Diálogos psicológicos
CLAUDIA LETICIA YÁÑEZ VELASCO
Despenalizar lo femenino
Domingo 21 de Octubre de 2018 8:45 am
¿SABÍA usted que despenalizar
significa dejar de tipificar como delito una conducta castigada por la
legislación penal, usualmente con penas de cárcel? Mientras leía ese
significado pensaba en la “penalización” del ser mujer, específicamente del ser
femenino. En el caso del aborto, despenalizar significa que las mujeres que lo
deciden y el personal de Salud que los realiza no deban enfrentar un proceso
judicial. ¿Qué significa despenalizar lo femenino? De la psicoterapeuta Mireia Darder,
aprendí que existe una fuerza más allá del arquetipo femenino asociado a la
dulzura y el cuidado propio del ser madre. Se trata de una fuerza que existe en
el interior, la misma que nos permite a todos mantenernos vivos a pesar de
nuestra insistencia en frenar este impulso y reprimirlo. No percibimos que con
ese empeño relegamos, al mismo tiempo que la agresividad, la fuerza de abrazar
la vida. En la mitología hindú, la diosa Kali (la mujer negra) encarna ese
aspecto de lo femenino. Representada por cuatro brazos; en una mano sostiene
una cabeza cortada y en otra empuña la espada del discernimiento. Se dice que
la cabeza que sostiene es el ego al que renuncia y renuncian quienes la adoran.
Las otras dos manos simbolizan la falta de miedo y la fuerza espiritual.
Ingredientes que conforman el aspecto femenino pleno y sin fisuras. Recientemente, mi hija de 10 años me
cuenta que se rehusó en el recreo en acompañar a un par de compañeras a ver el
futbol, a lo que una de ellas, molesta, le espetó: “¡Eres demasiado niña!”. Lo
que me llevó, lo confieso, a una conversación en mi intención clara de que no
asumiera que ser “demasiado niña” está penado. Las mujeres nos sentiremos más
libres en una sociedad donde se nos permita la pluralidad de roles. Evitar que
existan personas que se vean excluidas y diferentes por lo que les gusta, y que
opten por vivirlo en la clandestinidad. Nuestro ser femenino es un poder
personal que está en nosotras aunque lo penalicen. Aunque lo vivamos en la
clandestinidad. Cargamos con dolores ancestrales por golpes y violaciones, y
nuestras hijas lo padecen. Si repetimos, por miedo e inconsciencia, los modelos
de las mujeres de la familia, ignoraremos el papel festivo y regenerador que
podemos vivir. Tenemos esa fuerza suficiente para defendernos, aunque nos
cueste aceptarlo. He levantado la espada del discernimiento cada vez que
escribo un artículo. Planteándome cuánto puedo decir de mí, sabiendo que corro
el riesgo de ser penalizada por lo que expreso. Mantener aquellos roles en vigencia, a
menudo implica relegar las propias necesidades y satisfacer las de otros/as.
Tal vez, las circunstancias obligan a crecer demasiado rápido, asumir
responsabilidades de adultas y de madres. La estadística lo muestra: “77
embarazos por cada mil son de niñas y adolescentes, lo que ubica a México en el
primer lugar de incidencia entre los países de la OCDE”, de acuerdo con la
Encuesta Nacional de Niños, Niñas y Mujeres en México, alrededor de 10 mil en
la edad de 10 a 14 años en el 2017. También se asume dicho rol ante un padre
ausente o ante un divorcio. Cuando se cuenta con un progenitor furioso,
frustrado o infeliz. Con inmadurez terminan los hijos protegiendo a los padres.
Aprenden a edad temprana cuidar a otros/as, menos a ellas mismas. Su necesidad
de amor y seguridad queda insatisfecha. Mientras fingen ser más poderosas y
menos temerosas. Con el síndrome de la “súper mujer” que ha implicado la
masculinización, generando un desequilibrio interno que nos ha herido.
Aprendiendo a negar el propio anhelo y el cansancio es la tónica de vida. Tanto
tiempo fingiendo ser adultas. ¿La despenalización de lo femenino se
permitirá con cuáles causales? Por ejemplo, cuando pone en riesgo la salud o la
vida de la mujer. Pues las mujeres son asesinadas, enferman en el abandono y
tantas que medio viven con la esperanza de que el miedo desaparecerá y la
recompensa será el amor. Nuestra identidad femenina no puede seguir
condicionada por tener una pareja o un hijo/a. Lo que vivimos en esencia en
nuestro ser femenino cada mujer lo decide, y ese poder nos enraiza a la vida. *Presidenta del Colegio Colimense de
Psicólogos A. C.
colegiopsicol@hotmail.com