Debate electoral
ISELA GUADALUPE URIBE ALVARADO
A 65 años del voto de las mujeres
Jueves 18 de Octubre de 2018 8:03 am
UNA de las luchas más importantes que las
mujeres han emprendido en aras del reconocimiento a un derecho para formar
parte de la vida democrática y de las decisiones de nuestro país, fue el
reconocimiento del derecho al voto. Sin duda, dicho acontecimiento representó
un avance crucial, mas no suficiente, para que las mujeres continuaran en la
búsqueda del reconocimiento a plenitud de todos los derechos en igualdad. Una vez conquistado el derecho a votar,
tuvieron que pasar varias décadas para que el impulso a la participación
política de las mujeres fuera mucho más efectivo. Vinieron las cuotas, medidas
afirmativas que se trasladaron en reformas electorales que obligaron a que los
partidos políticos postularan “al menos” cierto porcentaje de candidaturas
(70/30, 60/40) de los dos géneros. El punto es que siempre el menor porcentaje
de designación era para las mujeres. Y llegó la paridad. Desde la reforma electoral de 2014, era
obligado postular igual número de mujeres en todos los puestos de
representación popular. La realidad es que desde hace 4 años se ha tenido la
enorme resistencia y se le ha dado la vuelta a cumplirlo. Era indispensable que
quedara en las letras más pequeñas y en todo documento normativo qué cosa era
la paridad. Parece que no quedaba claro, aun a pesar de que la Constitución ya
lo establecía. Y entonces fue necesario emitir acuerdos,
sentencias, reformas de ley, jurisprudencias donde se especificara que las
mujeres deberían estar en igualdad numérica para competir en cada uno de los
puestos de elección popular. Vinieron entonces las reformas, para especificar,
por ejemplo, la paridad vertical y horizontal. Ahora en 2018 tuvo que ser necesario
implementarse –todavía más– acciones afirmativas, tanto federales y locales,
como que las mujeres encabezaran listas en la representación proporcional –por
citar un ejemplo–, y para que las mujeres puedan llegar –eso no necesariamente
significa que a pesar de conquistar el poder se tenga de manera real y
efectiva–. Bueno, aquí perfectamente caben cientos casos de violencia política
que han padecido y sufrido mujeres que aspiran a un derecho mínimo de cualquier
Estado democrático. Si observamos de manera muy general, la
conquista por la igualdad política de las mujeres desde el derecho al voto ha
sido de subida, compleja, llena de enormes resistencias y obstáculos no sólo
culturales, ello nos tiene que llevar a reflexionar verdaderamente el sentido y
la importancia de que hoy por hoy las mujeres aspiren a conquistar la política
y lo que deseen, sin obstáculo alguno. No dudo que por ahí algún varón quizá
pueda contar alguna complejidad para acceder a algún cargo, que puede ser muy
posible, pero que jamás será comparable con la batalla que miles de mujeres
tienen que enfrentar no sólo para llegar, sino para mantenerse. Ah, porque ahora sí nos damos a la tarea de
revisar a fondo perfiles, currículum, experiencia, conocimiento y más, para ver
si verdaderamente las mujeres tenemos el “merecimiento” para ocupar no sólo
cargos políticos sino laborales en general, cuando por años y siglos jamás se
revisó algún tipo de requisito de los antes mencionados. Ojo, con ello no estoy
diciendo que no se tengan que cumplir con perfiles de acuerdo con los cargos. Además, se continúa cuestionando y
estigmatizando a algunas mujeres que deciden emprender una vida pública, de
“abandonar” su vida privada, y creo que uno de los objetivos de la igualdad es
no sólo que tengamos paridad en espacios de decisiones y en todo el mundo, que
las mujeres estén donde decidan estar, ocupando espacios no sólo que merecen,
sino a los que se tienen derecho, pero también será indispensable que los
hombres volteen a ver su ámbito privado, el cual han abandonado por años. Para
poder transitar a mejores condiciones de igualdad, necesitamos mujeres
ejerciendo sus derechos en lo público y hombres responsabilizándose de lo
privado.
iselauribe@gmail.com