de la libertad, secuestrados o levantados, término este último del lenguaje delictivo. Las autoridades deben interrogarlos en esa materia. Debiera ser parte del protocolo. Lo mismo con otros hampones ya detenidos y en prisión. Su información es relevante.

El fenómeno de personas desaparecidas forzadamente viene de muchos años atrás, más de una década. Sin embargo, se ha agudizado desde 2010 a la fecha. La confrontación de cárteles de las drogas convirtió al estado en territorio de violencia. Si en primera instancia el crimen se limitaba a afectar a los adversarios, pronto la descomposición propia de estos asuntos derivó en daños a terceros inocentes, ajenos a las disputas sangrientas.

Téngase en cuenta que muchos desaparecidos son ajenos al crimen organizado; son víctimas inocentes. Y otros, que son parte orgánica de los cárteles, tampoco deben ser esfumados.

Hay muchos casos; pocos se han resuelto. Es probable que quienes no aparecen después de mucho tiempo, fuesen asesinados. En Facebook, los familiares piden a los criminales que no los entierren ni abandonen los restos donde no puedan encontrarlos. La incertidumbre torna a los familiares en víctimas que sufren y no pueden entrar al periodo de duelo mientras no den sepultura a su pariente.

Un ambiente de desapariciones forzadas sin solución, también daña a la población general. Se combinan las sensaciones de miedo e indignación que puede derivar en más violencia, eventualmente.

El caso debe atenderse ya. La Fiscalía General del Estado y la PGR deben cumplir el deber de buscar y encontrar. Debieran avergonzarse de que los familiares de las víctimas hagan la labor que a las instituciones les corresponde.

 

MAR DE FONDO

 

** “Vengo de no saber de dónde vengo/ para decir amor, sencillamente./ Para pensar amor, sobre la frente/ sostengo qué sé yo lo que sostengo./ Para no detener lo que detengo/ siembro en surcos y versos mi simiente./ Para poder subir, contra corriente,/ tengo sujeto aquí, no sé qué tengo./ Venir es un recuerdo, si se llega./ Pensar es una huida, si se toca./ Sembrar es una historia, si se siega./ Sólo acierta en amor quien se equivoca / y entrega mucho más de lo que entrega./ Después, toda esperanza será poca”. (Rafael Guillén, español, 1933-. Pronuncio amor.)